15.09.2016 /

Lo que viene al nuevo Brasil

Privatizaciones, flexibilización laboral y recesión. Un análisis de la situación del país.

por Bruno Almansi Perez y Ernesto Mattos




Después del proceso de impeachment del 2 de diciembre de 2015, comenzaron a aplicarse las primeras medidas económicas del provisorio gobierno de Michael Temer que consistirán en un paquete de privatizaciones en empresas de servicio eléctrico, de transporte y de gestión aeroportuaria y portuaria. Pero ¿Quién es Temer? Según los documentos de Wikileaks se evidencia la relación entre Temer y la CIA quién fue enviado desde Sao Paulo (Brasil) con destino al Comando Sur de EE.UU con información acerca de la situación política en Brasil durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. 
 
Así como en argentina la mayoría de los funcionarios asistieron a la gala de la embajada norteamericana, Brasil no está exento de esta situación y operaciones. El acompañamiento de la Cámara de Comercio Norteamericana-Argentina al programa ejecutado por el actual gobierno, evidencia las fuertes relaciones y tensiones que estaban en juego en la región. El programa económico ya comenzó en argentina en 2016 y en Brasil en el mismo sentido, se habilitó a que otras instituciones públicas se abrieran a una mayor participación privada como el Seguro de Caixa Económica Federal o el Instituto de Reaseguro de Brasil. A su vez, en julio se eliminaron las prestaciones de la Bolsa Familia, excluyendo a 10 millones de familias de dicha ayuda. Si bien estos primeros pasos configuran un panorama del rumbo de las políticas económicas del gobierno destituyente, con el golpe ya consumado, los nuevos mandatarios comenzaron una segunda etapa de profundización de las mismas.

En este sentido, Temer lanzó este martes un reformado plan económico que pretende realizar 34 concesiones y privatizaciones de empresas públicas. Los efectos de esta propuesta, bautizada Crecer, serán a medio y largo plazo, ya que las primeras subastas deberán ocurrir a mediados de 2017. Coordinado por el secretario ejecutivo del Programa de Colaboraciones e Inversiones, Wellington Moreira Franco, la propuesta prevé la privatización de cuatro aeropuertos, siete empresas de energía, tres empresas de saneamiento ambiental, además de la concesión de tres ferrocarriles, tres carreteras y dos puertos. Está también previsto vender parte de las loterías de la Caja, de subastar tres campos de explotación de petróleo y de cuatro áreas de minería.

La privatización de los aeropuertos de Salvador, Porto Alegre, Fortaleza y Florianópolis ya había sido anunciada por el Gobierno de Rousseff. Sin embargo, las licitaciones no fueron lanzadas o no hubo interesados. Una de las razones, según técnicos de la actual gestión, fue el tipo de concesión que se proponía. Infraero (la empresa estatal que administra los aeropuertos) sería la responsable al quedarse con un porcentaje entre 15% y 49% de las acciones del aeropuerto privatizado. Con la nueva propuesta, no es obligatorio que la estatal participe del consorcio que administrará el aeropuerto.

En adhesión a los planes de privatización, la reforma laboral del gobierno de Temer muestra el mismo rumbo económico. La misma incluirá la posibilidad de contratar por horas trabajadas o  productividad (servicio específico), lo que permitirá el enlace del trabajador a más de una empresa, de acuerdo con el Ministro de Trabajo, Ronaldo Nogueira. De esta forma, también se podrá habilitar a que el empleador opte por la contratación en base a la consumación del producto final, o bien por la cantidad de horas requeridas para que dicho servicio final esté realizado.

El gobierno también quiere dejar claro que los convenios colectivos podrán acordar la posibilidad de que un trabajador cumpla horarios de trabajo de hasta 12 horas al día, con un límite de 48 horas semanales. Este nuevo límite superará al actual de 44 hs semanales, por lo general distribuidos en 8 horas de lunes a viernes, y cuatro horas el sábado. La norma actual prevé dos horas extras todos los días.

Todo hace pensar que la situación económica brasileña continua sin una clara recuperación, según el Informe Económico Internacional del Laboratorio de Economía Nacional e Internacional – CEFMA: “En el segundo trimestre de 2016 la economía de Brasil cayó -3,8% en relación a igual período del año anterior; el principal responsable de ese deterioro fue el consumo de las familias que se contrajo -3,3% anual, de la mano de un creciente desempleo y la caída del salario real de la población. También disminuyó la inversión privada (-1,7% anual) y el gasto público (-0,4% anual). El único componente de la demanda que aumentó fueron las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) debido a la rotunda caída de las compras externas asociada a la recesión doméstica. Se prevé una contracción del PIB de -3,2% anual para el 2016.

Solo nos surgen interrogantes ¿La privatización será el camino a una mejora del país en términos socio-económicos? ¿La flexibilización laboral lograra contribuir a la disminución de la pobreza?
 
 
   
 

 

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