17.10.2016 / Derechos Humanos

El último nieto recuperado contó su historia

Maximiliano Ruiz aseguró que "no cambiaría por nada conocer la verdad" sobre su identidad, porque significa "una sensación de ampliación de vida que da mucha felicidad". Todos los detalles.




Maximiliano Ruiz, el último nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo, contó su historia y celebró que conocer la verdadera historia sobre su identidad significa "una sensación de ampliación de vida que da mucha felicidad". "Después del primer impacto, empecé a ver que no había más que bien en lo que me estaba pasando", contó sobre su restitución. 

Maximiliano tiene 40 años, conforma una familia con María, con quien tiene dos hijos, Mauricio, de 6, y Carmela, de 5, a quienes ya les contaron la noticia de la restitución de la identidad dada por Abuelas de Plaza de Mayo el 3 de octubre último. "Lo hablamos transmitiéndoles la felicidad que sentimos: les dijimos que teníamos una noticia muy feliz para contarles, que yo no había nacido de la panza de la abuela Mónica, que mi mamá había fallecido y que sus abuelos me habían cuidado pero no me habían contado para que no me pusiera triste", relató en diálogo con radio Télam.
Sobre el proceso de recuperación de su identidad, especificó: "En una semana supe quién era, hablé con mis padres (de crianza), conocí a parte de mi familia biológica y pude entender la felicidad de ellos en un encuentro donde nos recibieron a María y a mí con mucho amor y un cuidado muy especial. Allí conocí a mi hermano, con quien nos dimos un abrazo muy fuerte y con quien tuve una conexión inmediata".

Maximiliano Ruiz, médico de familia egresado de la UBA que ejerce en simultáneo la homeopatía, estaba abocado plenamente a su profesión, a la docencia en la Universidad Maimónides y colaborando en la fundación Logosófica, dedicada al conocimiento del hombre a través de la experimentación.

Ahora que el sobrino de la ex integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, Alba Lanzillotto, recibe e investiga sobre su árbol genealógico, reconoce rasgos comunes con su hermano -"somos idénticos", dice con orgullo- y detecta coincidencias más profundas con sus padres, y sabe que el proceso de recuperación de su historia tendrá más alegrías.

"Me siento identificado con el compromiso de mis padres por el bien de los demás y, a medida que conozco la historia de los dos, y veo cómo fue su vida, me doy cuenta de que yo también, como ellos, trabajo por la suerte de los demás como médico de familia. Equivocados o no, tenían un compromiso con una idea que entendían que estaba bien",  sentenció.