26.11.2016 / ENTREVISTA A DORA BARRANCOS

“En situaciones de crisis económica hay consecuencias violentas para las mujeres en el ámbito doméstico”

Con el colectivo #NiUnaMenos en la calle y ante la presentación del 1º Índice de Violencia Machista, la socióloga y directora del Conicet analiza los efectos de la crisis sobre las trabajadoras, describe a la gestión Cambiemos como “restauración neoliberal” y advierte sobre los riesgos del recorte a la ciencia.

por Luciana Rosende




Lleva puesta una camisa violeta, el color que simboliza el reclamo por la erradicación de las violencias hacia las mujeres, en una semana en la que el grito por “ni una menos” vuelve a copar calles y pantallas. Dora Barrancos recibe a Política Argentina cuando le falta poco más de un día para participar de la presentación del Primer Índice Nacional de Violencia Machista, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Hasta entonces aún no se había hecho público que el 99% de las casi 60 mil mujeres que respondieron la encuesta asegura que vivió al menos una situación de violencia con alguna de sus parejas y el 97% vivió situaciones de acoso en espacios públicos y privados. Pero la cuestión de género domina la conversación y se entrelaza con la crisis económica y el contexto político.

“Es muy sórdido lo que suele ocurrirles a las mujeres en estas situaciones de crisis en el mercado laboral. Es una pérdida de derechos. Y conjeturo que van a sobrevenir y se van a hacer más redundantes las fórmulas violentas. Porque además, ya sabemos, cuando los varones pierden esta valoración que significa el trabajo, una valoración que indexa muchos sentidos, algunos evidentemente muy incorrectos porque son patriarcales –que es el principal proveedor, que la masculinidad está ligada a esa potencia en el trabajo, etc.- ahí hay desajustes graves que ya los vimos en los 90”, advierte Barrancos, socióloga, historiadora y directora del CONICET en representación de las Ciencias Sociales y Humanas.

Autora de libros como “Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos” y “Mujeres: entre la casa y la plaza”, celebra que este año encuentre fortalecido al colectivo que reclama por los derechos de las mujeres y otros géneros, pero advierte que el panorama en materia de derechos vulnerados es “abrumador”. Analiza la figura de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la tradición de las mujeres en política argentina desde Eva Perón, la “ejemplaridad” que se busca con el castigo a Milagro Sala, la impostación de la primera dama Juliana Awada (“es una mujer de empresa, no tiene nada de cándida niña”) y la “construcción interesada mediática” detrás de la idea “ridícula” de una “conyugalidad perfecta del ingeniero Mauricio Macri”.

CRISIS ECONÓMICA Y CUESTIÓN DE GÉNERO

¿Este 2016 es un año que marca un quiebre en la lucha por los derechos de las mujeres? ¿Cómo analiza la mayor presencia de este colectivo en las calles?
Respecto a las luchas, este momento nos encuentra muy bien. Nos encuentra luchadoras. No hay ninguna duda. Este año inclusive llama la atención que tuvimos dos largos ejercicios de poner el cuerpo en la calle. Eso indica algo. Hemos tenido una manifestación inédita: una huelga. Acá en el propio Conicet la huelga se hizo, fue muy remarcable. Creo que desde el punto de vista de las resistencias, está muy interesante. Pero desde el punto de vista de la fragilidad de derechos, está bastante abrumador. Porque ha aumentado el desempleo de las mujeres. El aumento del desempleo en general, si se mide en orden a las participaciones relativas de varones y mujeres, se ve que está golpeando más a las mujeres. Cuando se fragilizan las oportunidades de empleabilidad, cuando se tornan más difíciles las posibilidades de acceder al mercado laboral -en trabajos en blanco, sobre todo- debemos pensar que arrecian crisis personales profundas y crisis familiares.

¿Por qué las situaciones de crisis social afectan más y primero a las mujeres?
Porque son más lábiles. Porque tienen primero mucha menor oportunidad de situarse dentro del mercado laboral. No olvidemos que la cuota de participación de las mujeres hoy es muy interesante, estamos por arriba de 40-43 por ciento, pero habíamos salido de una zona de treinta y tanto por ciento para subir en estos años un peldaño bastante importante. En los 90 empezó a subir porque subió la presión femenina en el mercado laboral, debido a la enorme pérdida de trabajo de los varones. Cuando pasa esto hay un agolpamiento en el mercado laboral de mujeres, en condiciones muy lamentables. Estamos viendo que está aconteciendo lo mismo. A esta película ya la hemos visto: hay que salir a trabajar a como dé. Por otra parte, todas las circunstancias apuntan a este aumento de las posibilidades de fragilidad que se tienen, porque también se fragilizan los lazos de solidaridad social. Es un poco un ‘sálvese quien pueda’. Es muy sórdido lo que suele ocurrirles a las mujeres en estas situaciones de crisis en el mercado laboral. Es una pérdida de derechos. Y conjeturo que van a sobrevenir y se van a hacer más redundantes las fórmulas violentas. Porque además ya sabemos, cuando los varones pierden esta valoración que significa el trabajo, una valoración que indexa muchos sentidos, algunos evidentemente muy incorrectos, porque son patriarcales –que es el principal proveedor, que la masculinidad está ligada a esa potencia en el trabajo, etc.- ahí hay desajustes graves que ya los vimos en los 90.

¿O sea que la crisis social repercute en una mayor violencia en el ámbito privado?
Absolutamente. Hay consecuencias violentas en el ámbito doméstico.

"El aumento del desempleo en general, si se mide en orden a las participaciones relativas de varones y mujeres, se ve que está golpeando más a las mujeres."


¿Incidió en el campo de la organización del colectivo de mujeres y géneros el haber tenido durante las dos últimas gestiones una presidenta mujer?
Sí. No es un acto de arrojo decir que sí porque sí. No es una puesta. Es algo empíricamente verificable. Además Argentina tiene una tradición particular con respecto al liderazgo de las mujeres en política. Viene de larga data y es una sociedad que experimentó a Eva Perón, que es única. No necesitamos decir sólo bondades sobre Evita para decir que es un fenómeno completamente no rutinario dentro de los valores patriarcales de las sociedades políticas. En Argentina la circunstancia Evita mueve mucho la aguja. Hubo una excepcional calidad de politización femenina a propósito de Evita. Evidentemente Evita tenía intuiciones profundas acerca del acompañamiento que iban a tener las mujeres para el peronismo, y no se equivocó. Y luego tuvo una intuición profunda y era el reclamo de ese 33 por ciento de representantes de la rama femenina. Entonces no es solamente un mero reflejo de Perón. Ahí hay unas cuestiones en las que ella opera con una intervención de mucha lucidez, que no es reflejo de la condición subalterna con respecto a su marido. Evita tiene hoy una estatura –se piense bien o mal sobre ella- en la consideración internacional historiográfica que se parangona sólo con algunas pocas mujeres en el mundo. Esa posición de tradición le da a la Argentina un plus. No en todas las latitudes de América Latina hay una tan fuerte condición de posibilidad de feminizar las arenas políticas.

En cuanto a lo que generaba y genera CFK, ¿desde el rechazo se exacerba también esa cuestión de género?
Sí, el insulto es el clásico: los epítetos más demoledores tienen que ver con sexopatías –‘yegua’ por ejemplo- que aluden a la sexualidad femenina. Obviamente tiene un repertorio mucho más vasto que el que se les puede dedicar a los varones en política, que son otro tipo de insultos. Esas asimilaciones brutales con la animalidad, que tiene que ver con una cuestión de desborde de la característica femenina. Pero más allá de esto, creo que primero Cristina tiene una gran adhesión popular, que tiene un conjunto muy importante de seguidoras y seguidores. Y es probable que entre las oposiciones a Cristina las mujeres también sean un contingente importante, alguna vez lo hemos analizado. Una identificación adversa con lo femenino de Cristina. No le perdonan lo femenino de Cristina y tienen a subrayar las exageraciones de lo femenino de Cristina. Pero al mismo tiempo, es paradójico, porque como Cristina encarna una gran voluntad de poder se piensa que es una hembra masculinizada. Hay mucha intolerancia hacia las notas de género de Cristina, que marcan activamente el estereotipo de lo femenino en esos encuadramientos.

¿Y una figura como la de Juliana Awada se contrapone?
No exactamente. Eso es lo que quieren los medios: que se contraponga. Awada es una mujer de empresa, no tiene nada de la cándida niña que está asociada al excelente nivel de discreción que ponderan, a la elegancia. Eso se contrapone seguramente con la Awada de carne y hueso, que ha sido empresaria, que sabe mandar, que toma decisiones sobre trabajadores y trabajadoras. En fin, es una ridícula utopía presentada por los medios. Lo mismo ocurre con la mujer de (Michel) Temer en Brasil: se las quiere poner como las contra-mujeres de estas mujeres tan agresivas y tan masculinas y tan poco interesantes desde el punto de vista de estilos, de adecuaciones al buen gusto. Pero esa es una maniobra típicamente mediática. Igual que la construcción de la conyugalidad modelo de Macri, que es ridícula. Tiene creo que tres matrimonios en su haber, con hijos e hijas. Sin embargo hay una utopía interesada, mediática, para sobreponerlo como la figura que tiene la conyugalidad perfecta: él, ella y la niña. Se excluye incluso a la otra hija de Awada, que en general no aparece. Estas son las cuestiones de la construcción interesada mediática sobre cuestiones en las que ni siquiera creen. Son construcciones a propósito de manifestaciones estrictamente políticas. Pero en nuestro país eso tiene poca eficacia. En algunas otras sociedades puede tenerla. Pero en Argentina nadie se come finalmente demasiado la idea de la utopía de la conyugalidad modelo del ingeniero Macri.



RESTAURACIÓN NEOLIBERAL

Definió al actual modelo como una “restauración neoliberal”, ¿qué elementos de restauración tiene? ¿Incorpora otros nuevos?
Es una restauración neoliberal porque toma los 90 y algunas tentativas de la dictadura cívico-militar que son un copyright. Pero admito que no son sólo copy, también hay algo original. Me refiero a que sí es una restauración neoliberal, de eso no tengo la menor duda. Pero algunos son peores que otros. Hay algunos que responden y son más sinergiales con la política. Y hay grupos que tienen mucha menos metáfora política. Creo que los ocupantes del actual poder, como son directos representantes de empresas, CEOs, les falta bastante de la metáfora de la política, les falta la mediación de la política. Y esto es abrumador. En esto se ve su poca competencia. Algunos tienen un poco más de intuiciones y tal vez más experiencia. ¿Cuánto tiempo tiene de política un tipo como Macri? Muy poco, comparado con lo que son biografías militantes en el PJ, y aún en grupos que son casi de toda la vida. Porque es cierto que hay gente que se ilumina y va a la militancia cuando tiene 40 años, pero Macri es un tardo-político.

¿Eso qué implicancia tiene?
Bastantes. La política también se hace con pasiones. Estoy dispuesta a considerar que la pasión es un elemento que tiene unas características tales que puede tener algún distorsivo respecto del mero interés de clase: eso lo decía Gramsci. ¿Por qué? Porque la política se hace con el interés de clase, con el interés de grupos, pero se hace además con otras cuestiones. Hay algo de la pasión que tiene mucho que ver. La pasión misma por la política, por un sentido de lo público. Esta pasión de la política significa una pasión de polis, algo que te lleva al colectivo. En este caso, no se parece a eso. No se puede comparar Menem con Macri en esto. Y no se pueden comparar las espadas de Menem con las de Macri.

¿Cuáles son las espadas de uno y otro?
La espada de (Carlos) Corach andá a encontrarla en estos. La de un tipo como (Eduardo) Bauzá. Acá no tenés esa experiencia. Es una muchachada interesante, de cierta edad interesante, cuyo expertiz fue ser muy exitoso en una empresa. ¿Y dónde está el taladro de la pasión política? Ahí hay una invención que no la podés hacer tan rápido. Se les nota una cierta invención. Creo que son muy desapegados del orden de la pasión. Son los apolíticos travestidos de políticos, y no tienen el incendio de la política. La política es un tipo que habla apasionadamente, entonces se sale de un lugar de la mera articulación con el poder. No podés tener una articulación con el poder económico así: tenés que tener una mediación. Ellos no la tienen. Esto consagra las pocas virtudes para la política.

DE CASTIGOS Y DISCRIMINACIONES

En este marco de mayor organización de mujeres, restauración neoliberal y crisis social, ¿cree que la detención de Milagro Sala tiene una intención de ejemplaridad?
Claro, ese castigo es ejemplar. Ahí hay un triángulo mortal: clase, género y etnia. Es un triángulo perfecto para las adversidades denostativas. Milagro es la india, es la mujer, que además es muy osada en su condición de mujer. Y además está la clase. Está todo dado para que la expulsión del paraíso se cumpla debidamente. Es canónica, casi de libro. Cuando teoréticamente se ven las expulsiones, la brutalidad de la discriminación, ahí están maximizados en ese triángulo.

Luego de varios pronunciamientos de organismos internacionales y de la negativa del Gobierno a liberarla, ¿cómo define la situación que se da en Jujuy con Sala?
Sigo pensando que ahí cada vez más se ha ido ahondando en la excepcionalidad del Estado en términos de (Giorgio) Agamben. Hay una referencia clara a una salida del Estado de derecho, que además lo marcó la comisión sobre prisiones arbitrarias (de Naciones Unidas). En suma, se presentan en Jujuy las situaciones más escabrosas: no hay debido proceso, ahora están saliendo con la postergación del juicio oral, la causa ha sido forzada ex post. Claramente cualquier otra ciudadana en la misma circunstancia estaría en libertad. Además, las formas de hostigamiento. Hay personas en comisarías comunes. Claro que ahí el designio es acabar con la Tupac Amaru, acabar con la organización y con los derechos que ha dado. Hoy supe que es tremendo el estado de las instalaciones. Más que negligencia es una situación de avería completa: lugares que se destruyeron, obras abandonadas, sitios que han sido completamente maltratados.

"Los ciclos retractivos son especialmente auspiciosos para la discriminación, porque hay que buscar chivos expiatorios: son fórmulas nazifascistas muy conocidas."


Si se suma al ‘combo’ de género, etnia y clase la cuestión de la nacionalidad, ¿se puede vincular la situación que se da en Jujuy con los miembros de la Tupac con el endurecimiento de las políticas migratorias y la xenofobia?
Yo no diría que todo está conectado con todo, pero sí hay ciclos en los que hay varias coincidencias. Los ciclos retractivos son especialmente auspiciosos para la discriminación, porque hay que buscar chivos expiatorios: son fórmulas nazifascistas muy conocidas, casi consagradas. Y acá es muy lamentable que la consagración de este clima haya provenido de alguien que es nada menos que un representante del Frente para la Victoria (en relación a las declaraciones xenófobas del senador Miguel Ángel Pichetto). Hay como un orden de discurso que está tan descarnado que parece que ahí viene a tono toda esta circunstancia de discriminación brutal. Todo in-verdad, porque acá no tenemos una marca de inmigrantes tan alta; los que vienen de países limítrofes como Bolivia están empleados en lugares que muy raramente compiten con los argentinos; mucha gente boliviana se ocupa de las quintas, de trabajos muy esforzados, penosos. No hay ni de lejos la posibilidad de que hubiera una mala competitividad por fuerza de los inmigrantes. Los senegaleses están ocupados de vender cosas en la calle, como se ve. Cuando hay crisis es tan fácil encontrar el chivo expiatorio que subsume todas las condiciones de la adversidad social. Esto lo hemos visto en la historia, es un clásico. Esto de asociar crimen con peruanos: es un disparate. La verdad que la mayor responsabilidad en nuestros delitos la tiene gente muy nativa de Argentina. Nada se corresponde con ninguna cifra, con ninguna estadística. Es un puro cuento flamígero de la xenofobia recóndita de gente que evidentemente está muy desacertada.

¿Pero tiene un anclaje a nivel social?
Más o menos. La Argentina es y no es. Es diástole y sístole. Porque nunca quedó demasiado encarnado. Por ejemplo, el sentimiento antisemita puede florecer como ‘el rusito este’; digamos, sí ha habido en Argentina grupos muy brutales de derechas a lo largo del siglo XX, pero no han arracimado a grandes partes de la población. La Argentina es un país que construyó derechas arquetípicas. Pero lo que quiero decir es que no funge con gran extensión social. Pero los tiempos de crisis son tiempos trémulos, donde todo se desbalancea.

 

CIENCIA RECORTADA

El Presupuesto 2017, que ya tiene media sanción, ¿en qué situación deja al ámbito científico y al Conicet?
En una situación aciaga. Es grave cómo quedó. Necesitaríamos, de movida, para poder decir que sortearíamos el obstáculo de una enorme merma de ingresantes al Conicet, 1200 millones de pesos más. Pero no los vamos a tener. Todo indica que el Presupuesto va a salir del Senado tal como ingresó. De modo que esta situación más aciaga que estamos enfrentando es un recorte en el volumen de ingresos con respecto al año pasado, que se situará en torno a un 60 por ciento menos, casi. Es muy fuerte. El año pasado fue bastante excepcional, porque hubo un nivel de ingresos muy significativo: ingresaron alrededor de 900 personas. Eso fue un salto cuántico importante respecto del año anterior, que venía en alrededor de 600-700.

En los últimos años hubo un crecimiento en el ingreso de científicos…
Sí, de 2003 a 2004-2005, en esos años la expansión fue tan notable que para que se tenga una idea en 2001-2002 no llegábamos a 3000 investigadores. Y hoy sobrepasamos los diez mil. Quiere decir que las tasas relativas interanuales fueron altas, en algunos años más que en otros. Había una promesa de escalar diez por ciento por año. De los 900 del último año están ingresando paulatinamente, esperemos que se concreten todos antes de fin de año. Pero el espectáculo realmente desbordante de circunstancias penosas es el corte que vamos a tener de 2016 para 2017.

¿Eso es leído como parte de una determinada política con respecto a la ciencia?
Sí. Clarísimamente es un cambio con respecto a la política científica que se llevaba adelante en estos años. Hay una flexión de esas políticas de expansión de la ciencia y la técnica en Argentina. Nosotros tenemos una razón baja de número de investigadores por habitantes con relación a muchos países. Y la capacidad de alterar la cuestión económica de un país reposa básicamente en su desarrollo estratégico científico y tecnológico. No cabe duda de que estamos frente a un cambio dramático en estas apuestas.

Fotos: Eliana Waiser

Dora Barrancos

Licenciada en Sociología, Magister en Educación y Doctora en Historia, dirige el área de Ciencias Sociales y Humanidades del Conicet desde 2010. Fue directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la UBA y publicó, entre otros títulos, “Cultura, educación y trabajadores”, “La escena iluminada. Ciencias para trabajadores” e “Inclusión /Exclusión. Historia con mujeres”. Es una de las ganadoras en la categoría Estudios de Género de la Fundación Konex, premio que se entregó por primera vez este año. 

Ubicación