Ante la polémica en torno al recorte del Presupuesto para el área y las protestas por la merma de cupos para ingresar al Conicet, lo que tiene en claro el ministro de Ciencia y Tecnología,
Lino Barañao, es que
"es una tarea más ingrata que en los dos periodos anteriores".
Una entrevista a Ámbito Financiero en la que ofreció su visión sobre el rol de los científicos en nuestro país, señaló la escasa apuesta de los empresarios locales por la tecnología, explicó por qué una parte de los científicos lo considera un
"traidor" y delineó su futuro en el gabinete de Macri.
Para Barañao, por ejemplo, lo que sucedió en torno al
recorte de presupuesto fue que
“se amplificó porque había una expectativa negativa, y una cierta necesidad de profecía autocumplida”. Aún así aseguró que “es un tema que se irá resolviendo durante el año” y dijo que en 2016 hubo una partida de $3.000 millones más que en 2015, “porque existe una voluntad del Ejecutivo de reasignar partidas”.
Además, se encargó de justificar las razones que llevaron a que los ingresos en el organismo fuera de menos de la mitad de lo que estaba previsto: “Tuvimos que adecuar los ingresos a la curva de crecimiento que esperamos para el organismo", dijo y aclaró que "para llegar a la cifra máxima de 14.000, el número adecuado son 450 por año, que en una década empalmarán con la primera ola de jubilaciones de Conicet: entonces entrarán 400 y se jubilarán 400".
También estimó que se necesita un “cambio cultural” a nivel científico,
“porque hay miles de doctorados que nos salieron mucha plata, muy capaces, pero que lo único que quieren es el empleo fijo del Conicet”.
“Para eso no los estamos formando”, sostuvo el ministro y criticó a los científicos que deciden que no quieren trabajar en una empresa.
“Si incrementamos el número de investigadores es para que cumplan un nuevo rol, no para que hagan solo lo que ya hacían. ¿Para qué financiar investigadores? ¿Para aportar al conocimiento universal? La ciencia cultural no es la función de la ciencia en un país en desarrollo”, manifestó.
Al ser consultado sobre una posible mayor
participación privada en el ámbito de la ciencia y la técnica dijo que “no hay razones para pensar que son moralmente distintos”. No obstante, reconoció que en el país “hay pocas empresas de base tecnológica capaces de emplear gente” y apuntó que es necesario “diversificar la matriz productiva para tener más empresas de esas”.
Para más, indicó que en el
empresariado argentino "los que invierten en tecnología se cuentan con los dedos de una mano”. Según Barañao, para llegar al
1,5% de inversión del PBI en ciencia y tecnología es necesario “que crezca el sector privado y para eso tenemos que revisar toda la legislación”.
En cuanto a su papel como ministro, dijo que su función es “ir a hablar cuando las papas quemaban con el ministro de Hacienda o quien sea, y decirle: 'Necesito tanta plata'". Y sostuvo que el
reclamo levantado por la comunidad desde el año pasado es
“lícito” y que por eso ha sido “más tiempo gremialista del Conicet que funcionario. Pero aquí hay una visión política detrás del reclamo puramente gremial”.
De cara a lo que espera para este año, asumió que
“seguirá habiendo una actividad contestataria” porque generará tensión el hecho de que se seguirá “negociando con las entidades para ubicar a los becarios, pero con el criterio de que el Estado decide qué es más importante”.
Por último, el funcionario dijo no estar “condicionado” para llevar a cabo su tarea y negó que fuera a renunciar. A cambio, planteó una suerte de conspiración de parte de quienes consideran que en en este periodo “la ciencia se va a destruir”:
“Les molesta que este acá porque para ellos debería cumplirse eso de que la ciencia se va a destruir, y yo vendría a ser un obstáculo para que eso ocurra. Jamás voy a pensar en renunciar por ese motivo”.
