Continúan las repercusiones tras la masiva marcha del martes convocada por la CGT, que culminó con incidentes y un
fuerte reclamo de las bases hacia la cúpula de la central obrera para que le ponga fecha a un paro general. Ayer, el integrante del triunvirato que conduce la central, Juan Carlos Schmid, afirmó que al movimiento obrero “se le acabó la paciencia”.
En un cruce con el ministro de Producción, Francisco Cabrera, en el canal de noticias TN,
Schmid confirmó la realización de un paro general, y adelantó que “la fecha se definirá la semana que viene” cuando se reúna el Consejo Directivo de la CGT.
En relación a los incidentes que se produjeron sobre el final del acto organizado en cercanías del Ministerio de Producción,
el sindicalista afirmó que la central obrera falló en el operativo de seguridad, y remarcó que el palco desde el que hablaron los dirigentes “fue ocupado cuando ya no había nadie”.
“Se debe retrotraer la situación al mes de enero. El sector de la alimentación, por ejemplo, es el que más ganó elevando los precios y no les pagó un bono de compensación a sus trabajadores. Esto es algo que no pudo garantizar el Gobierno en la mesa del Diálogo por la Producción y el Trabajo”, argumentó.
Cabrera, por su cuenta consideró que los motivos de la protesta “no son válidos”, en tanto que dijo que “fue una manifestación importante, pero no coincidimos con los motivos. Trabajamos bien con la CGT en el 2016, sobre todo en el segundo semestre, cuando comenzaron a notarse signos de recuperación. Por eso no entendemos que se esté por convocar a un paro”.
Al respecto, Cabrera alegó que hubo sectores empresariales que “no tuvieron representación para hacer cumplir acuerdos” que se alcanzaron en el diálogo con los sindicatos y el Gobierno, y por eso, “en algunos sectores no se pudo abonar el bono de fin de año”.
