22.03.2018 / Opinión

El vidalismo, entre el marketing y un estilo propio de gobierno

Análisis sobre el Gobierno y la figura ascendente de María Eugenia Vidal en el mundo de la política.

por Martín Astarita y Juan von Zeschau




María Eugenia Vidal es la figura con mejor imagen dentro de Cambiemos y tiene proyección presidencial para 2019. Su trayectoria ascendente, sin embargo, reviste una particularidad: ha crecido en las sombras. Pocos recordarán, por ejemplo, su paso como funcionaria de segundo rango en el gobierno de la Alianza. Luego, como Vice-Jefa de la Ciudad en 2011, sobre ella recayeron tareas centrales, pero el protagonismo lo monopolizó su jefe político, Mauricio Macri. Lo mismo ocurrió en la campaña electoral que la coronó Gobernadora: la “leona” dio un batacazo haciendo lo que no hizo Palacio en el mundial, ir por abajo. Desde 2015, finalmente, los flashes sobre ella se encendieron solo por instantes que, en general, la favorecen, pero poco y nada se sabe sobre su gestión. 

¿Cómo gobierna Vidal la provincia de Buenos Aires? ¿Con quién lo hace? ¿Cuál es el perfil de sus Ministros y colaboradores más cercanos? En el plano nacional, por ejemplo, son conocidos los casos de corrupción y/o de conflicto de intereses que han afectado a muchos de los funcionarios de primera línea del gobierno de Macri. Estos escándalos no parecen frecuentes en el gobierno de Vidal. ¿Cuáles son los motivos? Una razón puede ser de índole histórica: los bonaerenses suelen identificar al Presidente y no al Gobernador como el causante de sus problemas y padecimientos. Puede influir también el carisma y la buena imagen que ostenta Vidal, que sirve como una suerte de “pararrayos” ante las críticas. Una tercera razón es que la protección mediática de la que goza todo Cambiemos rinde mejor a nivel provincial, conjugado con un factor que no debiera pasar desapercibido: la mayoría de los escándalos que involucraron al Presidente y sus ministros se originaron en el exterior. Finalmente, una cuarta razón es que el gabinete de Vidal posee mayor experiencia político-partidaria, y una trayectoria menos vinculada con el sector privado que las principales autoridades nacionales. Esta nota tiene por objetivo analizar algunos aspectos del gabinete provincial, que van en línea con esta cuarta hipótesis y que, además, arrojan elementos interesantes sobre cómo gobierna Vidal.

El aumento de cargos políticos

El primer dato que surge es de tipo cuantitativo: Vidal aumentó la cantidad de cargos políticos, en comparación con la gestión que la precedió (Scioli). En efecto, como se observa en el cuadro siguiente, desde diciembre de 2015 creció la cantidad de Ministerios y Subsecretarías, mientras que se redujeron las Secretarías. El balance es claro: en 2015, los cargos políticos ascendían a 86, mientras que, con Vidal, en la actualidad, pasaron a ser 93. Esto significa un aumento del 8%. 

Comparación Ministros Scioli-Vidal



La ampliación de la estructura estatal provincial replica la tendencia observada a nivel nacional. Cabe recordar que, al iniciar su gestión, Macri aumentó la cantidad de Ministerios, Secretarías y Subsecretarías. Y recientemente, a partir del escándalo Triaca y la pretensión de recuperar la iniciativa política, dispuso una reducción de la estructura que, en líneas generales, termina por configurar una estructura más similar a la existente en 2015. 

Muchas de las críticas que suelen hacerse al crecimiento de los cargos políticos tienen una fuerte componente anti-política. Desde luego, vale aclararlo, no es negativo per se el crecimiento de la estructura estatal. Lo que sorprende en el caso de Vidal es, ante todo, la incongruencia: el discurso de la gobernadora promueve la restricción de gastos en cargos públicos (en línea con el gobierno nacional), como una señal de “sacrificio compartido” con los sectores más desfavorecidos por las medidas de ajuste, cuando, en verdad, está haciendo lo contrario. Por otro lado, también es llamativo que este aumento en la cantidad de cargos políticos ocurra en paralelo con el recorte salarial y con el despido de trabajadores públicos provinciales, justificado por razones fiscales.  

María Eugenia, bendita tú eres entre todos los hombres

  “No me considero feminista.
Me considero una persona que
defiende los derechos de todos”.
(Vidal, 17 de diciembre 2017). 


  El segundo elemento a destacar es en cuanto a la variable género, aspecto que ha sido trabajado en otros análisis (ver, por ejemplo, Economía Feministas). Si el gabinete de Macri ―antes del anuncio de la reducción de cargos políticos― tenía una mínima presencia de mujeres (13%), el gabinete bonaerense registra niveles aún más bajos: un 11,8%.

Al respecto, de los 14 ministerios bonaerenses, ninguno es ocupado por una mujer. A nivel de Secretarías (5 en total) solo una es ocupada por una mujer, María Fernanda Inza. También es llamativo el resultado que arroja una mirada sobre las subsecretarías: solo el 13% están conducidas por mujeres (frente a un 29% en el gobierno nacional). Estos valores son bajos no solo en comparación con su predecesor (Scioli), sino también en términos inter-provinciales: la Formosa de Insfrán o la Santa Fe socialista (Lifschitz), por poner tan solo dos ejemplos de diferente signo político, ofrecen mayores espacios a las mujeres en sus gobiernos.

El gabinete bonaerense parecería reforzar el perfil que construyó Vidal en estos años: la gobernadora es una “leona” que, en solitario, les hace frente a los hombres duros del conurbano.

Los profesionales de la política

Finalmente, el tercer elemento es que el gobierno de Vidal se integra, mayoritariamente, por funcionarios que poseen experiencia política (partidaria y/o de gestión). Ello marca una diferencia importante con respecto a la composición del gabinete nacional, en el que sobresalen los CEOS.

Al respecto, según un estudio del Observatorio de las Elites del IDAES-UNSAM (2017), mientras sólo el 17% del gabinete de Macri tuvo una participación previa en partidos políticos (la mayoría en el PRO y, minoritariamente, en la UCR), un 44% de los altos funcionarios de la provincia, por el contrario, poseen una trayectoria partidaria reconocida. El bonaerense es un gabinete esencialmente “político”, y, además, se compone de funcionarios de gran experiencia en el sector público: según el mismo estudio, de un universo de 62 funcionarios relevados, el 75% ocupó cargos públicos inmediatamente antes de su designación (la mayoría en el GCBA). Del sector privado solo proviene el 25%.  

En línea con lo anterior, el estudio exhibe otras diferencias entre Macri y Vidal: un 31,3% de los funcionarios nacionales caen en el perfil de “CEO”, mientras que, en los funcionarios provinciales, solo el 12% ocupó alguna vez un puesto de alta gerencia empresarial.

¿Qué significado tienen estas configuraciones diferentes? Parece subyacer en cada una de ellas una peculiar concepción del Estado. La impronta de Macri es de tipo gerencial: quienes provienen del sector privado son los más eficaces gestores. En Vidal, en cambio, la idea es que el Estado es una arena de conflicto en la que convergen intereses muchas veces contradictorios y como tal, debe reflejar la relación de fuerzas existentes. Se puede decir, en ambos casos, que los gabinetes son en este aspecto, espejos de sus líderes: Macri, empresario devenido en político, buscó rodearse por empresarios convertidos en gestores de lo público. Vidal, por su parte, reunió a su lado a colaboradores como ella, formados en una larga experiencia política y de gestión. En esta línea, funcionarios como Federico Salvai, Cristian Ritondo, Joaquín De la Torre o Gustavo Ferrari, son los arquetipos preferidos por la gobernadora. Salvai, el primus inter pares, es una ilustración cabal del prohombre vidalista. Abogado de la Kennedy y posgraduado de la Universidad Austral, su itinerario político se inicia en la gestión duhaldista, en un puesto provincial de tercera línea, como Director de Prensa del Consejo Provincial del Menor. Luego, entre el 2000 y el 2003, antes de ingresar definitivamente a las filas del macrismo, sería el asesor de María Laura Leguizamón, ―en 2011, senadora por el FPV― en la Legislatura Porteña. 

Hay otro punto a destacar en los dos gabinetes más importantes de Cambiemos. La composición de los mismos puede ser la clave explicativa del aumento en la estructura estatal que alimentaron tanto Macri como Vidal. En el primer caso, la razón puede encontrarse en el interés por crear cargos jerárquicos (Ministerios, Secretarías, Subsecretarías) como anzuelo para atraer a los CEOS, acostumbrados a las altas remuneraciones del sector privado. En el caso de Vidal, la ampliación podría obedecer a la necesidad de traducir en el plano institucional su esquema de alianzas con una fracción del peronismo bonaerense. Así, no casualmente, los Ministerios con mayor cantidad de cargos políticos están liderados o colonizados por dirigentes de ese partido. Son los “aguantaderos” de los operadores peronistas de mayor rodaje y llegada al territorio. Ese es el caso del Ministerio de Gobierno conducido por el peronista Joaquín De la Torre, área que, en relación con la gestión sciolista, casi duplicó sus puestos políticos. En el Ministerio de Infraestructura ocurre algo similar: a pesar de ser dirigido por Roberto Gigante, un PRO pura sangre, cobija en su estructura, por ejemplo, a Ismael Passaglia como titular del Instituto de la Vivienda, peronista y ex intendente de San Nicolás en 2011 y 2015, nada menos que con el sello del FPV. Con un cargo en el Ministerio de Infraestructura ―la Subsecretaría de Vivienda, Tierra y Hábitat― también se premió en su momento a Francisco Echarren, un joven surgido del grupo kirchnerista "Oktubre", intendente de Castelli por el FPV en 2011 y en 2015.

Con sello propio

Decíamos que Vidal posee una alta imagen positiva pero que, paradójicamente, poco y nada se sabe sobre su gestión. El análisis sobre su gabinete reveló importantes aspectos en ese sentido. En primer lugar, a contramano de su discurso anti-política, la Gobernadora amplió la estructura jerárquica en comparación con la gestión Scioli. En segundo lugar, a pesar de su condición de mujer, su equipo de gobierno está dominado casi exclusivamente por hombres. Ninguno de estos dos elementos parece dañar la imagen de la Gobernadora. El marketing funciona.

Finalmente, en contraste con el gobierno nacional, donde abundan los CEOS, en Buenos Aires hay un claro predominio de “profesionales de la política”. ¿Puede ser esta última característica otra de las razones para que Vidal y su equipo estén, al menos hasta el momento, libres de escándalos, a diferencia de lo que ocurre en el plano nacional? Más en general, el perfil eminentemente político del gabinete bonaerense parece ser expresión de una línea ideológica diferente dentro de Cambiemos. Sin negar su pertenencia a la amplia familia de la derecha argentina, la incorporación de una parte del peronismo a su equipo le confiere a Vidal un barniz más popular, que contrasta con el sello elitista y cerrado que impera a nivel nacional. ¿Será ello una de las claves para que Vidal tenga, por ahora, mejor imagen?