16.05.2018 / "Superada la turbulencia"

Macri reconoció las órdenes de ajuste del FMI y lanzó su operativo para legitimar la vuelta al organismo

Con una conferencia de prensa sin preámbulos que significó el paso del operativo contención de crisis al operativo por legitimar el regreso al Fondo y tirarle costos políticos a la oposición, el Presidente admitió que "hay que acelerar y profundizar" el ajuste. Ratificación del equipo económico, autocrítica y la frase con que confesó los condicionamientos.



El presidente Mauricio Macri puso la "frutillita" final al postre del operativo contención de la fuerte crisis del dólar con 25% de devaluación, dilapidación de reservas y nuevo bono BOTE de endeudamiento, consideró "superada la turbulencia cambiaria", reconoció las órdenes directas de ajuste del Fondo Monetario Internacional y, en ese sentido, dio paso a un nuevo operativo: legitimar la vuelta al endeudamiento y condicionamientos con el FMI y obligar a la "oposición racional" a aceptar costos políticos por estas decisiones

"El mundo decidió que hay que acelerar la baja del déficit" fiscal, dijo Macri en una conferencia de prensa sin ningún preámbulo ni discurso desde la residencia presidencial de Olivos, en lo que fue el anuncio de que achicar el gasto del Estado es el condicionamiento del Fondo, que no hay otra alternativa y que el costo político de ello será repartido con la oposición que se sume al "gran acuerdo nacional".

En ese punto, el jefe de Estado reconoció las órdenes directas y precisas del FMI con una insólita frase que intentó corregir sobre la marcha: "Nos van a decir en qué número, lo vamos a discutir, podemos reducir el déficit".

No obstante, hizo un esfuerzo por intentar sostener que la auscultación y los condicionamientos del Fondo son tolerables a través de una comparación con un los hechos de corrupción de un exfuncionario del kirchnerismo: "Acá no hay gente que se lleva bolsos a conventos, no tenemos la limitación de que nos vengan a controlar".

La conferencia de prensa completa de Macri


"El fondo no habló de leyes laborales ni de tipo de cambio. Acá no hay agendas ocultas. Ésta es una negociación pública. Después lo que hacemos para alcanzarlo es cosa nuestra. Acá nadie nos va a condicionar. Acá vamos por un apoyo. Todos quieren que a la Argentina nos vaya bien", repitió Macri.

En su cruzada por legitimar la vuelta al endeudamiento con el organismo y la necesidad de un ajuste, el mandatario sostuvo que "esta tiene que ser una etapa de pragmatismo, de hacer lo que bueno para los argentinos" y, en esa línea, agregó que el "gran acuerdo nacional" del que habló Marcos Peña, el jefe de Gabinete, "es para acelerar la reducción del déficit, es todo a favor de los argentinos".

"Vamos a tener un poco más de inflación y un poco menos crecimiento", reconoció también en línea con las palabras del titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, como parte de las consecuencias de la "turbulencia cambiaria".

Y remató su operativo legitimación a través de una cita a una película del famoso actor Jack Nicholson con la que volvió a comprometer a la "oposición racional" a aceptar el ajuste exigido por el FMI y absorver parte de la culpa política de esa decisión del gobierno nacional: "Por ahí tengo que mandar a todos a ver la película ´Alguien tiene que ceder´".

Luego llegó el capítulo de la asunción de los errores, como las fallidas metas de inflación 2016-2017 y, por ahora, 2018: "La autocrítica que me hago es que he sido muy optimista, porque me he puesto metas ambiciosas".

Sin embargo, tras sugerir el fracaso de sus "metas ambiciosas" como error, justificó esas equivocaciones en una supuesta falta de preparación de los argentinos: "Siento que como sociedad no podíamos afrontar un ajuste profundo de un día para el otro. Tampoco políticamente la Argentina estaba preparada para dar un debate serio".

"Siento que pusimos metas demasiado optimista y alguna gente se irritó por eso. Y otra gente piensa que no hemos hecho un diagnóstico suficiente de lo que heredamos", dijo el líder PRO acerca de las críticas que recibió, ya no sorpresivamente, de sectores liberales, y remató: "Ahora hay que acelerar y profundizar".

El último error que mencionó fue, tal vez, el que deja como conclusión el resurgido rol de Federico Sturzenegger, el titular del Banco Central de la República Argentina, en detrimento de la intervención del organismo por parte del devaluado Peña: "Tampoco estuvimos muy coordinados en ese 28 de diciembre, pero hay que recordar que el Banco Central es independiente".

Respecto de Sturzenegger, Macri también anunció que la política contra la inflación volverá a ser su tarea exclusiva: "Vamos a delegar la responsabilidad de la baja de inflación en el Banco Central, él irá comunicando los pronósticos que tiene y las medidas que irá tomando, pero insisto en que es fundamental bajar la inflación".

Consultado respecto de si la superación de la "turbulencia cambiaria" incluirá modificaciones y salidas de funcionarios, Macri lo descartó de forma contundente: "Ratifico el equipo económico y es responsabilidad del Presidente designar a sus colaboradores".

Finalmente, se refirió al proyecto opositor para frenar los tarifazos que espera ser tratado por el Senado: "¿Quién más que yo querría no tener que aumentar tarifas? Esto es lo que vale la energía. Es mentira que la energía era gratis. La segunda mentira es que la energía es carísima, pagamos hasta un tercio de lo que pagan nuestros vecinos limitrofes. Y una tercera cosa, tenemos algo maravilloso que mencionar que es nuestros niveles de consumo".

"Si reducimos el consumo, vamos a bajar nuestras facturas, vamos a dejar de importar, vamos a dejar de endeudarnos", agregó el mandatario, para finalmente tocar el punto central, es decir, si hará uso del veto en caso de que la iniciativa opositora se convierta en ley.

"Lo que le digo al Congreso es que se aprobó un Presupuesto, el vigente. Pero no se puede avanzar en una propuesta que destruye el presupuesto que se aprobó. Tenemos que ser responsables, desde la responsabilidad estamos dispuestos a dialogar todo", finalizó.