13.07.2018 /

Los aliados de Trump

A pesar de la agresiva política exterior que parece dejarlo cada vez más aislado, Donald Trump no actúa solo, cuenta con el respaldo de un sector importante de la sociedad norteamericana que apoya su gestión ¿Quiénes son sus seguidores más discretos? ¿Qué pasa al interior del partido del partido Republicano?

por Ayelén Oliva



"Querida América, valorá más a tus aliados, al fin y al cabo no tenés tantos", le sugirió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a Donald Trump en medio de la última cumbre OTAN en Bruselas. La visita del presidente de los Estados Unidos a Europa nos devuelve la imagen de un Trump cada vez más aislado, enfrentado al gobierno de China por las suba de los impuestos a sus exportaciones, intimidante con Europa en la demanda de los pisos mínimos de presupuesto para el gasto militar, insensible ante la crisis migratoria que enfrenta México y Centroamérica. Pero también, amigo sin condiciones de Israel, mediador con altura con líder norcoreano Kim Jong Un en Singapur y abierto a sentarse a una mesa de diálogo con el presidente ruso Vladimir Putin, en Finlandia. En Londres, la noticia es que lo esperan con una catarata de protestas de lo más originales que van desde un inflable con la cara de un Trump bebé hasta parlantes que combinan rancheras mexicanas con llantos de nenes y nenas. Pero, a un año y medio de gobierno ¿Qué efectos tiene su política en el electorado estadunidense? ¿Cuenta con al apoyo de la ciudadanía? ¿Qué pasa al interior del partido Republicano? ¿Es cierto que está tan solo?

Según la última encuesta de la consultora SRR de marzo pasado, publicada por la nada oficialista cadena de noticias CNN, el nivel de aprobación del presidente repuntó a su nivel más alto. El 42 por ciento de los encuestados aprueba su presidencia, mientras el 54 la desaprueba. Desde febrero pasado, su imagen creció 7 puntos. Sin embargo, sigue por debajo de los presidentes anteriores comparado con el mismo período de gobierno.  El demócrata Bill Clinton, en su primer año alcanzó el 49 por ciento de apoyo, Barack Obama 57 por ciento y el republicano George Bush, el 66 por ciento.

Estas cifras dan cuenta de que existe una polarización en escenario político americano con dos núcleos antitéticos concentrados. De un lado, el 28 por ciento de los consultados coincide sin lugar a dudas con la gestión del presidente, mientras un 46 por ciento la desaprueba enérgicamente. Dos polos fuertes, uno más robusto que el otro. En el medio, los que alternan.

Sabemos que el electorado promedio de Trump está, por un lado, en aquellos americanos mayores a 50 años, vinculados al  Rust Belt -ese viejo cordón industrial cada vez más debilitado-, que han trabajado toda su vida en fábricas pero que hoy que se enfrentan a la posibilidad del desempleo. Por otro lado, están los estadounidenses blancos rurales, racistas, que se sienten amenazados por la inmigración. Pero con ellos solos no alcanza. Es necesario preguntarse acerca de los apoyos silenciosos ¿Qué pasa entre aquellos miembros de élite americana? ¿No existe intelectuales, académicos, antiguos funcionarios, hombres de negocios, en definitiva, personalidades influyentes que estén conformes con la gestión del presidente?

La respuesta es sí. Según una nota de Eliot Cohen, director del Programa de Estudios Estratégicos de la Universidad Johns Hopkins, publicada esta semana en The Atlantic, existe un este grupo de aquellos que no son fanáticos, ni racistas, ni tampoco misóginos, ni homofóbicos, es decir, aquellos que no representan el estereotipo del votante de Trump pero que, sin embargo, consideran que la gestión de Barack Obama fue una pérdida de tiempo y confían en Trump para volver a hacer “América grande de nuevo”. Cohen los definió como los Trump Understanders, aquellos que son críticos en algunos puntos de su gestión pero que, en líneas generales, confía en que el presidente sacará adelante el país.

Pero no sólo entre los adherentes. Al interior del partido republicano la situación es más que favorable para el presidente. Trump es, sin dudas, el preferido. El nivel de aceptación subió seis puntos entre los republicanos en los últimos meses, que pasó de un 80 por ciento a un 86 por ciento. Es decir, que la mayoría indiscutida de republicanos está conforme con su administración.

Esto no quita que exista una minoría intensa dentro del partido que nunca jamás apoyaría a Trump. Estamos hablando de los Never Trump. La pregunta que abre la existencia de este sector es si una derrota de Trump no implica una derrota de todo el partido más allá de su liderazgo. ¿No resulta un error para los republicanos pensar que si corren a Trump recuperan un partido tal cual estaba antes? ¿Más allá del circo mediático de Trump hay políticas que responden los intereses de este sector?

Sin lugar a dudas, sí. Trump avanza en la nominación de jueces para una Corte conservadora, quiere revisar el control de armas, mantiene una política dura en temas migratorios y diseña una política exterior con el único objetivo de aplacar los número rojos de su déficit comercial, sin importar a qué costo. Si bien no llegan a ser mayoría, en Estados Unidos, en este momento, casi la mitad de los ciudadanos aprueba la gestión de Trump, esto incluye también a los adherentes más discretos e influyentes y la simpatía casi total del partido que decidió tomar prestado, situación que nos obliga a revisar la idea de la supuesta soledad de Trump y de ser cautelosos al hablar de su rechazo.