12.01.2018 / Cambiemos

Favor del Gobierno a los bancos: ahora podrán vender sus créditos hipotecarios UVA

Varias entidades pedían poder vender sus carteras hipotecarias en el mercado de capitales, y Macri les dio el sí: ayer la CNV autorizó a los bancos a agruparlas en fideicomisos y vender los valores fiduciarios en el mercado para tener un reaseguro. El recuerdo de la crisis subprime de 2008 que nació con las hipotecas basura.



"Todos tenemos que poner el hombro", dijo el presidente Mauricio Macri a los empresarios, en lo que algunos interpretaron como una advertencia en mayo de 2016. Sin embargo, desde el sector empresarial bancario más que el hombro lo que están poniendo son las reglas, ya que varias entidades pedían poder vender sus carteras hipotecarias en el mercado de capitales, y el Gobierno les dio ayer el sí a través de la autorización de la Comisión Nacional de Valores (CNV) a agruparlas en fideicomisos y vender los valores fiduciarios en el mercado para que puedan a agruparlas en fideicomisos y vender los valores fiduciarios en el mercado para tener un reaseguro.

Según los bancos, necesitaban cerrar la brecha entre su cartera de préstamos ajustables por UVA y sus ingresos atados al mismo tipo de ajuste. Por eso, ayer, mediante la Resolución General 718, la CNV autorizó las emisiones de Obligaciones Negociables (ON), valores fiduciarios y cuotapartes de Fondos Comunes de Inversión (FCI) denominadas en UVA o UVI, con plazos de amortización no menores a 2 años.

Según El Cronista, lo central de la normativa es que permite a las entidades financieras agrupar sus carteras hipotecarias en fideicomisos y vender los valores fiduciarios en el mercado (lo que en la jerga bancaria se conoce como "securitización"). De esta forma, el banco soluciona el descalce de plazos entre los créditos UVA, cuyo plazo puede llegar a los 30 años, y los depósitos indexados que tienen un plazo mínimo (el preferido por los ahorristas) de 180 días. Con la securitización, los bancos se financian con fondos provenientes de inversores típicamente de largo plazo, como institucionales, fondos y aseguradoras.

"Son varios los bancos que están interesados en cerrar los descalces o tratar de minimizarlos y la securitización es clave, ya que apunta a inversores que naturalmente miran el largo plazo y por eso ayuda", dijeron en un banco donde se mostraron interesados en la nueva posibilidad.

Sin embargo, desde la misma entidad fueron por más y advirtieron: "Este es un paso importante pero todavía faltan reformas impositivas que, si no salen, harían que la securitización sea inviable. Por ahora, si un banco securitiza hipotecas existe una doble tributación, dado que se pagan impuestos por el préstamo y por el fideicomiso. Eso se está hablando con el Banco Central y los reguladores y debería corregirse pero todavía no está sucediendo".

El postergado proyecto de reforma a la Ley de Mercado de Capitales incluye esas reformas impositivas. Hasta ahora, algunas entidades habían decidido emitir deuda en UVA. De esa forma, mejoraban el fondeo de sus préstamos y evitaban pagar impuestos dos veces. El pionero en la deuda UVA fue Banco Provincia, que emitió un título por $ 1032 millones a un plazo de 36 meses con una tasa fija 2,5% en abril pasado. El Hipotecario, por su parte, colocó en mayo tres series de ON ajustables por inflación a 18 y 36 meses y recaudó más de $ 1400 millones. Ahora, podrán hacer emisiones a plazos de 24 meses o más.

El sí de Macri a las exigencias de los bancos para vender créditos hipotecarios UVA -creados por el Gobierno PRO- y conseguir reaseguro recuerda, por ahora a los lejos, el estallido de la crisis subprime de 2008 que nació con las hipotecas basura.

Hace diez años que estalló la crisis de las hipotecas subprime o hipotecas basura conocidas así porque se concedieron a personas de escasa solvencia a altos tipos de interés. El colapso de los mercados fue tan drástico que obligó a la Reserva Federal (Fed) —y al Banco Central Europeo, (BCE)— a inyectar cientos de miles de millones y a bajar los tipos de interés.

Los bancos centrales se adentraron en aguas nunca exploradas en la política monetaria y fiscal. Fueron medidas de choque que no atajaron las raíces del problema: los bancos estaban infectados con unos productos diseñados por matemáticos financieros que se basaban en créditos de escasa solvencia.

“Los bancos ponían dinero en cualquier cosa”, comentó el año pasado Janet Yellen, la presidenta de la Fed que, en aquel momento, estaba al frente del banco regional de San Francisco. Y agregó: “Nadie se paraba a analizar que pasaría si se dejaba de pagar la deuda”. En realidad, lo que se hacía era empaquetarla para ofrecerla a inversores que buscaban altos retornos.