20.06.2016 / Polémica carta

Un diputado del Parlasur pidió "piedad" para los represores condenados

Pertenece al espacio UNA de Massa y De La Sota y definió a los genocidas apresados cómo "compatriotas sobre los que aún perduran limitaciones a sus libertades". La carta completa.


Jorge Vanossi
Jorge Vanossi


El diputado por el Parlasur Jorge Vanossi mandó una carta al diario La Nación para pedir "piedad y justicia" para los represores de la última dictadura militar argentina condenados. El legislador pertenece a UNA, el espacio polítiico que lideran Sergio Massa y José Manuel De la Sota.

"Hay que superar las heridas provenientes de lucrosos hechos pertenecientes a un pasado muy doloroso. Para ello es la mejor cura espiritual y anímica que se asuma, en un acto de grandeza, el final de la segregación de los compatriotas sobre los que aún perduran limitaciones a sus libertades" redactó Vanossi, quién también fue ministro de Justicia durante la presidencia de Eduardo Duhalde. 

La carta completa. 

La proximidad del bicentenario de la declaración de la independencia nacional nos obliga en la actualidad a confirmar el espíritu y el sentido orientador de aquel acontecimiento histórico, que reveló al mundo nuestra soberanía y la ruptura con toda forma de dominación. Así lo demostraron los patriotas que en Tucumán tuvieron el coraje de enfrentar la cercanía amenazante de las fuerzas realistas y colonialistas. Hoy es el tiempo para impetrar la plena realización de los fines indicados por el Preámbulo de la Constitución, entre los cuales la "paz interior" debe alcanzar a todos los argentinos que de buena voluntad aspiren a la concordia y rechacen las crispaciones que infunden y propagan el desasosiego en nuestra sociedad. Los odios y rencores no valen ni sirven para lograr el "bienestar general", meta incluyente a la que aspiran los diversos y variados sectores que componen el pueblo argentino. Hay que superar las heridas provenientes de lucrosos hechos pertenecientes a un pasado muy doloroso. Para ello es la mejor cura espiritual y anímica que se asuma, en un acto de grandeza, el final de la segregación de los compatriotas sobre los que aún perduran limitaciones a sus libertades o que sufren discriminaciones que ofenden a "la eminente dignidad de la persona humana", condición sagrada que corresponde garantizar en un Estado de Derecho a través de las decisiones que honrarían la celebración de las "rotas cadenas" que nos oprimían.

Exhortamos a gobernantes y gobernados a recoger esta súplica de piedad y justicia.
 
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