13.12.2016 / SEGÚN INFORMES DE LA CIA

Documentos desclasificados revelan que el Plan Cóndor quiso “liquidar” a miembros de Amnistía

El nuevo material entregado por el gobierno de Obama sobre la última dictadura argentina prueba que referentes de derechos humanos que se encontraban en Europa estuvieron en el blanco del plan represivo del Cono Sur.


Los dictadores Augusto Pinochet (Chile) y Jorge Rafael Videla, parte del Plan Cóndor.
Los dictadores Augusto Pinochet (Chile) y Jorge Rafael Videla, parte del Plan Cóndor.


La coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur en los setenta, conocida como Operación Cóndor, había identificado a integrantes de Amnistía Internacional y otros organismos de derechos humanos para su “liquidación”. Así se desprende de los documentos desclasificados por el gobierno de Barack Obama sobre la dictadura cívico-militar argentina.

Estos primeros resultados se conocieron a partir del trabajo del Archivo Nacional de Seguridad, la ONG dirigida por Carlos Osorio que se dedica a estudiar los documentos desclasificados por el gobierno de los Estados Unidos. Ese país abrió la primera tanda de documentos secretos sobre la dictadura argentina en 2002, ante el persistente reclamo de los organismos locales. Este año, Obama prometió ampliar el material a documentos militares y de inteligencia.

El Archivo emitió ayer un comunicado para difundir que “nuevos documentos echan luz sobre las misiones que la Operación Cóndor planificó en Europa”. Según uno de los documentos de la CIA, las dictaduras que formaban parte de la Operación Cóndor habían elegido a dirigentes de Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos en París y Londres como objetivos.

De acuerdo a un informe de inteligencia de la CIA de mayo de 1977, “la misión de los grupos de tarea de la Operación Cóndor es ser enviados fuera del país a liquidar a líderes terroristas del más alto nivel. Dirigentes no terroristas también fueron elegidos para ser asesinados; algunos líderes de Amnistía fueron mencionados como blancos”.

El material también indica que “un curso de entrenamiento se llevó acabo en Buenos Aires antes de enviar a los grupos de tareas”, y detalla que los represores serían enviados disfrazados de empresarios. Otra tarea que tenían era hacer inteligencia sobre grupos de derechos humanos europeos “para exponer sus conexiones marxistas y socialistas”. La misma misión se debía efectuar con grupos religiosos y del tercer mundo. Además, entre los documentos hay un sumario del National Security Council sobre las torturas a Alfredo Bravo, presidente de la APDH.