08.10.2017 / GLADYS GONZÁLEZ, SEGUNDA EN LA BOLETA DE SENADORES

La candidata que tampoco era Heidi

Estuvo a punto de ser la figura principal de la campaña. Educación religiosa, ocho hermanos, militante PRO pura, tuvo una sucesión de denuncias por los lugares por los que pasó. Hasta ahora, no le comprobaron nada.

por Werner Pertot


Tipeó en Google: “Mauricio Macri”. A Gladys González, a quien todo el Buenos Aires le parecía nuevo, le interesaba saber más sobre el dirigente con el que se iba a juntar. Sabía que era el presidente de Boca Juniors y poco más. Corría un 2002 convulsionado por la crisis económica y política. Como no tenía oficinas, lo fue a ver a Macri a su casa en Barrio Parque. Tocó el timbre y tuvo su primera charla con el actual presidente. Poco después, se sumaba a la Fundación Creer y Crecer. Quince años más tarde, y tras haber pasado por una considerable cantidad de lugares de gestión, es su segunda candidata a senadora. A la que le apunta el kirchnerismo, dado que el resultado de la elección definirá si ella o Jorge Taiana entran al Senado. Pese a haber recibido a lo largo de los años una impresionante batería de denuncias penales, Gladys González puede sonreir: ninguna avanzó en el Poder Judicial.

Rubia, de familia abultada y religiosa, Gladys González vino al reino de este mundo el 30 de mayo de 1973 en la ciudad Bolívar, que dejó recién a los 17 años, pero que todavía la enamora: “Fue una época hermosa. Soy la más chica de ocho hermanos. Mi papá era carnicero y trabajaba mucho para poder mantener esa familia numerosa. Siempre que puedo voy a visitarlos porque forman parte de mi vida; son mi familia. Mamá sigue viviendo en la misma casa de siempre, con los mismos vecinos. Es precioso”, dice González a Política Argentina.

Ella, pese a tener una imagen de postal suiza, se aleja del estereotipo machista de Heidi, al igual que María Eugenia Vidal: ambas son mujeres fuertes del macrismo. Y, como se verá, no es el único parecido que tienen.



Sus recuerdos cariñosos de su infancia y adolescencia en Bolivar no le impiden observar el nivel de machismo de la sociedad bolivarense y de su padre, que no permitía que su esposa emitiera opinión en las reuniones familiares. Luego de estudiar la primaria y la secundaria en el Instituto Jesús Sacramentado de Bolívar, con solo 17 años, Gladys González aprovechó que era la menor de muchos hermanos y su padre ya estaba grande y partió a Buenos Aires a estudiar. Y es que ella, pese a tener una imagen de postal suiza, se aleja del estereotipo machista de Heidi, al igual que María Eugenia Vidal: ambas son mujeres fuertes del macrismo. Y, como se verá, no es el único parecido que tienen.

La llegada a Buenos Aires no le fue fácil. Se pagó los estudios dando clases particulares y trabajando como empleada estatal. “Mi primer trabajo fue como empelada del Ministerio de Defensa. Una de las monjas del internado donde estaba viviendo acá en Capital me referenció para poder entrar. Tenía que trabajar para poder pagarme los estudios”, recuerda. Se recibió de licenciada en Ciencias Políticas en la UBA e hizo la maestría en Política y Estrategia dictada en la Escuela de Guerra del Ministerio de Defensa. Fue antes de conocerlo a Macri.

Su primer acercamiento al macrismo fue después de la crisis de 2001, de la cual el PRO también es hijo. “El que se vayan todos a muchos nos tocó fuerte. Yo me sumé a este espacio en 2002. Lo googlié a Mauricio, descubrí dónde estaba su oficina y toqué el timbre. –relata González, que tuvo sus primeras charlas con Eugenio Burzaco, hoy secretario de Seguridad nacional- Yo iba convencida de que ese hombre, que se estaba comprometiendo saliendo de su absoluta comodidad para meterse en este lío de la política. Como a él, me pasó a mí. La primera vez que lo vi y conversamos fue en su casa”. González renunció a su cargo de planta permanente en el Ministerio de Defensa y se fue a trabajar a la Fundación Creer y Crecer.

Lo primero que le tocó fue preparar la campaña a jefe de Gobierno de Macri en 2003, cuando fue derrotado por Aníbal Ibarra. “Estábamos armando las propuestas de gobierno para su candidatura. Me acuerdo que fuimos con mis compañeros a contarle sobre los informes que estábamos armando y recuerdo perfectamente de haberle contado sobre un informe de los japoneses que trataba sobre el plomo en sangre de los nenes de Villa Inflamable”, señala González. “Después de eso, invitamos a todo el periodismo a subir a un barco y a recorrer juntos el Riachuelo con Mauricio. Y en esa recorrida le presentamos al periodismo las propuestas para el saneamiento de la Cuenca”, indicó González que, luego de muchos años, terminó al frente del ACUMAR, que tiene la responsabilidad de llevar adelante ese saneamiento.

Tras la derrota de 2003, Gladys González recaló como secretaria de la entonces legisladora PRO Soledad Acuña. Ninguna de las dos esperaba quedar en ese lugar: Acuña se estaba preparando para asumir en el área de educación con la victoria de Macri y terminó asumiendo como legisladora, pese a que había ocupado el lugar en la lista para representar a “los equipos técnicos”. Junto con Marcos Peña, Paula Bertol y Gabriela Michetti, formaron el grupo de los “festilindos”. Y González estaba en ese barco, pese a que luego se referenciaría muy claramente con Horacio Rodríguez Larreta.

En 2005, cuando dejó la Legislatura para ser directora del Banco Ciudad, comenzaron las denuncias: La denunciaron por ofrecer pauta publicitaria a cambio de una entrevista favorable con Rodríguez Larreta; por presunto intento de soborno, malversación de fondos públicos e incumplimiento de funcionario público, entre otras.



Trabajábamos con Sole (Acuña) todos los temas de salud, los temas de la mujer. Me acuerdo de haber recorrido todos los hospitales de la ciudad de Buenos Aires viendo su estado, haciendo informes con Sole de la situación de la salud. Después desarrollamos también juntas muchísimos temas de la mujer en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires”, recuerda González sobre su trabajo con la actual ministra de Educación porteña.

En 2005 dejó la Legislatura para ser directora del Banco Ciudad por el macrismo. Y allí es cuando comenzaron las denuncias. La hoy extinta revista Veintitrés le dedicó una tapa el 30 de noviembre de 2006 en la que la acusó de un supuesto intento de soborno: los periodistas sostuvieron que González les ofreció pauta publicitaria a cambio de una entrevista favorable con Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno. A González la denunciaron penalmente por presunto intento de soborno, malversación de fondos públicos e incumplimiento de funcionario público. Nunca tuvo consecuencias judiciales, pero sí la denuncia de Veintitrés fue recordada en diversas oportunidades: en la Junta de Ética de la Legislatura debió enfrentar un sumario que terminó con el bloqueo de su candidatura para la Auditoría General de la Ciudad (en verdad, el macrismo la retiró antes de que la votaran en contra). En 2015, un sector del radicalismo de Avellaneda pidió su renuncia como candidata a intendenta a raíz de esa vieja denuncia.

En 2007, abandonó el Banco Ciudad para pasar a formar parte del primer gobierno de Macri en la Ciudad. Asumió como subsecretaria de Atención Ciudadana. Tiempo más tarde, cuando González entró en guerra con un concejal de Avellaneda, Roberto Daniel García, él la denunció por supuestos sobreprecios en esta época: sostuvo que pagó “plantines a 353 pesos y tachos de basura a 300 dólares” y que contrató a la esposa de Larreta, Barbara Diez, para que decorara las salas de casamiento que tienen los CGPs. No sería la última denuncia que le dedicaría García.

En 2009, como parte de la alianza entre Macri, Francisco De Narváez y Felipe Solá, González llegó al Congreso. Allí conoció a su actual pareja, Manuel Mosca, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense. La historia de ellos dos se forjó en la campaña: él era su chofer; con nueve años menos que ella, fue su jefe de prensa y se dieron el primer beso en campaña de De Narváez, cuando volvían en micro de Ñandú del Sur. Un amor surgido al calor de la política. “Mosquita”, le dice ella, cariñosamente. Con él, ella tuvo su tercer hijo.

En 2009 llegó al Congreso como parte de una alianza entre De Narváez, Felipe Solá y Macri. En 2013 renovó su banca de Diputada en las listas del Frente Renovador, dentro de un acuerdo hecho entre Mauricio y Sergio Massa.



Mientras formaba parte del bloque macrista, iban creciendo sus funciones partidarias: debió instalarse en Santa Fe para ser la jefa de campaña de Miguel del Sel, que se postuló a gobernador en 2011.Fue muy lindo trabajar en la campaña junto a Miguel. Tiene un empuje bárbaro y mostraba un compromiso absoluto con la política y una firme convicción de ayudar a cambiar y mejorar su provincia. Es un recuerdo muy lindo y estuvimos muy cerca”, afirma ella. Del Sel resultó derrotado en esa oportunidad y en 2015. Recientemente, se conoció un fallo del juez Reinaldo Rodríguez que encontró irregularidades en el balance partidario de la elección en la que González fue jefa de campaña. El magistrado inhabilitó a Del Sel por seis meses para ejercer cargos públicos, así como al tesorero de ese entonces, Norberto Principato. González, en cambio, siguió sin problemas.

En 2013, ella consiguió renovar su banca de Diputada en las listas del Frente Renovador, como parte del acuerdo que hicieron en ese momento Macri y Sergio Massa. En 2015, fue la candidata del PRO a intendenta por Avellaneda (perdió contra José Ferraresi por 15 puntos). Allí fue donde partió lanzas con García, hasta entonces un aliado macrista y a partir de ese momento un manantial de denuncias contra ella y contra su marido. “Le di muchísimas manos a la señora González para su campaña en la provincia. Se corta sola cuando viene a Avellaneda, empieza a mentir con su domicilio (ella vive en Belgrano). Ahí tuvimos varias diferencias, porque yo siempre fui la conducción del PRO de Avellaneda. Yo quería ser candidato a senador por la sección. Ella se cortó sola y nos desfraudó a todos. Y encima, viene el tema de las coimas”, sostuvo García ante Política Argentina. El concejal la denunció a raíz de un mensaje de Whatsapp que asegura que le mandó González, en el que le pedía el 10 por ciento de los sueldos de los funcionarios que designaran en el Gobierno. “Eso está en una captura de pantalla que tengo. No está fraguada. Dije en la fiscalía que pongo mi celular a disposición”, afirmó García.

Otra de las denuncias que le lanzó fue cuando ella ingresó como interventora del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), en el marco de la causa por la que fue preso Omar “Caballo” Suárez. “Me amenazaron de muerte y temí por mi familia”, dijo ella en alguna oportunidad sobre esa experiencia. García, en cambio, la acusó por presuntas irregularidades en el manejo de la Fundación Azul, que pertenece al gremio. En la denuncia que presentó el concejal, figura una web en la que se vería a personas de la fundación en actividades proselitistas, lo que según denunció el concejal constituiría un desvío de fondos. García también la acusó de cobrar un sueldo de 59 mil pesos en SOMU y otro como diputada.

“Al SOMU lo intervienen porque tiene muchísima caja. El que asume como subsecretario de Vías Navegables junto con ella es Jorge Metz, el primo hermano de Gladys González. El nepotismo no está penado. La madre de Gladys González se llama Elia Esther Metz”, sostiene García, quien suma más y más denuncias contra ella: por usar camionetas 4x4 del sindicato para cuestiones personales, por permitir que sus familiares utilizaran vehículos marítimos y la lista sigue. También le apuntó a su marido por una supuesta sociedad offshore en Suiza. En rigor, se trata de una empresa que figura en la base de datos Open Corporates llamada “Fit.4 by Manuel Mosca”. Mosca no figura como integrante del directorio y en la denuncia García no sostiene que se trate de la misma persona, sino que pide que se averigüe si es el mismo.

Sobre Vidal, dijo: Somos distintas físicamente. Pero nacimos el mismo año, las dos estudiamos Ciencias Políticas, fuimos a colegio de monjas, somos separadas... Me falta presentarle un novio más joven que ella y listo".



La candidata de Cambiemos no respondió a las preguntas específicas que le hizo este portal sobre esas denuncias. En su entorno, vincularon a García con situaciones de violencia en el Consejo Deliberante, lo asociaron al kirchnerismo y adelantaron que González está evaluando denunciarlo al concejal por calumnias e injurias.

Mientras sorteaba las denuncias de su ex aliado, Gladys González asumió como presidenta la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), un organismo que viene teniendo una deriva compleja desde la llegada de Macri al Gobierno, por peleas internas entre el Ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman, y el larretismo. Poco después de haber llegado, cinco ONG de un cuerpo colegiado que creó la Corte Suprema para controlar el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo la cuestionaron por la supuesta aparición de siete sustancias en el río que están prohibidas hace tiempo. González les explicó que se trataba de parámetros incluidos en una inspección para verificar que no reaparecieran estas sustancias. Mientras tanto, continuó las podas de personal que caracterizaron al macrismo desde su llegada.

“Mirenla: es inteligente, laburadora y encima es linda”, la presentó en un acto Vidal. Gladys González no oculta su afinidad con la gobernadora y las semejanzas que tienen sus historias: “Somos distintas físicamente. Pero nacimos el mismo año, las dos estudiamos Ciencias Políticas, fuimos a colegio de monjas, somos separadas... Me falta presentarle un novio más joven que ella y listo", bromeó en una entrevista. Quizás por eso casi la eligen como la cabeza de lista. Al final, fue Esteban Bullrich. Si algo hay que decir sobre esa decisión, es que ella sabe evitar las declaraciones complicadas.

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