31.07.2014 - 12:07 /

Geopolítica y Buitres

Análisis - Por Rodrigo Gomez Tortosa | Por estos días donde el fantasma del default sobrevuela la Rosada, todos los medios de comunicación puntualizan en Thomas Griesa, Juez Federal de Nueva York, pero poco se dice de la intepretación del pari passu dictaminada por la Justicia Norteamericana en plenitud.


Por Rodrigo Gomez Tortosa


En enero de 1861 Benito Juárez decretó la suspensión de pagos y una moratoria de dos años para los acreedores privados y estatales de México. En octubre el Reino Unido, Francia y España, firmaban la Convención de Londres donde se decidía intervenir militarmente la patria del tequila.
Meses después una fuerza española secundada por los dos imperios aliados ingresaba por el puerto del Verazcruz con 10 mil hombres para intentar tomar por la fuerza los caudales adeudados y más. Corrientes historiográficas futuras, aseguran que lejos de buscar los montos adeudados, los aliados buscaban imponer una monarquía en México que adopte los rumbos políticos que ellos pregonaban a favor de sus intereses.
Los Estados Unidos de América en Junio de 2014 sin utilizar la fuerza militar ( políticamente incorrecto en occidente no así para utilizarla en oriente) ratificó un fallo que si la Argentina cumpliere traería el colapso financiero y con ello consecuencias sociales altamente negativas.
Por estos días donde el fantasma del default sobrevuela la Rosada, todos los medios de comunicación puntualizan en Thomas Griesa, Juez Federal de Nueva York, pero poco se dice de la intepretación del pari passu dictaminada por la Justicia Norteamericana en plenitud. La ratificación del fallo el 23 de Agosto de 2013 por parte de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, con la posterior negativa a tratar el caso por la Corte Suprema de los EEUU., elimina la teoría de que el Juez Griessa es un desquiciado hombre mayor de 84 años que hace sin comprender demasiado las consecuencias, sino que tuvo el pleno acompañamiento de todas las instancias judiciales que la Argentina pudo apelar y para evitar que lo que los fondos buitres cobren bonos por jugosos U$1.300 millones de dólares que pagaron apenas centavos de su valor nominal.
Pero no solo estamos ante la presencia de una justicia que avala esta práctica carroñera, sino ante un Poder Ejecutivo norteamericano que no acompaño voluntariamente los reiterados pedidos de amicus que le hizo informalmente la Argentina para presentar ante las instancias judiciales. A diferencia de países como Francia, Brasil y México que entendieron que este fallo adverso tiene indudablemente consecuencias globales, el gobierno de Barack Obama desestimo su intervención como necesaria y así dio el visto bueno para un fallo adverso a los intereses argentinos.
Justamente la corriente doctrinaria jurídica del realismo es de la partida que las decisiones judiciales no son entes abstractos, sino que estas tienen consecuencias sociales directas y la valoración de los jueces a la hora de determinar su decisión debe necesariamente tener en cuenta esto. La decisión de la Justicia de EEUU delimita las futuras reestructuraciones de deuda de forma tal que ya no es seguro intentar hacerlo. España, Grecia, Italia, sólo por mencionar algunos de los casos más resonantes, pensarán dos veces antes de intentar defaultear sus deudas para luego reestructurarlas, por lo que estamos ante un caso que produce un disciplinamiento global desde el Hegemón a países que no sigan la políticas recomendadas por el FMI o tengan la veña de Washington.
Pero esto resulta llamativamente más perverso aun cuando los arbitristas -consejeros políticos medievales- del Siglo XX y XXI, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, son participes necesarios del endeudamiento crónico de los Estados latinoamericanos que utilizando como instrumento primero las dictaduras y luego el recetario neoliberal de políticas económicas del Consenso de Washington para generar dependencia de los mismos hacia las potencias centrales y sus organismos multilaterales de crédito.
Si algo debemos reconocer a la estrategia Argentina es que entendió que la decisión judicial de Griesa poco tenía de jurídica, sino que su matriz es puramente política y sobre todo representa intereses estratégicamente globales para los Estados Unidos, ya que de otro modo sería un disparate la interpretación del principio de parí passu tal y como se basa la sentencia. Por esto los apoyos de MERCOSUR, CELAC, G77+ China, BRICS, UNASUR y otras organizaciones internacionales que expresaron su apoyo a la causa contra los fondos buitres, resulta una reacción política necesaria en desmedro del poder de los Estados Unidos.
Un dato que no debemos dejar pasar desapercibido: el bochorno de EEUU absteniéndose en la votación de condena a los fondos buitres en la OEA. La administración de Barack Obama en consonancia con la independencia de su Poder Judicial tuvo que haberlo respaldado y ante el agravio generalizado de todos los países de América no pudo votar negativamente.
Horas nos separan de descubrir si la Argentina abordará un acuerdo con los Fondos buitres o en cambio decidirá desoír la sentencia de Griesa en lo inminente. Indudablemente el riesgo de la clausula RUFO pone a nuestro país en jaque pero ya se empiezan a vislumbrar alternativas como la propuesta de Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) de formar un fondo de garantía para colaborar en la restitución del STAY que evite un nuevo tipo de default a definir el “ default de quien paga”.