19.11.2015 / 3000 cargos para nombrar o ratificar

¿Cuántos funcionarios deberá nombrar el nuevo gobierno?

El próximo presidente deberá nombrar o ratificar a no menos de 3000 funcionarios. Frente a ese escenario, Prospectiva Consultores detalló en un informe la composición de esos cargos que actualmente ocupan 17 ministros, 71 secretarios, 165 subsecretarios, 100 titulares de organismos descentralizados y 2900 directores nacionales y generales.



El informe comienza con una perspectiva comparada: en Estados Unidos por ejemplo, el presidente electo debe nombrar más de 7000 personas cuando inicia su mandato. En Chile, a su vez, los primeros mandatarios completan más de 1300 cargos de confianza. Por su parte, los presidentes brasileños enfrentan más de 5000 designaciones a lo largo de su mandato.

La consultora explica que la primera línea de personal de confianza a designar por el nuevo gobierno son los llamados funcionarios políticos. Esta categoría la componen los ministros, que en la actualidad son 17 y los secretarios y subsecretarios de estado que en el actual organigrama representan 71 y 165 cuadros respectivamente.

La segunda tanda está representada por los presidentes o titulares de organismos descentralizados que en la actualidad alcanza más de 100 entes públicos de diferente naturaleza jurídica. En este conjunto de organismos el nivel de especificidad técnica es mayor ya que comprende agencias reguladores de servicios, bancos, empresas estatales u entes autárquicos.

Tres de los organismos más importantes por su extensión y presencia en todo el territorio son la AFIP, el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados (PAMI) y la ANSES. En el caso del ANSES es conducido por 40 gerentes, mientras que el PAMI cuenta con 17. Por su parte, la AFIP cuenta en su nivel central con una veintena de directores y subdirectores.

Es importante aclarar que una docena de los titulares de estos organismos, entre los que se destacan el BCRA o el AFSCA, poseen un mandato que se extiende más allá del 10 de diciembre. Esto plantea una disyuntiva a la nueva gestión que se debatirá entre forzar las reglas para interrumpir estos mandatos y ubicar nombres afines en dichas posiciones o en su defecto el criterio de tolerar que en determinadas áreas críticas continúen al frente hombres y mujeres de un signo político diferente al presidencial.

La denominada segunda línea es el colectivo de funcionarios más numeroso. La integran los Directores Nacionales y Generales de los ministerios y los organismos descentralizados. Estos funcionarios, que realizan tareas ejecutivas y de responsabilidad intermedia son en la actualidad más de 2900 cuadros técnicos. En este rubro, los ministerios de mayor envergadura son la Jefatura de Gabinete, el Ministerio de Economía y el de Agricultura con mas de doscientos funcionarios cada uno.

Este último punto plantea una incógnita. Los mandos medios son en general reconocidos en la jerga por “mover” la administración. Un desplazamiento masivo de estos podría suponer una parálisis del gobierno hasta que los reemplazantes encuentren, lo que también en la jerga se denomina, la “botonera”. Es probable que en mayor medida en el caso de triunfar Daniel Scioli, pero aún en el caso de resultar electo Mauricio Macri, asistamos a una confirmación de muchos de estos funcionarios, salvo en aquellas áreas que sean del máximo interés presidencial o en la que se considere que se cuenta, aún antes de asumir, con un conocimiento y unos recursos humanos los suficientemente preparados.  

Otro de los casilleros a cubrir por quien se imponga en el balotaje será el de los directores en sociedades anónimas con participación estatal. En este caso, se trata de 96 directores titulares y 58 suplentes que representan al Estado Nacional en las principales empresas del país. Finalmente, está el cupo de Embajadores políticos que designa el presidente y no pertenecen al cuerpo diplomático. El tope es de veinticinco, y en alguna de las sedes suelen recalar personas de la máxima confianza presidencial para llevar en forma directa relaciones que son cruciales para los primeros mandatarios.

En esas elecciones radicará una parte importante del éxito o el fracaso de mucha de las políticas públicas que quiera impulsar durante su mandato.