24.08.2016 / Opinión

La CGT ante un nuevo dilema: Ser ongaristas o vandoristas

La Confederación General del Trabajo será dirigida por un triunvirato, ¿qué posición tendrán ante el modelo neoliberal de Macri?

por Facundo Giampaolo



En este momento del país, donde la clase trabajadora sufre las consecuencias de un ajuste brutal y comienza a sentir, día a día, la pérdida del poder adquisitivo del salario, los despedidos y suspensiones en todos los ámbitos laborales; la reunificación de la CGT encabezada por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, abre un mar de esperanzas para que la Central Obrera sea un dique de contención al modelo liberal del macrismo.

Por eso la nueva cúpula gremial tiene que tener conciencia de lo que esperan de ellos la inmensa mayoría de los trabajadores. Es que las Bases Obreras esperan una CGT combativa y dura, que no pacte con el gobierno actual e idolatran la figura del reciente fallecido Raimundo Ongaro
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Ese modelo sindical brillante, que llevó adelante Ongaro cuando asumió la conducción del Gremio Gráfico en 1966, coincidiendo con la llegada de la dictadura de Ongania. Podría haber pactado y ponerse la corbata e ir a aplaudir al tirano como hicieron otros gremialistas, pero no solo no lo hizo, sino que junto con otros dirigentes de aquella época como Jorge Di Pascuale, Amado Olmos, Julio Guillan, Ricardo de Luca y Andres Framini conformaron un sector gremial Combativo para luchar contra la Dictadura Militar, como así también, luchar por el retorno del General Perón a la Patria.

Esta clase de dirigentes de quienes se espera lo que definió el mismo Raimundo como un espacio de liberación nacional y social,  ahora luchan no sólo por el mameluco y la obra social, sino para expulsar de nuestra patria todo lo que le roba su dignidad y lo somete a la dependencia.

Se espera con ilusión  algún dirigente tapado como en su momento fue Saul Ubaldini. Pero como los trabajadores saben que modelo sindical quieren, también saben cual no quieren. No desean una dirigencia como fue el Vandorismo en la década del 60 cuya parábola era Golpear para después negociar.

Rezan en las fábricas que no aparezcan dirigentes Gremiales como el plástico Jorge Triaca padre que término siendo Socio del Jockey Club o  personajes como Casildo Herreras que se borro cuando vinieron los militares. Por eso, la nueva conducción de la CGT tendrá que pensar a que panteón de la Historia Sindical quiere entrar; al combativo o al negociador.