05.12.2016 / Opinión

Algunas consideraciones sobre el presupuesto de la SEDRONAR

Nota de opinión acerca del presupuesto 2017 para la secretaría de prevención de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico.

por Esteban Wood




Con respecto al problema de las drogas y las adicciones, no existe mejor medida para evaluar la jerarquía y prioridad que un gobierno le asigna al problema que centrarse en el aspecto presupuestario de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), organismo que depende directamente de Presidencia de la Nación y que coordina a nivel nacional los esfuerzos preventivos, asistenciales y de capacitación en este sensible  campo.
En el proyecto de ley original del presupuesto 2017, a la SEDRONAR se le otorgó una partida de $739.001.688, casi un 33% más de lo que le fuera asignado para el ejercicio del corriente año. ¿Es mucho? ¿Es poco?

La primera lectura por hacer tiene que ver con la meta inflacionaria que fija el gobierno al eleva el proyecto. Partir de esta base permite identificar cual es la verdadera intencionalidad política en el incremento. Porque al margen de la inflación anual que siempre fue camuflada por el INDEC, salvo en los períodos 2015/2016, los supuesto “aumentos” en la SEDRONAR siempre fueron absorbidos por la inflación. También cabe destacar que en el ejercicio 2014/2015 se produjeron importantes reasignaciones presupuestarias por parte de Jefatura de Gabinete de Ministros hacia el organismo, lo cual compensó parcialmente la regresión.
En consecuencia, si asumimos que el gobierno nacional estableció como objetivo 2017 una inflación del orden del 17%, el incremento real en el presupuesto de la Secretaría de Estado sería de aproximadamente un 16%. Comparado con períodos anteriores, la variación interanual real regresa a valores similares al año 2012, en el proyecto de presupuesto elaborado por la administración de Rafael Bielsa.

No obstante, a raíz de la reciente declaración de emergencia en adicciones presentada bajo la denominación “Compromiso Nacional contra las Adicciones”, se dispuso una reasignación de partidas de $170.000.000 adicionales para la Secretaría. En consecuencia, el presupuesto oficial de la SEDRONAR para el ejercicio 2017 será de $909.001.688, lo que implica un incremento real (descontando inflación) del 46,2% con respecto al 2016.

Estos $170 millones adicionales… ¿Es mucho? ¿Es poco? En términos comparativos, la "Comisión Nacional de Actividades Espaciales" también fue beneficiada con una reasignación de partidas por $150 millones. Prioridades.

Volviendo atrás, si a todo este análisis le agregamos también la previsión de la cotización del dólar oficial para los últimos períodos, salvando las brechas y desdoblamientos cambiarios, por efecto de la devaluación el dinero que el Estado Nacional destinará en 2017 a prevención y asistencia será exactamente igual a lo presupuestado para el ejercicio 2016. En consecuencia, y a pesar del incremento total de $352.000.000 ($182 millones iniciales más $170 millones adicionales), la meta dólar comparativa desploma a cero el aumento del 46,2% en la partida presupuestaria de la Secretaría. Lo mismo que decir que Argentina gastará en adicciones en el 2017 lo mismo que gastó en el 2016.



Nuevamente la pregunta: una asignación de 50 millones de dólares (a razón de 1 dólar y monedas p/habitante), ¿es mucho? ¿Es poco?

Incorporemos nuevas variables. Las dos funciones esenciales de la SEDRONAR son la prevención de las adicciones y la asistencia a drogadependientes. Con la reforma del organismo en el año 2014, se agregó como tercera actividad específica el abordaje territorial. Si bien en materia de prevención, lo presupuestado para el ejercicio 2017 fue inferior al presupuesto 2016 ($80.300.000 vs. $131.777.657), no menos cierto es que en materia de asistencia se pasó de un presupuesto 2016 de $154.385.983 a una asignación de $290.042.277. Sumando ambos ítems, la variación interanual proyectada es del orden del 29% (en sintonía con el casi 33% total).

El tema a discutir es la proporcionalidad entre ambas funciones. En el presupuesto 2016, la relación era de 45% (prevención) y 55% (asistencia). En el proyecto 2017 (sin considerar la nueva partida de $170 millones), la asignación se reordenó en términos de 20% (prevención) contra 80% (asistencia). ¿No había manifestado Roberto Moro, titular del organismo, su deseo de volcar la mayor parte de los recursos hacia actividades preventivas? Su propuesta de presupuesto lo contradice.
Lo que sí debe llamar la atención es el importantísimo incremento en la anteriormente mencionada área que entiende en políticas de abordaje territorial: se pasó de una partida de $63.357.647 (cuando aún incluía el control de precursores químicos, quitado de la órbita de la SEDRONAR este año) a una propuesta de asignación por $218.039.415 (2017).  Estamos hablando de un aumento de casi el 250%. Dentro de este monto estaría contemplado el financiamiento y expansión del modelo de tratamiento con base comunitaria que promueve a nivel regional la RAISSS (Red Americana de Intervención en Situaciones de Sufrimiento Social), y que se traduciría en módulos de formación para operadores. 

No está de más recordar que debido a los sospechosos vínculos entre funcionarios de la SEDRONAR y la Fundación Convivir (ONG responsable del Capítulo Argentina de la RAISSS y de la expansión de este modelo de tratamiento en el país), descubiertos por una investigación periodística de La Política Online, existe un pedido de informes de Diputados de la Nación.
Nuevamente la pregunta… ¿Es mucho? ¿Es poco?

Históricamente, la SEDRONAR siempre contó con un presupuesto sumamente acotado para solventar sus funciones, del cual casi la mitad se destinó a financiar gastos operativos. La excepción se dio en los años 2014, 2015 y en el presupuesto heredado de 2016, con una importante inversión destinada a programas de rehabilitación y reinserción social de personas afectadas por consumos problemáticos, especialmente en población vulnerable. 

Incluso cabe recordar que a comienzos del 2014 se lanzó el “Recuperar Inclusión: Programa para la prevención y la recuperación de personas con problemas de adicciones” bajo la órbita de la SEDRONAR. El proyecto, cuya inversión total fue prevista en $1.993 millones (al margen del presupuesto oficial del organismo), se estableció como un plan a nivel nacional para la “recuperación, el tratamiento, y la prevención de adicciones” e incluía la creación de CePLAs (Centros Preventivos Locales de Adicciones) y CET (Casas Educativas Terapéuticas) en diversos puntos del país. Quedará para otro artículo el análisis del por qué este ambicioso programa no llegó a buen puerto, y terminó desfinanciándose.

Asimismo, entre 2013 y 2015, y para hacer frente a esa nueva oferta de prestaciones, la estructura operativa del organismo creció exponencialmente. De una planta de aproximadamente 500 agentes se pasó a una dotación de casi 1.000 personas desempeñando funciones en sede central, y otras 1.500 trabajando en territorio bajo modalidad de precarias “becas estímulo”. El aumento en el presupuesto del organismo fue claramente en consonancia: más del 100% para los años 2015 y 2016.

No obstante, y muy por el contrario de la apuesta de la nueva administración por generar un recorte y achicamiento del organismo, una gran parte del gasto se sigue consignando a sostener la enorme estructura heredada. En el presupuesto 2016 se destinaron $153.426.837 al concepto “Personal contratado”. Para el ejercicio 2017, la asignación sube a $214.591.659, un incremento del 40%. Frente a una meta inflacionaria y una hipotética paritaria del 17%, la pregunta es si existe intencionalidad de ampliar aún más la dotación operativa.

Nuevamente se torna necesario regresar a la pregunta de base: ¿Todo esto es mucho o es poco?

En mayo del 2012, el por entonces titular de la SEDRONAR imaginaba “un organismo flaco, muy magro, rápido, con una gran velocidad de desplazamiento a los lugares donde está, de verdad, el problema. El abordaje está en el territorio y no en el escritorio”. En sus palabras (que comparto plenamente), Bielsa demostraba comprender la lógica de una Secretaría de Estado que nació en 1989 para coordinar políticas con visión integral y federal, no para ejecutarlas, no para ser un gran “Elefante Blanco” que necesitó alquilar nuevas oficinas porque la histórica sede de Sarmiento 546 quedó chica para tanta gente.
Hoy, con una SEDRONAR sobredimensionada en estructura, vaciada de sus funciones fundacionales, con sospechas de desmanejos e irregularidades, y que a lo largo del 2016 permutó presencia territorial por sub-ejecución presupuestaria, fotografías en lugar de gestión real, cierre de programas, y descentralización a municipios sin aportes económicos, aquel objetivo de Bielsa suena a utopía mayúscula.

Entonces, ¿$909 millones es mucho o es poco? Parafraseando al Gato de Cheshire en su diálogo con Alicia, todo depende de a dónde se quiere llegar verdaderamente. Si no, poco importa.

* Analista, investigador y consultor en asuntos de políticas sobre drogas. Magíster en Políticas Públicas. Licenciado en Comunicación Periodística. Miembro de la World Federation Against Drugs (WFAD). Integrante de la Red Argentino Americana para el Liderazgo (REAL) y director de la comisión "Drogas, adicciones y narcotráfico". www.estebanwood.com