12.05.2015 / Con la presencia de los principales precandidatos en el programa de Tinelli

Los mitos sobre la tinellización de la política

¿La participación en uno de los programas más vistos de la televisión se traduce en intención de voto?

por Ignacio Ramírez




En torno a la presencia de los candidatos en programas como el de Marcelo Tinelli existe cierta mitología. Habitualmente el análisis suele aparecer simplificado en términos de si "suma o resta", pero la cuestión es menos lineal y bastante más compleja. En primer lugar deben considerarse los ambientes políticos y culturales bajo los cuales se desarrollan las campañas. En este sentido, los últimos años han estado marcados por un proceso de politización, a partir del cual considero algo antiguo seguir insistiendo con la tesis de la farandulización de la política; probablemente hayamos pasado de la farandulización de la política a la politización de la farándula.

En cualquier caso, sí es cierto que los géneros televisivos y los códigos de la política se han reconfigurado. La política ha tenido que incorporar algunos códigos vinculados con la cultura del entretenimiento, pero de ninguna manera ha quedado subordinada a esa esfera o despojada de dimensiones ideológicas: industrias del ocio y política son campos distintos y en consecuencia tienen lógicas divergentes. En síntesis: raiting no equivale a votos. Son ámbitos que se intervienen y utilizan recíprocamente; pero tal vez resulte más sintomático de esta época que los programas de entretenimiento tengan que incluir contenidos políticos en sus programaciones.

En todo caso, la participación en el programa de Tinelli podría ser pensada como la utilización de una potente plataforma de visibilidad, estructurada en un formato de empatía y cercanía con el público. Sin embargo el comportamiento electoral, especialmente a la hora de elegir presidentes, es más sofisticado y no se resuelve mediante estímulos mágicos. En su momento, la victoria de Francisco de Narváez fue leída como un subproducto de sus apariciones en ShowMatch, pero lo cierto es que tal impacto fue sobredimensionado. Más que el efecto de las posiciones que adoptaron los candidatos en torno al programa (o el programa en sobre ellos), el resultado de las elecciones fue el signo de aquella atmosfera política, por entonces teñida de un ánimo crítico hacia el gobierno. Existen muchos ejemplos que invitan a relativizar el pensamiento mágico sobre el impacto electoral que reporta la presencia de candidatos en la arena de Tinelli: la figura de Martín Insaurralde escaló desde allí en popularidad pero en la medida en que sus posiciones políticas fueron excesivamente zigzagueantes o vacías, su creciente nivel de conocimiento no se tradujo en capital electoral. La elección de Cristina Fernández en 2011, por su parte, constituyó el record electoral del ciclo democrático en curso desde el 83 sin que tal desempeño tenga alguna relación significativa con la presencia en programas de televisión.

La comunicación política es un proceso complejo, y no está hecha de actos mágicos. Los triunfos electorales no están apalancados por episodios comunicacionales particulares, sino que se apoyan en procesos de generación de adhesiones e identificaciones de mediano plazo, basados en atributos, valores y esperanzas que algunos dirigentes consiguen proyectar a través de su participación en el ámbito de la política, que a veces se traslada al set televisivo pero que no empieza ni termina en el.

Por último, la politización del PRO - que pasó de presentarse como un actor externo a la política a consolidar una marca partidaria - y el declive de Sergio Massa - quien abusó de formatos de comunicación que para la cultura política argentina resultan algo artificiales y manufacturados – representan elocuentes lecciones de las limitaciones asociadas con la ansiedad de aparecer por aparecer. La política no es la gestión de lo visible, es desde hace siglos un arte más complejo y profundo. La duda existencial sigue siendo Ser o no Ser, antes que Estar o No estar.

*Sociólogo y Director de Ibarómetro