Según el proyecto del Presupuesto 2018, para el próximo año se espera un crecimiento del 3,5% del PBI; una inflación promedio del 15,7%; y un dólar a $19,3. Por su parte, la reforma tributaria buscará que en cinco años se bajen los impuestos en las provincias para alentar la inversión privada. De este modo,
se reducirán los aportes por Ingresos Brutos y el impuesto al Sello, al tiempo que los gobernadores se comprometieron a congelar la planta estatal, así como la suba de salarios de empleados públicos para reducir gastos.
Por otro lado, los vinos y bebidas azucaradas no sufrirán cambios en sus impuestos, pero sí lo harán las cervezas, que deberán pagar un 14% en caso de las industriales y un 8% en caso de las artesanales. Finalmente,
se buscará que las empresas no paguen aportes patronales en salarios menores a $12 mil hasta 2022.
Por último, el impuesto al Cheque se prorrogará hasta el 31 de diciembre de 2022 y su recaudación será destinada a financiar la ANSES, a partir de la eliminación del artículo 104 de la Ley de Impuesto a las Ganancias, acordada con los gobernadores para ponerle fin a la disputa por el Fondo del Conurbano.
Los proyectos recibieron un tratamiento express en el Senado - aún más veloz que Diputados - y por eso hoy el oficialismo necesitará los dos tercios de los votos para habilitar el debate sobre tablas, ya que no pasó una semana desde la firma de los dictámenes hasta su debate en el recinto.
Además, esta última sesión de 2017 cuenta con un plus: la vuelta de Cristina Fernández de Kirchner a la Cámara de Senadores. La expresidenta se ausentó de las últimas dos reuniones de la Comisión de Presupuesto que integra y ayer armó una propia con los legisladores de su bloque.
Con estos proyectos, el Senado cierra el año legislativo y no se descarta que el Ejecutivo pueda convocar a nuevas sesiones extraordinarias para febrero, con el fin de aprovechar al máximo la nueva composición de ambas Cámaras.
