La flamante titular del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Kristalina Georgieva, realizó una autocrítica en nombre del organismo que preside y cuestionó una recomendación que le suelen dar a los países emergentes.
Ocurre después del fracaso del préstamo Stand-By a la Argentina que conducía Mauricio Macri.
La autocrítica tuvo que ver con el control de cambios donde, por ejemplo en Argentina, le permitieron al Estado hacer una intervención muy controlada por el organismo.
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El marco actual del FMI, basado en un pensamiento económico más convencional, orienta en general a los miembros hacia la utilización del tipo de cambio como amortiguador" para ajustarse "a las perturbaciones externas", analizó Geoorgieva en su columna del Financial Times.
Sin embargo, admitió:
"Esto puede hacer que los tipos de cambio se conviertan en amplificadores de choque, ya que pueden aumentar repentinamente los costos del servicio de la deuda y los pasivos".
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¿Debería utilizarse la intervención en materia de divisas para estabilizar el tipo de cambio y contener los riesgos del balance de pagos para determinados tipos de perturbaciones financieras externas, dando así mayor autonomía a la política monetaria para centrarse en la estabilización de la actividad interna?", se preguntó dejando la puerta abiera a un cambio de paradigma.