31.07.2019 / Opinión

Alberto y su política para la ciencia y la tecnología

El presidencial del Frente de Todos se encamina a dar señales claras de que la ciencia y la tecnología volverán a tener un papel clave para el desarrollo. Más de 8.500 investigadores y becarios han firmado la adhesión a su candidatura. Cuáles son las principales políticas que presentará para superar el actual apagón científico.

por Ignacio Jawtuschenko



Hoy no será un día más para la comunidad científica. Tampoco lo será para Alberto Fernandez y los equipos del Frente de Todos que trabajan en el área de ciencia, tecnología e innovación. El precandidato a presidente llega a Ciudad Universitaria para primero reunirse y escuchar propuestas de 35 científicos premiados con los máximos galardones como el premio Houssay, Konex, y Bunge y Born. Luego se verá con becarios y estudiantes que le transmitirán la preocupación por su futuro inmediato. A las 15.30 en el aula magna, en un acto moderado por el profesor Adrián Paenza y Graciela Morgade, decana de Filosofía y Letras de la UBA, recibirá una declaración de “apoyo a la fórmula conformada por Alberto Fernández y Cristina Fernández para las eleciones presidenciales 2019” con más de 8500 firmas de investigadores pertenecientes a los 17 organismos de ciencia y tecnología y 56 universidades nacionales de todo el país.

Sin dudas una visita a Exactas que tiene mucho de simbólico. Esta semana se cumple un nuevo aniversario de la Noche de los Bastones Largos. Dos horas más tarde estará en la localidad bonaerense de San Martín allí se reunirá con las Pymes y representantes de la Cnea, el Inti, la Fundación de Nanotecnología y la Unsam.

“Somos los que sí creemos en nuestros investigadores”, destaca Fernando Peirano, economista del Grupo Callao e integrante de los equipos técnicos de Ciencia Tecnología e Innovación (CTI) del Frente de Todos. “Reconocemos sus logros, valoramos la educación pública, esto nos diferencia absolutamente del macrismo, que en estos años no priorizó ni tomó decisiones en este sentido”, explica.



Ciertamente Mauricio Macri asumió con un sistema científico y tecnológico en marcha y con las bases para consolidar una política de Estado. Pero tras cuatro años deja como resultado tierra arrasada, proyectos congelados, incertidumbre y parálisis en los centros de investigación.

La ciencia argentina está colapsada. En campaña Cambiemos prometió incrementar la inversión en Investigación y Desarrollo y llegar a un 1,5% del PBI. No solo quedó lejos de alcanzarlo, sino que fue en la dirección opuesta. Las últimas cifras oficiales dan cuenta de la profundidad del recorte, los recursos asignados en 2019 equivalen a un 30% menos que los destinados en 2015. El ajuste en ciencia y tecnología supera los 20 mil millones de pesos, equivalente a lo que los Bancos se llevaron solo en mayo con las Leliqs.

El recorte está acompañado de despidos, reducción en los ingresos a la carrera del investigador científico del Conicet, y una deliberada desarticulación que puso en estado de coma a la amplia constelación de organismos dedicados al desarrollo del conocimiento argentino, como el Inti, Inta, Conea, Conae, Segemar, INA, IGN, el Instituto Antártico y siguen las firmas.

Este es un gobierno que ha vuelto a promover la conocida fuga de cerebros. Más de 2000 jóvenes doctores hoy no cuentan con oportunidades, ni en el sector público ni en el privado. Así se hipoteca el futuro de un país. Pero también sufren las universidades de reciente creación, los centros científicos del interior, y los proyectos tecnológicos de mayor relevancia geopolítica, como el nuclear y el satelital. Además la falta de inversión está llevando a la obsolescencia de equipos e instalaciones.

“Para nosotros hay una relación de ida y vuelta entre ciencia y producción", subraya Peirano, y agrega: “Pensamos a la tecnología como una palanca para las pymes, apostamos a que el conocimiento científico se traduzca en tecnología y que esto a su vez sea una oportunidades para crear nuevos sectores, empresas y empleos. Uno de los objetivos del gobierno de Alberto es complementar el sistema científico con un sistema tecnológico”.

“Alberto Fernández es claro en destacar las claves para el desarrollo”, dice Peirano, ya que “su análisis es que los países son ricos porque invierten en ciencia, tecnología y en educación de manera continua y prioritaria, construyendo capacidades que les aseguran una trayectoria y un desarrollo económico estable y certero".

Por eso, el integrante de la usina de pensamiento del candidato presidencial destaca: "Y en especial ahora, que es necesario encender la economía, creemos que hay muchos elementos para hacer de la ciencia y la tecnología herramientas efectivas para crecer, exportar, aliviar el peso de la deuda y salir del laberinto de la recesión y el ajuste en el que nos ha metido Macri".


URGENCIAS Y PROPUESTAS DEL FRENTE DE TODOS

En el marco de este crítico escenario de ahogo financiero a la actividad científica, el Frente de Todos plantea algunos puntos salientes.

“Por cada peso que recortó Macri, vamos a invertir dos”, señala el plan elaborado por la comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación del Frente de Todos. Entendiendo al conocimiento como una herramienta central para reducir asimetrías y resolver asignaturas pendientes, propone trabajar en el fortalecimiento de las capacidades de las áreas de ciencia y tecnología de cada provincia o municipio.



La idea es que ciencia y tecnología no sea una tarea encerrada de una única cartera. Se ha diseñado la implementación de programas para que varios ministerios cuenten con proyectos concretos de I+D con impacto federal.

Otra de las iniciativas consiste en una coordinación interministerial que articule y supervise los proyectos de desarrollo tecnológico desde una instancia institucional de máxima jerarquía.

Planean la creación de un banco, pero no un banco cualquiera. Un Banco nacional de proyectos enfocados en acelerar el desarrollo regional y provincial, retomando iniciativas como el Fondo para el Desarrollo Económico Argentina (Fondear).

Y organizar acciones a partir de grandes proyectos nacionales, impulsar  iniciativas como la emblemática INVAP en áreas estratégicas de energía, datos, nanotecnología, nuevos materiales, e industrialización del litio. Y recuperar los programas para el desarrollo de tecnologías en área geopolíticas sensibles como nuclear, satelital o radares.

Desarrollar puentes entre conocimiento y producción ¿Cómo? A partir de parques industriales, polos y centros tecnológicos dedicados a la vinculación de la industria con las universidades y los organismos de ciencia y tecnología.

Priorizar proyectos con amplio impacto social como, por ejemplo, superar la actual crisis de vacunas mediante la producción pública de medicamentoso o la resolución del contenido de arsénico en agua, situación que afecta la salud de millones de argentinos.

En síntesis, el país que propone Alberto Fernández no solo apoya a la ciencia, se apoya en la ciencia. Hoy comienza a andar este camino.