En un nuevo episodio de la novela de política de deshielo que busca implementar Cambiemos con el Reino Unido,
el presidente Mauricio Macri aprovechó el G20 y se reunió durante 15 minutos en el predio de Costa Salguero con la primera ministra británica, Theresa May, pero no consiguió absolutamente ni un solo gesto respecto de la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas.
De hecho, casi no consiguió hablar con
"la nueva Dama de Hierro" acerca de la controversia por las Islas, porque,
según hizo trascender el Gobierno para intentar bajar el precio al fracaso, el mandatario prefirió "centrarse en las coincidencias". Curiosamente,
sí estaba previsto abordar la temática de la soberanía de Malvinas.
Sin embargo,
el gobierno británico difundió una declaración en la tocó el tema Malvinas, pero con el nombre que los ocupadores usan para las islas: sólo dio la "bienvenida" a un nuevo vuelo entre el continente y las "Falklands".
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Los líderes le dieron la bienvenida a una nueva conexión aérea entre Falklands y San Pablo vía Córdoba, algo que demuestra el significativo progreso que se está construyendo en nuestra relación", sostuvieron desde el lado de May, en el marco del encuentro bilateral que se llevó a cabo en una sala especial durante un parate en las deliberaciones del G20.
Fue la primera vez, desde el conflicto del Atlántico Sur, que un jefe de Estado argentino recibe en el país a un gobernante de la potencia que mantiene ocupadas las islas. Este hecho, según la comunicación presidencial, fue el único hecho por el cual Macri hizo alusión a las islas.
En diálogo con la prensa, Faurie definió la reunión como una
"conversación hecha con franqueza en un clima positivo, que marca el nivel de relación que logrado después de tres años de gobierno".
