La inauguración de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires estuvo marcada por fuertes críticas hacia el presidente Javier Gerardo Milei, quien buscó participar en el evento a pesar de sus ataques previos contra la cultura. El presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, expresó su descontento ante la solicitud de Milei, señalando que la feria no cuenta con los recursos para financiar su presencia.
En palabras de Vaccaro: "No se sonroja y pide participar en este espacio, su visita está prevista para el próximo domingo 12 de mayo en la Pista Central de La Rural. Su presencia en la Feria, vidriera extraordinaria, implica una serie de erogaciones también extraordinarias, que la Fundación El Libro no puede afrontar. Se lo digo con una mano en el corazón: No hay plata".
El rechazo a Milei se fundamenta en el contexto de desfinanciamiento y menoscabo que atraviesa la cultura argentina, situación que fue destacada por Vaccaro y la escritora Liliana Heker durante sus discursos inaugurales. Vaccaro afirmó que el Gobierno Nacional ha desistido de participar en la feria, argumentando falsamente problemas financieros, lo que evidencia un claro menosprecio hacia el valor cultural. Además, se denunció la retirada del sponsoreo por parte del Banco Nación, bajo una supuesta "orden que vino de arriba".
La solicitud de Milei para presentar su libro en la feria contrasta con sus posturas previas respecto al financiamiento de la cultura, lo que generó un repudio generalizado por parte de los organizadores y asistentes al evento. Vaccaro señaló que, si bien Milei argumenta falta de fondos para invertir en cultura, deberá asumir los costos de su seguridad y del evento, lo que representará un gasto adicional para el Tesoro Nacional.
Liliana Heker, por su parte, cuestionó la pertinencia de celebrar la feria en un contexto de creciente pobreza, desempleo y desfinanciamiento de las instituciones públicas. Hizo hincapié en la importancia de la lectura y la reflexión en tiempos de crisis, advirtiendo sobre los intentos gubernamentales de desvirtuar cualquier espacio que promueva el conocimiento y la cultura.
