31.01.2019 / Opinión

El Algoritmo y el futuro del trabajo

Las problemáticas que presentan las empresas como Glovo o Rappi y las nuevas formas del trabajo.

por José Doffi




El algoritmo es una receta, una serie de pasos a seguir. La Real Academia Española lo define como un "Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema".

Las búsquedas que se realizan en internet, están direccionadas por esta fórmula que, “sugiere” desde un producto, una serie o un viaje hasta pasajes a distintos lugares del mundo, coincidiendo con la última búsqueda realizada desde Google u otro buscador. En este sentido, unos días atrás debí desactivar el micrófono de Google, bajo la función "Actividad de voz y audio", ya que, de manera automática y constante, escucha las conversaciones para sugerir mejoras en la experiencia como usuario. Llamativamente graba conversaciones de todo tipo, que se almacenan en la base de datos de Google. Paso el dato, se desactiva desde tu cuenta de Gmail en el menú de Ajustes>mail>gestiona tu cuenta de Google> Revisa tu configuración de privacidad>Empezar ahora>Actividad de voz y audio>desactivar.

Mi preocupación respecto a este tema comenzó a incrementarse a partir de la influencia del algoritmo y este tipo de injerencias en la privacidad de las personas por un lado y lo que es más grave, en la incidencia que la fórmula tiene en el mundo del trabajo.

Con respecto a este punto, desde que asumió la presidencia de la Nación Mauricio Macri, han proliferado en nuestro país el trabajo de plataformas, una nueva modalidad de precarización laboral llevada adelante por las empresas Rappi, Glovo, Pedidos Ya y Uber, por ejemplo. De esta manera, y tal como lo analiza de manera exhaustiva el periodista Emiliano Gullo en la nota publicada por la revista Anfibia titulada "Capitalismo con tracción a sangre", una persona que vive en Floresta puede pedir una hamburguesa de cordero caserita recién horneada en el barrio de Palermo. En el medio de ese deseo satisfecho por un mínimo costo de envío, nos encontramos con una persona que pedalea hasta 60 kilómetros por día sin descanso, ni tampoco jornada limitada, lugar de trabajo, equipamiento de seguridad y sin certeza alguna respecto de su continuidad laboral. Lo que es peor, para la empresa no son trabajadores o trabajadoras, sino que se trata de emprendendores y emprendedoras cuyas directivas son impartidas por empresarios escondidos detrás de una aplicación, gobernada por un algoritmo que, toma como parámetro para la asignación de viajes el lugar donde se encuentre el “emprendendor/a” con su bici o moto y su rendimiento o predisposición respecto de los últimos pedidos asignados.

"Te mando un Glovo" es una frase que he escuchado reiteradamente en referencia este sistema de delivery sin regulación alguna. En principio, se debería comenzar por definir a los emprendendores y emprendedoras como trabajadores y trabajadoras con una jornada laboral limitada y los derechos correspondiente, en los términos de nuestro derecho del trabajo.

En segundo lugar, debe garantizarse la provisión de elementos de seguridad. Son numerosos los videos, así como las denuncias efectuadas por las y los trabajadores que ponen de manifiesto los accidentes de trabajo padecidos por las personas que trabajan para estas aplicaciones. En tercer lugar, se debe establecer la prohibición de trabajo con bicicleta durante más de determinada cantidad de horas o distancia. Algunas de estas recomendaciones las formulo como punto de partida a partir de las leyes vigentes y los convenios colectivos de distintas ramas de actividad que prevén estas regulaciones, sin dejar de lado la necesidad de regular el tema a nivel supranacional.

En otro orden de ideas, se dispara la discusión que integró la agenda del G20 realizado en nuestro país, que hoy es tema de debate en todos los foros internacionales en el marco de OIT y tiene que ver con el futuro del trabajo. Con respecto a este tema, más en particular, con la implementación de la robótica, la automatización, la inteligencia artificial y el algoritmo como su mecanismo de razonamiento. En esta línea cabe una pregunta entre otras, ¿a quién beneficiará la inteligencia artificial y las nuevas modalidades de trabajo? ¿A los empresarios o a la mayoría de los trabajadores, trabajadoras y a la sociedad en general, coadyuvando a mejores niveles de vida? ¿Es dable aceptar pasivamente el reemplazo del trabajo humano por el trabajo de máquinas con aplicación de inteligencia artificial? Bajo este interrogante, debemos poner los esfuerzos bajo esquemas tripartitos, en donde gobiernos, asociaciones empresarias y sindicatos deben sentar las bases de la regulación de estas modalidades. La falta de regulación actual permite que, por ejemplo Uber no esté autorizada legalmente a operar pero utilice todos los medios de pago y; pese a no estar autorizada a funcionar en la mayoría de las ciudades de nuestro país, opere con las principales tarjetas de crédito. O que las personas que trabajan en las aplicaciones de delivery no tengan cobertura médica ante accidentes por considerarlos "emprendedores".

La reciente publicación de la Organización del Trabajo que aborda la temática del Futuro del Trabajo se titula “Trabajar para un futuro más prometedor” . En dicha publicación, el centenario organismo del que nuestro país es parte integrante, insta a los Estados a “garantizar la representación colectiva de los trabajadores y los empleadores a través del diálogo social como bien público, promovido activamente a través de políticas públicas. Todos los trabajadores deberán disfrutar del reconocimiento de su libertad sindical y del derecho de negociación colectiva, con el Estado como garante de esos derechos. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deben robustecer su legitimidad representativa a través de técnicas de organización innovadoras que lleguen a quienes están involucrados en nuevos modelos empresariales, incluso a través del uso de la tecnología. Asimismo, deben recurrir a su poder de convocatoria para poder traer diversos intereses en torno a la mesa de negociación.

• Encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente. Esto significa que los trabajadores y directivos han de diseñar la concepción del puesto de trabajo. Significa también que se adopte un enfoque de la inteligencia artificial «bajo control humano» que garantice que las decisiones definitivas que afectan al trabajo sean tomadas por personas. Debería establecerse un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales del trabajo que exija a estas plataformas (y a sus clientes) que respeten determinados derechos y protecciones mínimas. Los avances tecnológicos requieren también de la reglamentación del uso de datos y de la responsabilidad sobre el control de los algoritmos en el mundo del trabajo”

Estos datos deben ser complementados con aquellos que surgen del presupuesto 2019 relacionados con la reducción de partidas presupuestarias para determinados programas relacionados con el empleo. Para 2019 el gobierno nacional redujo las partidas presupuestarias de los programas de Regularización del Trabajo (30%), Acciones de Empleo (7%) y Programa de Recuperación Productiva o Repro (21%), de manera que se puede deducir que la prioridad del gobierno de Mauricio Macri no estará centrada en la generación de nuevos puestos de trabajo, la actuación preventiva ante el cierre de empresas o el contralor del trabajo no registrado, así como tampoco orientar sus prioridades en los términos sugeridos por la Organización Internacional del Trabajo para proteger a las personas que trabajan ante el avance de la inteligencia artificial, la robótica y la automatización.

En este año electoral, este tema tiene que formar parte de las propuestas electorales de los partidos políticos que tengan como prioridad el trabajo digno para la salida de la actual crisis económica y política en que se encuentra nuestro país luego de tres años de gobierno de Cambiemos.

El futuro del trabajo debe ser regulado a partir de esquemas tripartitos a nivel nacional, regional y con más énfasis, en los centros urbanos donde, avance de la tecnología no debe ir en desmedro sino representar una mejora en la calidad de vida de las argentinas y los argentinos.