El Papa Francisco impartió una bendición "Urbi et Orbi" extraordinaria para hacer frente a la pandemia del coronavirus, desde una plataforma situada en medio de una Plaza de San Pedro vacía y lluviosa , en la que recordó que, como los discípulos en su momento, "
todo el mundo está en la misma barca para luchar contra este mal".
En un histórico mensaje en el que además otorgó una indulgencia masiva a todos los católicos, el Sumo Pontífice enfatizó:
"Los seres humanos han descubierto que no pueden seguir cada uno por su cuenta, sino solo juntos y que nadie se salva solo".
"Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente", reflexionó.
En otro tramo del relato, el religioso argentino analizó: "Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras".
"En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado", insistió.
Por otro lado, el Papa reivindicó a "compañeros de viaje" que son ejemplares y que ante el miedo reaccionaron dando la propia vida. De ellos, rearcó que son personas comunes "corrientemente olvidadas" que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de la historia actual.
Se refería así a médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y "tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo".