La primera ministra británica,
Liz Truss,
renunció a su cargo a sólo 45 días después de llegar al poder, jaqueada por los crecientes pedidos de dimisión de su propio Partido Conservador frente a los movimientos tambaleantes de los mercados que generó su política económica.
"Reconozco que, dada la situación,
no puedo cumplir el mandato para el que fui electa por el Partido Conservador", manifestó Truss, de 47 años, en la puerta de su residencia oficial, un día después de afirmar que era una luchadora y no alguien que se rendía.
La crisis del gobierno de Truss comenzó tras la presentación del Presupuesto 2023 de su primer canciller,
Kwasi Kwarteng, quién asustó a los mercados con los acotados números que compartió el 23 de septiembre pasado. El plan económico causó inquietud en los mercados y una crisis política que incluyó el reemplazo del ministro de Finanzas, varios giros de 180 grados y un quiebre de la disciplina en el partido gobernante.
Truss, quien había asumido a su cargo el pasado 6 de septiembre, dijo que su agrupación elegirá a su sucesor en un nuevo proceso de votación interna que será organizado de aquí al final de la próxima semana.
Pero no está claro que eso logre evitar el adelantamiento de las elecciones ante la situación sin precedentes desatada por la renuncia de Truss, la primera ministra británica que menos tiempo estuvo en el poder: 45 días.
El líder del opositor Partido Laborista,
Keir Starmer, reaccionó al anuncio de Truss exigiendo que se celebren "ya" elecciones generales.
La renuncia de Truss llegó horas después de que seis parlamentarios conservadores más se sumaron a otros tantos integrantes del oficialismo que ya habían pedido que diera un paso al costado. Y del golpe de ayer con la renuncia de la ministra del Interior
Suella Braverman, que dimitió luego de haber enviado por "error" un documento oficial desde su correo electrónico personal, algo que viola las reglas ministeriales.
En su carta de renuncia, Braverman
apuntó contra Truss, al decir que tenía "preocupaciones sobre la dirección del Gobierno". "La (correcta) administración del Gobierno depende de que las personas acepten la responsabilidad por sus errores", escribió en una evidente referencia a la premier, que esta semana dijo que lamentaba sus errores pero seguía al frente del partido y del Gobierno.
La situación en Reino Unido es difícil. La libra cayó a su nivel más bajo de la historia y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado, mientras que el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no llegara a una crisis financiera.
El nuevo ministro de Finanzas,
Jeremy Hunt, no solo dio marcha atrás con el paquete de medidas, sino que además anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población.
LOS CASI DOS MESES DE TRUSS
Liz Truss llegó al poder el 6 de septiembre luego de la renuncia de
Boris Johnson a la titularidad del Partido Conservador británico y, por ende, a la cabeza del gobierno del Reino Unido.
En aquel momento, Truss derrotó con el 57% de los votos del Partido Conservador a su rival Rishi Sunak, quién obtuvo el 43%. Así, tras reunirse con la fallecida Reina Isabel II en el Castillo de Balmoral, solo dos días antes de la muerte de la monarca, Truss asumió como cabeza del Estado británico.
Liz es una liberal acérrima que propugna un retorno a la pureza ideológica de libre mercado y una minúscula intervención estatal en la economía. Antes de asumir, fue apodada por algunos fanáticos como la "nueva dama de hierro", al ser comparada con Margaret Thatcher.
Sin embargo, su breve gobierno cae frente a las fuertes internas del Partido Conservador y a las críticas de una sociedad golpeada por una inflación que no se regula, faltantes de energía y una economía que no crece.