A pesar de las constantes declaraciones optimistas del presidente
Mauricio Macri y sus funcionarios respecto del combate contra la suba de precios,
la economía le sigue negando signos de una caída en el incremento generalizado de precios, como, además, quedó claro esta semana con el gesto de desconfianza del propio Banco Central al no bajar las tasas de interés. Para mayor gravedad en la problemática,
es justamente en los alimentos y en parciularmente en los lácteos donde la inflación parece descontrolada.
Más allá de que el INDEC confirmó que el último mes los precios aumentaron un 1.9% y que la inflación anual arrojó un acumulado del 17.6% que, con tres meses por delante, ya superó lo estipulado por el organismo que conduce
Federico Sturzenneger, el dato que destapó el informe del ente estadístico oficial es que
en el último año de gestión macrista la canasta de productos lácteos aumentó un 28,2%, es decir 7,2 puntos por encima del 21% que subieron el resto de los alimentos y un 4 por ciento arriba del promedio general de 24% de los últimos 12 meses.
Específicamente, entre septiembre de 2016 y el mismo mes de este año los productos lácteos que más se dispararon fueron el yogur (+71%); la manteca (+38%); y el dulce de leche (+30%), según indicó un artículo publicado en valorsoja.com. Tampoco se quedaron atrás la leche, que aumentó un 28% ni los quesos, que subieron un 27%.
En el marco de que se trata de una actividad que responde a ciclos biológicos,
las perspectivas a corto y mediano plazo no son nada favorables y en el sector vaticinan que la recuperación plena de la actividad podría demorar varios años.
Es por esto que
Miguel Paulón, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL),
estimó que la producción de leche durante el presente año 2017 volverá a caer respecto al año pasado cuando se produjo el menor volumen de los últimos nueve años.
