05.02.2018 / Inteligencia

La AFI blinda a los funcionarios con teléfonos especiales armados por sus hackers

Después de la filtración del audio del ministro Triaca que desató un escándalo en el Gobierno, la Agencia Federal de Inteligencia blindó la comunicación de los principales funcionarios, el Presidente, la gobernadora bonaerense y el jefe de Gobierno porteño. Lo bautizaron Criptex, en honor a la novela "El código Da Vinci".




El jefe de los espías Gustavo Arribas y su número dos Silvia Majdalini se encargaron de distribuir entre el Presidente y los principales funcionarios, los nuevos teléfonos celulares alterados por los hackers del servicio para blindar la comunicación y así evitar hackeos o filtraciones de sus equipos.

Después del escándalo Triaca, donde se filtró un audio que terminó dejando fuera del Gobierno a todos los familiares de los funcionarios, la AFI largó la camada de teléfonos especiales para que no sean vulnerados. Además de Macri, Arribas y Majdalani recibieron el equipo el jefe de Gabinete Marcos Peña, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.

Uno de los aparatos que se usaron para modificar fue el Nexus 6P, de Google, el cual viene con la versión más libre del sistema operativo Android, que también es de la misma empresa. Los teléfonos fueron modificados en forma física, es decir que se les alteró el hardware original y también se les cambió el sistema operativo original con el que vienen de fábrica. Se le instaló un software programado por los hackers de la AFI, al que bautizaron Criptex, en homenaje al artefacto encriptado que aparece en la novela de Dan Brown, “El Código Da Vinci”.

Al móvil no se le pueden instalar más aplicaciones que las que instaló la AFI y desde ese organismo le recomendaron a los usuarios que no lo usen para navegar y que las llamadas entre los aparatos de esa flota serán encriptados, pero si llaman a otros teléfonos no.

El encriptado consiste en crear una conexión punto a punto entre esos teléfonos para que los llamados sean seguros. Además, la posibilidad de hackear los teléfonos sería ínfima. De todos modos, los funcionarios no se vieron muy a gusto con este nuevo artefacto y no le están dando uso, no solo por practicidad, sino porque tampoco confían en los espías.