07.10.2020 / AMBIENTE

Fuego y negocios en Córdoba

El cambio climático es una realidad cada vez más palpable en nuestro planeta. La situación en Sudamérica es gravísima y las consecuencias a corto y mediano plazo aún no se dimensionan. A nivel global, según la NASA, durante el mes de agosto se registró una media de 10.000 incendios diarios en todo el mundo. En la provincia de Córdoba se estima que se quemaron más de 190.000 hectáreas. Las catástrofes que se avizoran ya no son producto de factores ambientales, sino que vienen de la mano del hombre. Es inminente pensar en una salida que permita proteger y recuperar los ecosistemas dañados frente al “Lobby del Fuego”.

por Elías Güizzo, Andrés Ruderman e Ignacio Michel






Cuando imaginábamos el fin del mundo las escenas que se nos venían a la cabeza estaban relacionadas con ejércitos de aliens dispuestos a todo, inundaciones masivas que solo dejaban indemnes los terrenos montañosos, o bien veloces glaciaciones. Nadie pensó en el panorama actual, debido a los incendios intencionales a lo largo y ancho del planeta. En particular, la situación en Sudamérica es gravísima y las consecuencias a corto y mediano plazo que aún no se dimensionan.

A nivel global, según la NASA, durante el mes de agosto se registró una media de 10.000 incendios diarios en todo el mundo. De aquellos fuegos, el 70% sucedieron en África. Mientras tanto, en Europa y Norteamérica la situación es alarmante, entre 9 y 13 millones de hectáreas quemadas. Estos incendios sin precedentes en el hemisferio norte agravan la endeble situación del Ártico, ya que el carbón producido se volatiliza y se asienta en las capas de hielo, acelerando el deshielo debido al cambio climático. Si a todo esto sumamos la magnitud de los incendios de Australia y el Amazonas Sudamericano empezamos a percibir una espiral descendente aparentemente sin salida.

El cambio climático es una realidad cada vez más palpable en nuestro planeta. El aumento de la temperatura media modifica las dinámicas naturales de los ecosistemas, disminuye la humedad y trastoca los regímenes de lluvia, haciendo que los incendios sean cotidianos en zonas en que décadas atrás estas situaciones eran impensables.

A su vez, la combustión de la masa forestal emite grandes cantidades de dióxido de carbono generando un incremento en el efecto invernadero. Esto agrava los cambios en los patrones de precipitación, prolongando la estacionalidad de los incendios forestales. Según el Global ForestWatchFires, en 2019 se registraron más de 4,5 millones de incendios en el mundo con más de un kilómetro cuadrado, 400.000 más que en el 2018, con una pérdida del 10% de la superficie forestal entre los años  2000 y
2019.



ARDE CÓRDOBA

La frase “donde hubo fuego, negocios quedan” nunca fue tan acertada para la provincia de Córdoba, desde donde escribimos.  A principios del 2020 el lobby agropecuario se encontraba en pleno trabajo para reducir a la mitad las hectáreas protegidas por la cuestionable ley de bosques cordobesa. Con la connivencia del PJ local más la UCR, la mesa de enlace se proponía eliminar de un plumazo 2 millones de hectáreas protegidas para sumarlas como zonas permitidas para el agronegocio intensivo. Si de algo nos salvó momentáneamente la pandemia, fue de la labor parlamentaria cordobesa y de este tipo de cambios en las legislaciones.

Pero de todas maneras, los empresarios nunca se quedan quietos. MaristellaSvampa, socióloga e investigadora, diría que se trata del “Lobby del fuego”. Vale resaltar, entonces, que según estudios, más del 90% de los incendios actuales en Córdoba son intencionales. Tal vez inspirados en sus pares de Entre Ríos y Santa Fe,  los ruralistas locales decidieron tomar otros caminos al legislativo. Como en el 2008, los ruralistas han decidido hacer valer sus privilegios. Esta vez sin paralizar el país pero sí prendiendolo fuego.

En nuestra provincia, además, el turismo y los negocios inmobiliarios ejercen presión sobre las reservas de monte nativo. De esta manera, a la expansión de la frontera agrícola se suman los negocios inmobiliarios localizados en zonas naturales e incluso el usufructo de estas áreas verdes para deportes recreativos y dañinos con el entorno, como el golf y la práctica de motocross.

Más de tres semanas consecutivas llevan las sierras de Córdoba literalmente prendidas fuego. Se estima que se quemaron más de 190.000 hectáreas (entre reservas naturales de monte nativo y campos), casi el doble de lo ocurrido en el año del gran incendio del 2013 (106.000 hectáreas). Esto representa un triste récord, según Juan Cruz Molina, director regional del INTA Córdoba. A su vez, remarcó que el 2020 es uno de los años con menos precipitaciones. El panorama no es alentador, el fenómeno climático de “la niña” agudiza aún más la problemática.

En un informe, Joaquín Deón, becario de CONICET-UNC, muestra los diferentes negocios que se esconden detrás del fuego en la provincia: el agronegocio, la minería a cielo abierto y la expansión inmobiliaria son las principales amenazas a los ecosistemas nativos. El Instituto Gulich (UNC-CONAE), centro especializado en el manejo de información satelital, menciona que desde 1999 hasta el 2017 el fuego dañó más de 700.000 hectáreas. Y que en los incendios de este año se perdieron 81000 hectáreas solo de bosque nativo.





NO TODO ESTÁ PÉRDIDO

Existen en la provincia numerosas organizaciones socio-ambientales que defienden tenazmente al monte nativo. Las experiencias van desde el freno a las fumigaciones en barrio Ituzaingó, la lucha contra Monsanto en Malvinas Argentinas y recientemente, impedir la construcción de una autovía que iba a cortar la falda de las sierras chicas del Valle de Punilla.

Así mismo, una situación catastrófica que nos hace estremecer a todes les que amamos la naturaleza, está siendo ignorada desde hace décadas por el gobierno.Las organizaciones ambientales cordobesas denuncian el silencio e incluso la complicidad del gobierno con los incendios. Día a día se acumulan los testimonios sobre la inacción de los bomberos de la provincia, dependientes de la policía. A la tardanza en apagar los focos (hasta 6 días tarde como en el caso del incendio en Charbonier, Valle de Punilla) se suma el abandono a su suerte de les bomberesvoluntaries y las comunidades. El material perteneciente al Plan Provincial de Manejo del Fuego solo hace aparición frente a las cámaras. Todos estos hechos hacen dudar del compromiso del gobernador Schiaretti y el Secretario de Ambiente Juan Carlos Scotto en la lucha contra el fuego.

Mención especial merece la justicia cordobesa. De todas las denuncias realizadas, muy pocas pasaron a procesos judiciales, un informe del poder judicial revela que entre el 2015 y 2019 de los 25 casos abiertos por incendios intencionales solo 2 fueron condenados. En todos los casos se condena a los autores materiales, por lo general peones a los que se les ha pagado para que prendan fuego y nada se dice de quienes luego usufructúan con estas lógicas.

Una nota aparte merecería el emblemático caso de la familia  Becerra, cuyos campos colindan con la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, en las Altas Cumbres. Llevan 30 años de impunidad y protección prendiendo fuego y destruyendo el ambiente. Tan impunes se saben, que hasta han llegado a impedir el accionar de bomberos disparando contra ellos.

El avance sin límites de aquellos que se proponen hacer de la tierra un negocio eterno nos ha llevado a una encrucijada. Las catástrofes que se avizoran ya no son producto de factores ambientales, sino que vienen de la mano del hombre. Es inminente pensar en una salida que permita proteger y recuperar los ecosistemas dañados para poder así frenar la constante amenaza sobre la vida vegetal, animal y humana.

En esta dirección, el Frente de Todes más otros interbloques ha presentado un proyecto de modificación de la Ley No. 26.815 que prohíbe el cambio del uso del suelo en territorios quemados que va desde los 30 hasta los 60 años para zonas de bosque nativo. La idea es no solo desincentivar los negocios detrás del fuego, sino promover un cambio de paradigma acerca del uso del suelo y la necesidad de conservar los ecosistemas naturales. Solo falta saber si la justicia y el gobierno de Córdoba estarán a la altura de implementar y hacer cumplir una ley que busca proteger la naturaleza y limitar la voracidad de los empresarios.