En un fallo controversial y con consecuencias relevantes,
la Corte Suprema de Justicia hizo lugar al amparo que había impulsado el senador de Juntos por el Cambio Luis Juez, le dio la razón y lo colocó en el Consejo de la Magistratura que preside el titular del máximo tribunal, Horacio Rosatti, en lugar de su par del Frente de Todos Martín Doñate.
Doñate llegó al organismo que seleccione y remueve jueces como parte de una estrategia que se presentaba legítima del Frente de Todos en el Senado, que encabeza
Cristina Kirchner. Allí, la coalición oficialista decidió partir el bloque en dos subloques, tal como por ejemplo tiene JXC, hecho que le habilitó tener más representantes en el organismo judicial.
La Corte calificó a esa estrategia como un
“ardid” y una maniobra
“manipulativa” que desnaturalizó
“el fin constitucional de representación pluralista procurado por el constituyente y el legislador”.
La sentencia que le saca un voto al oficialismo en el CMN y se lo da a la oposición fue dictada por los jueces Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Rosatti, quien a su vez preside el mismo organismo judicial. Ricardo
Lorenzetti, el cuarto supremo, no participó de la decisión, bajo el argumento del incumplimiento de la sentencia que restituye la vigencia de la ley 24.937, que el ministro consideró derogada a diferencia de los otros tres magistrados.
“La realización de acciones que, con apariencia de legalidad, procuran la instrumentación de un artificio o artimaña para simular un hecho falso o disimular uno verdadero con ánimo de obtener un rédito o beneficio ilegítimo, recibe un enfático reproche en múltiples normas del ordenamiento jurídico argentino", escribieron los integrantes de la Corte, en evidente beneficio hacia JXC.
Y continuaron: "Tal reproche se acentúa cuando el ardid o la manipulación procura lesionar la exigencia de representación política (en este caso, con relación a las minorías), aspecto de suma trascendencia para la forma de gobierno representativa adoptada por el texto constitucional argentino y, en definitiva, su ideario democrático”.
Según el máximo tribunal, donde Rosatti se votó a sí mismo como presidente, consideró como ley para confeccionar al Consejo a una normativa derogada y se colocó allí a sí mismo como titular, no es que está interviniendo en las decisiones de otro poder, como el legislativo, sino que está revisisando el cumplimiento de un aspecto no discrecional del proceso por el cual el Poder Legislativo conforma un órgano constitucional del Poder Judicial.
“Lo contrario, que esta Corte renuncie a esa revisión judicial, implica ubicar a otro Poder del Estado por encima de la Constitución y de las leyes”, esbozaron.
La determinación de Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda llega cuando el Congreso debe decidir quiénes serán los representantes parlamentarios para el Consejo de la Magistratura por las mayorías y las minorías. Tras el polémico fallo de la Corte Suprema de cerca de fin del 2021, el organismo de selección y remoción de jueces debe tener 20 miembros con la presidencia del titular del máximo tribunal, Rosatti.
