22.05.2025 / Detención ilegal

"Sin uniforme ni identificación me rodearon y me tiraron al piso": el relato del fotógrafo que fue detenido durante la marcha de los jubilados

Tomás Cuesta fue detenido el miércoles por la Policía Federal mientras registraba la manifestación para Amnistía Internacional. El reportero debía registrar con su cámara todo lo que sucedía alrededor del Congreso, incluso si había alguna detención.





El día después de su liberación, Tomás Cuesta, uno de los reporteros detenidos este miércoles por la tarde mientras hacía su trabajo en la tradicional marcha de los jubilados, relató su detención en las afueras del Congreso. 

Cuesta estaba ayer, como lo hace habitualmente los miércoles, cubriendo para Amnistía Internacional la marcha de los jubilados. El reportero debía registrar con su cámara todo lo que sucedía alrededor del Parlamento nacional, incluso si había alguna detención.

Pocos minutos después de las 17, cuando se encontraba sobre la avenida Rivadavia, vio que la Policía apresaba a Pablo Luna, un referente de Jubilados autoconvocados, en la plaza de los Dos Congresos. “Me acerqué a registrar ese momento. De repente, policías de la Federal, sin uniforme ni identificación pero con chalecos, me rodearon y en cuatro oportunidades algunos de ellos quisieron bajarme la cámara. Yo les bajaba el brazo y seguía filmando. A la quinta vez, lograron tirarme al piso”, relató.

“Les decía que tenía colgada la identificación de fotógrafo, pero no me escuchaban. Ahí me rodearon gendarmes y entre uno y dos me sujetaron con fuerza del brazo”, contó Cuesta mientras mostraba cómo inmovilizaron su miembro superior izquierdo.

“Me aplastaron la cabeza contra el piso”, recordó. Una colega le contó que también le tiraron gases lacrimógenos, pero dijo que él no se dio cuenta.

“¡Me estás lastimando!… ¡Me estás lastimando, hijo de puta! (sic)“, reclamó en voz alta Tomás, como se puede ver en el registro fílmico de algunos testigos. “Quedate quieto, quedate quieto”, fue la respuesta tajante que recibió.

Después de algunos minutos, lo obligaron a levantarse. Primero, le pusieron un precinto entre sus manos, pero era tanto el dolor que sentía que, tras quejarse, finalmente se lo cortaron con un cuchillo tipo Tramontina y lo esposaron.

En medio del tumulto, y pese al reclamo de sus colegas, Cuesta fue trasladado a empujones, con su cámara colgada al cuello, hasta un estacionamiento que hay sobre la calle Hipólito Yrigoyen, donde el dispositivo de seguridad suele montar un lugar de detención momentánea.

“Me repetían ‘esto te pasa por pegarle a una policía’”, recordó el fotógrafo. “Toda una mentira”, se quejó.

Cuesta estuvo unas tres horas demorado en ese lugar, sin tener permitido conectarse con su teléfono celular para llevarle tranquilidad a sus seres queridos, hasta que, finalmente, se dispuso su liberación.

“Pero como no iban a soltarme ahí, donde había muchos periodistas, me subieron a un móvil y me trasladaron hasta la Superintendencia de Drogas de la calle Belgrano”, contó. Todavía seguía esposado, aunque le habían cambiado la posición de las manos hacia adelante para estar más cómodo en el auto. Una vez en la dependencia policial, “me leyeron el acta en el que se me imputó por resistencia a la autoridad, me hicieron firmar y me soltaron”. Por fin, alrededor de las 21, le quitaron las esposas.

 “No sé por qué hicieron lo que hicieron. No sé si hay una bajada de línea para que no se registren las detenciones”, reflexionó.