Según el periodista Alejandro Cancelare, Macri “se encuentra en la misma trampa que Gallardo entró en su amadísimo River Plate”: ambos convertidos en símbolos de éxito, pero atrapados en su propia estatua. “Debe entender que es un expresidente de la Nación que, para muchos, inició un proceso de cambio e interpelación de las nuevas realidades que hoy encarna Javier Milei”, señala el autor, y agrega que el líder libertario “le arrebató el segundo tiempo” que el fundador del PRO decía necesitar.
La nota del medio mendocino plantea que Macri atraviesa un laberinto político entre “un apoyo blando” y un “rechazo enfático” hacia Milei, con quien mantiene una relación de tensión. “El presidente es Javier Milei, aunque le pese a él que nunca lo vio como jefe”, escribe Cancelare, cuestionando la falta de empatía del expresidente y su dificultad para ceder liderazgo.
“Macri se encuentra en la misma trampa que Gallardo entró en su amadísimo River Plate”, escribe Cancelare, y traza el paralelismo con crudeza. Así como el “Muñeco” fue convertido en estatua por los hinchas millonarios y quedó prisionero de su propio mito, el fundador del PRO —creador del “cambio” que buscó poner fin al populismo— parece atrapado en el reflejo de su propio legado. “Dice que le faltó un segundo tiempo, pero Javier Milei, a quien no reconoce como par, se lo está arrebatando”, sostiene el autor.
El texto plantea que el expresidente aún no logra asimilar su rol de exmandatario. “Debe entender que es un expresidente de la Nación que, para muchos, inició un proceso de cambio e interpelación de las nuevas realidades que hoy encarna Milei”, afirma Cancelare, subrayando que el líder libertario ocupa hoy el espacio que Macri fundó. En ese marco, el periodista lo acusa de “deambular entre un apoyo blando y un enfático rechazo” hacia el presidente, lo que lo muestra inseguro frente a su propio proyecto.
La nota también profundiza en las fracturas internas del PRO, donde la figura de Macri perdió poder y ascendieron nuevos liderazgos con autonomía. El autor recuerda los conflictos con su primo Jorge Macri, actual jefe de Gobierno porteño, a quien el expresidente intentó condicionar a través de dirigentes de confianza como Néstor Grindetti o Gabriel Sánchez Zinny. Además, repasa la ruptura con Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, una disputa que —según Cancelare— “mató el cambio por él construido con una interna destructiva”.
El análisis se detiene también en los gobernadores del PRO, Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, que optaron por mantener una relación pragmática con el gobierno de Milei, guiados por la urgencia económica y el intento de supervivencia política. Ese nuevo mapa, dice la columna, deja a Macri sin aliados sólidos y con un partido disperso entre los que eligieron alinearse con el oficialismo libertario y los que buscan una oposición moderada.
“Sus ideas son las mismas que reclama el electorado de Milei, pero ahora prefieren que lo haga un ‘loco’ al que le dieron una oportunidad antes que alguien que ya mostró que no pudo, no quiso o no fue su momento de apretar más el acelerador”, resume Cancelare, marcando el contraste entre el pasado de Macri y el presente de Milei.
La columna concluye con una advertencia sobre el ego y la supervivencia política. Así como Gallardo debió aceptar que su estatua lo volvió infalible pero distante, Macri —dice Cancelare— tiene que abandonar la comodidad del pedestal, reencontrarse con la escucha y recuperar la empatía. “Esta semana, en la que el expresidente se juntará con todos sus viejos conducidos, podrá ejercer el rol de líder, conductor pero, además, iniciar un nuevo camino con más escucha”, propone el periodista, dando a entender que aún puede tener un futuro político, siempre que acepte que el segundo tiempo, si llega, no será bajo sus viejas reglas.