La crisis productiva profundizó su impacto en el empleo industrial y dejó cifras que reflejan la magnitud del deterioro. Durante la administración de Javier Milei se perdieron al menos 126.000 puestos de trabajo en la industria, según datos consolidados que surgen de la Cuenta de Generación del Ingreso del INDEC, que incluye empleo registrado, no registrado y no asalariado. Los especialistas advierten que se trata de empleos de difícil reconversión y que otros sectores no logran absorber esa pérdida.
Las estadísticas del Sistema Integrado Previsional Argentino marcaron una caída de unos 40.000 puestos registrados, pero el número se amplió de forma significativa al incorporar el resto del universo laboral. La comparación interanual entre el segundo trimestre de 2024 y el mismo período de 2023 mostró un retroceso marcado que encendió alertas entre economistas y referentes productivos. “La destrucción del empleo en la industria es un problema, dado que aún no queda claro qué sector podrá absorber estos puestos de trabajo”, sostuvo Martín Alfie, fundador de Misión Productiva.
El escenario se trasladó al seminario ProPymes del grupo Techint, donde la preocupación por el avance de las importaciones atravesó todos los paneles. China se convirtió en la palabra más repetida entre los empresarios, que advirtieron sobre el ingreso masivo de productos industriales del gigante asiático. “Nosotros con mejores condiciones laborales e impositivas podemos competir contra otras empresas de nuestra región, lo que no podemos hacer es competir contra un Estado”, afirmó Lucas Salvatore, director de IDERO, al cuestionar la estrategia oficial de apertura comercial.
Pese al contexto adverso, el cierre del evento dejó una postal elocuente del rumbo político elegido por parte del establishment. Patricia Bullrich recibió ovaciones del auditorio empresario en su diálogo con Paolo Rocca, CEO de Techint. El respaldo se vinculó al rol que la senadora asumió como impulsora de la reforma laboral de Milei en el Congreso, un proyecto que el Gobierno buscó acelerar y que generó el rechazo de sindicatos y de la oposición, con la CGT convocando a movilizarse en Plaza de Mayo.
Rocca reclamó una “apertura inteligente” y advirtió sobre la presión que enfrentan muchas empresas, mientras Bullrich reconoció que la Argentina ya atravesó experiencias de apertura acelerada con resultados negativos. Sin embargo, esa cautela discursiva todavía no se reflejó en las políticas concretas, en un contexto donde la caída del empleo industrial, el aumento de importaciones y la ausencia de una estrategia de desarrollo productivo volvieron a tensionar el modelo económico que impulsa el Gobierno.