Todo se debe al crecimiento del Frente para la Victoria en las encuestas, aseguran en voz baja desde el PRO y el Frente Renovador. De no ser así, ni Mauricio Macri ni Sergio Massa negociarían una alianza, como viene sucediendo en las últimas semanas.
La opción más fuerte que se baraja es que Sergio Massa decline su candidatura presidencial y se baje a la provincia, como indicó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Así, el ex intendente de Tigre competiría en un mismo espacio las PASO bonaerenses con María Eugenia Vidal, la candidata del PRO en el distrito. El potencial de votos que tiene Massa en el distrito hacen que Macri no descarte de plano las negociaciones, aunque sumarlo significaría como contrapartida desandar el discurso de "nueva política" que busca inspirar el macrismo desde sus orígenes.
El encargado de que avancen estas negociaciones es hoy el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, quien hace poco abandonó el massismo y se acercó al macrismo. Al recibir al líder del Frente Renovador en su municipio pese a la ruptura reciente, se convirtió en un posible puente entre ambos precandidatos presidenciales.
Esta opción generó fuertes conflictos al interior del PRO, que está dividido en dos alas: la más aperturista, que encarna el armador Emilio Monzó (quien es el más interesado en acordar con Massa) y la más “purista”, de la mano del ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien considera que sumar al líder del Frente Renovador puede conspirar contra la imagen de “nueva política” que busca imprimirle a la fuerza amarilla.
La posibilidad de que termine primando la idea de Monzó tiene que ver con que Macri estaría preocupado con la posibilidad de que el candidato del FpV –quien según la mayoría de las encuestas sería Daniel Scioli- pueda incluso ganar en primera vuelta. “Como estamos, perdemos”, dicen que le dijo Macri a Durán Barba.
¿Qué plantea el Frente Renovador?
FpV. La razón principal para sellar una alianza es que el FpV logró encauzar sus primarias bonaerenses y muestra que está en buenas posiciones para competir. Con el retorno de varios intendentes del massismo al kirchnerismo, el oficialismo alcanza a gobernar 16 de los 24 municipios del Gran Buenos Aires, que representa el 25% del padrón nacional y es la zona más trascendente a nivel político del país.
Fugas. Por otro lado, la salida de varios de los intendentes bonaerenses que tenía el massismo, sumados al declive que muestran las encuestas, empujan al Frente Renovador a una situación extrema. Ante esto, por ejemplo, Malena Galmarini, esposa de Massa, insinuó una posibilidad de abrirle el camino a una alianza: "Sergio es candidato a presidente. Sin embargo, la verdad es que nosotros no buscamos cargos. Nosotros hacemos política para cambiar la realidad, para cambiarle la vida a la gente, para que la gente esté mejor".
Votos. Según los sondeos de opinión más recientes, Massa apenas cosecha una intención de voto entre el 15% y el 20%, muy lejos de Daniel Scioli y Mauricio Macri. Con el líder del PRO como Presidente, creen en la oposición, Macri ganaría los votos que pierde Massa y vencería a Scioli.
Sueño. Sin embargo, también hay argumentos dentro del Frente Renovador para rechazar la idea de la alianza. Massa irrumpió en 2013 con mucha fuerza y lideró durante casi dos años el primer lugar en la intención de voto presidencial. Envalentonado, se lanzó a buscar la Presidencia. Por ende, ahora el mayor sueño del tigrense es ser Presidente y no por la gobernación.
Peronismo. Por otro lado, la mayoría dentro del massimo se sentiría más cómodo en un armado peronista -como el que intenta congeniar el cordobés José Manuel de la Sota- y no en un proyecto antiperonista como el que encarna Macri. Otra posibilidad que se barajó es que Massa se bajara a provincia y el cordobés fuera candidato a Presidente.
¿Qué plantea el PRO?
Encuestas. Para los sectores aliancistas del PRO, está descartado que el único candidato a presidente de una eventual coalición con Massa debe ser el propio Macri. ¿Por qué? Porque mide más en las encuestas y por ende, tiene más chances de ganar.
Buenos Aires. El gran beneficio que tendría para el macrismo una alianza con el massismo es poder poner un pie definitivamente en la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más grande del país. Allí, Macri aspira a conseguir un 25% para su boleta, pero su candidata en la provincia estaría más lejos de alcanzar una cifra similar ya que es desconocida y despierta pocas adhesiones en un electorado tradicionalmente más peronista que de otra corriente.
Pureza. El punto que frena a muchos macristas a la hora de sellar la alianza es la voluntad o no de romper con el purismo que plantearon desde sus orígenes en el PRO. Para una parte del partido, el macrismo debe llegar sin pactar con ningún sector del peronismo y menos aún con dirigentes que -como Massa- hayan ocupado cargos en el Gobierno. Otros, en cambio, creen que únicamente el peronismo puede gobernar solo en Argentina y que el resto de las fuerzas se ven obligadas a gobernar en coalición con alguna pata peronista, como fue en el caso de la Alianza.
Para Massa y Macri, hay tiempo hasta el 10 de junio, cuando se defina la política de alianzas. Hasta entonces, operadores de uno y otro partido intentarán llevar agua para sus molinos y hacer primar su visión sobre la del otro, con resultado desconocido.
