La crisis cambiaria que golpeó duramente al Gobierno de Mauricio Macri al punto de tener que recurrir de urgencia al Fondo Monetario Internacional dejó secuelas y una de ellas es la meta de inflación para el 2018 después de que se conozca el porcentual correspondiente al mes de abril.
“La meta de inflación no es un pronóstico, es una guía para la política económica”, declaró el jefe de los ministros Marcos Peña-Braun, el gran derrotado de una crisis que volvió a abrir la mesa chica de Macri a personajes como Emilio Monzó.
De esta forma Cambiemos deja en claro que el gran objetivo del 2018 es que la inflación anual no supere el 24,8% de 2017.
La suba del 2,7% solo para el mes de abril, producto de la primera escalada tarifaria en servicios públicos y transporte, proyecta que con la corrida monetaria y el aumento del dólar posiblemente se traduzcan en aumentos en los precios de los alimentos. Pese al optimismo oficialista esto solo se traduciría en una inflación que podría superar tranquilamente la de 2017 y que de por si superará ampliamente las metas dos veces corregidas.
Al mismo tiempo,
en el discurso público evitan reconocer que romperá el techo del 15% por el cual buscaron condicionar las negociaciones paritarias. “En casi todos los casos se firmaron con cláusulas de revisión previendo que pudiera haber una brecha entre lo que se acordó y la realidad", insistió Peña.
Lo concreto es que el Gobierno no puede poner ni el 15% ni siquiera el 20 como meta inflacionaria para este año, mientras echan culpas en el interior del equipo económico empiezan a reconocer que celebrarán como una victoria no empeorar el registro del último año.
