El Gobierno envió más de mil efectivos de Gendarmería
a reprimir con balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes a los trabajadores de Cresta Roja. La fuerza de seguridad avanzó sobre el asentamiento que los empleados de la empresa instalaron en las inmediaciones de la planta de la localidad bonaerense de Tristán Suárez.
Los manifestantes reclaman en forma pacífica por el pago de salarios adeudados y el retorno a sus puestos de trabajo. Cabe recordar, que son 300 los empleados que
hace cuatro meses que no cobran sus sueldos. Como forma de protesta, mantenían un bloqueo desde hace dos semanas.
Además, reclaman por el plan de reducción de personal presentado por la empresa, en el cual, en principio, cesantearían a 800 operarios, aunque denuncian que el fin de la patronal es llevar el número de 1.360 trabajadores a 180.
"Somos despedidos en cuotas", denunció uno de los laburantes que pelea por recuperar su puesto de trabajo.
Una situación similar ocurrió con los trabajadores de la ex
Kraft Foods (Mondelez Argentina), quienes esta mañana se encontraban protestando en el acceso a la planta de San Fernando,
por el despido de un empleado y en rechazo a "retiros voluntarios" y "la eliminación de una línea de producción".
Según denunciaron los trabajadores en declaraciones periodísticas, los uniformados comenzaron a desplegarse en la zona alrededor de las 4 de la madrugada y el operativo se desarrolló a partir de las 5:30, en el que un grupo de agentes de Gendarmería nacional reprimió a los trabajadores. Los empleados advirtieron además, que
la empresa envió previamente personal de seguridad privada a amedrentarlos para que no puedan llevar adelante una asamblea.
En tanto, la empresa emitió un comunicado donde precisó que
"no existe ningún conflicto gremial ni salarial" en ninguna de las sedes, y aclaró que el empleado despedido incurrió en "comprobada y reiterada violación al procedimiento obligatorio de seguridad" de la compañía.
Cabe destacar que en la actualidad se desempeñan en la planta de Victoria un total de 800 trabajadores y según Mones "las condiciones laborales empeoraron sustancialmente el último año, así como las intimidaciones, especialmente del personal de seguridad que cachea a los trabajadores al ingreso y al egreso de la planta".