13.06.2018 / ENTREVISTA EXCLUSIVA

"No hay vuelta atrás para nosotras y no estamos dispuestas a ser vencidas"

En diálogo con Política Argentina, Ofelia Fernández analizó el lugar que ocupan las jóvenes como actor político, cómo interpeló el feminismo a todos los sectores de la sociedad y qué desafíos enfrentan las nuevas generaciones a la hora de visibilizar sus posicionamientos respecto de algunos reclamos.

por Sofía Sordo



Ofelia Fernández es una mujer militante de 18 años. Estudió en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, donde fue presidenta del Centro de Estudiantes por dos años. Participa políticamente de manera activa desde los 13 y encausó su militancia en un espacio desde el que construye feminismo, dentro de la izquierda popular. Recientemente disertó en el anexo de Diputados en el marco del debate por el aborto legal, seguro y gratuito, posicionándose como una de las voces más jóvenes.

¿Cuando empezaste a definirte como feminista?

Si bien siempre me cuestioné cosas que hoy yo podría entender como que son construir feminismo, en un primer momento quizá no lo veía con tanta claridad, no por negarme sino porque me enfoque en posicionarme en cuestiones como el acoso callejero o la ley de educación sexual en determinados lugares, sin detenerme a pensar que todo esto estaba relacionado entre sí. Despues de la primera marcha de Ni Una Menos definitivamente entendí que ser feminista no era simplemente una etiqueta que te ponias sino que la construccion a algo mas grande, integrado por todo eso que yo leia por separado y en realidad era parte de lo mismo. En 2015 empecé a reconocer el feminismo como concepto teórico del que quería apropiarme y en 2016 a llevarlo con más convicción porque pude trasladarlo a más planos que solamente al discursivo. No sólo decir que soy feminista, sino que construir feminismo en mi espacio de militancia.

¿Qué diferencias ves en la militancia en secundarios, del primer Ni Una Menos hacia acá?

Hay muchas cosas que cambiaron, en algunas retrocedimos y en otras avanzamos. Si bien yo no soy kirchnerista, hay que destacar que durante el kirchnerismo había otra apertura a la política en general y se apostaba más a la participación, que se convirtió en algo cotidiano para los jóvenes. El macrismo en cambio rompió con eso, hay otra relación con ese concepto, la participación política esta demonizada, estigmatizada, pero por suerte el feminismo llegó en el momento justo para lograr una contraposición a esa idea.

¿De qué forma?

El feminismo interpeló a todos y generó una participación mucho mayor, asi que en definitiva la cantidad de jóvenes involucrados creció. Si bien cuando entré al colegio había más profundización en algunas cosas, ahora lo que hay es un arraigamiento que tiene que ver con un trabajo del movimiento, que a diferencia de muchos otros, tiene algo de hablarte desde lo más humano posible. No todas las mujeres se declaran feministas pero si todas las mujeres son atravesadas por el machismo, por lo que de una manera u otra el mensaje te llega. Podés tener un montón de preconceptos por los cuales no querés acercarte al feminismo del todo, pero hay una sensación que inevitablemente compartís con todas.

¿En este nuevo escenario donde las mujeres son protagonistas, qué lugar deben ocupar los varones?

Este año se empezó a poner en cuestión la participación de los varones. El feminismo avanza pero al mismo tiempo la realidad no dejó de oprimirnos por eso, entonces los varones tienen que generar un espacio para cuestionarse. La movilización crece pero siguen violando y matando mujeres y eso habla de que si bien estamos avanzando en la conquista de nuestros derechos, hay varones que siguen ejerciendo esa opresión. En ese sentido en los colegios se les está dando un espacio a esa discusión. En muchos se están armando espacios de varones anipatriarcales, que lo que hacen es discutir las nuevas masculinidades y debatir acerca de un montón de cosas que ellos también tienen inculcadas. No le quita peso a que son ellos quienes de todas formas ejercen dominación con esos mandatos, pero son mandatos pesados que hay que reconocerlos para poder construir una masculinidad diferente. Entre los adolescentes se están consumando relaciones distintas, en cuanto a diversidad sexual, consentimiento, posesión, celos y demás. Hay cosas que están siendo removidas y avances que se están materializando a raíz de estas discusiones.

¿Qué representan las tomas en los colegios?

La toma es una instancia válida para visibilizar nuestros reclamos. Si bien nosotros siempre estuvimos movilizándonos y tuvimos muchísima presencia y fuimos construyendo nuestro protagonismo, nunca se le dio mucha importancia a lo que teníamos para decir. Es una buena oportunidad de marcar un posición en en este tema puntual de la legalización del aborto. De todas formas, las tomas van a levantarse una vez que termine la sesión, porque la idea no es que no haya clases, sino que sea una instancia para poder estar presentes acompañando este reclamo y que mientras, en las escuelas los y las estudiantes puedan formarse en otras temáticas.

¿Cómo toman los comunicadores lo que las estudiantes tienen para decir?

Que yo haya hablado en el Congreso sorprendió mucho porque es una voz que no estaba sonando en la sociedad, pero ya se escuchaba muy fuerte en otros ámbitos. Siempre se intenta deslegitimar a la juventud y ahora tienen armas muy hipócritas para hacerlo, como el uso del término "millennial" o decir que sólo nos limitamos a la acción en redes sociales, pero siempre es una visión que llega dese gente que no conoce nuestro mundo y no se interesa en saber todo lo que aguantamos, lo que luchamos y lo que trabajamos. Es una estrategia muy baja, pero lo que me contenta es que las mujeres de nuestra generación estamos generando cuadros tremendos, que están rompiendo con un montón de cosas que nos fueron impuestas, aparecen y avasallan y eso es innegable. Por eso cuando intentan desacreditarnos exigimos que si quieren debatir con nosotras nos traten de igual a igual y que si piensan que somos inútiles, nos insten a debatir con argumentos y estén dispuestos a elevar el nivel de discusión.

¿Ves un cambio en lo que se ofrece para el consumo de las adolescentes ?

Creo que hay un cambio en nuestra disposición. Hay muchas cosas que siguen igual, pero que nosotras rechazamos y que tarde o temprano se van a ir modificando. Que una revista para adolescentes diga que las gordas tienen que esconderse o que publique tips para levantarse a un hombre de treinta años caducaron. Hay algo de emisor y receptor que ya no funciona.

¿A qué lo atribuís?

Creo que hay un cambio en lo que las adolescentes elegimos. Esto pasa no sólo en los secundarios, donde ya tenemos otra discusión dada, sino también con las chicas de la primaria, que ven a sus artistas favoritas con el pañuelo del aborto y eso las interpela. Me parece muy tóxico cuando se busca desestimar esos posicionamientos diciendo que les falta contenido, al contrario es un acercamiento importante de mujeres que son referentes para muchísimas chicas. Lali hace un año estaba diciendo que no era feminista porque no bancaba los extremos y hoy se pone el pañuelo por la campaña del aborto porque hubo alguien que claramente estuvo dando una discusión ahí. Es muy importante que se visibilice este reclamo y hablemos todas las mujeres de esto, cada una desde su lugar, no sólo las consideradas intelectuales.

¿Qué significaría que la ley pase este jueves?

Llegar a esta instancia, a que se esté tratando este proyecto de Ley no fue arte de magia, fue producto de un trabajo de años, de lucha, de generar consenso, de visibilizar un mensaje, de bancarnos ser cuestionadas y que nos digan que esto era un genocidio de bebés. Hubo que soportar todo eso y seguir adelante hasta lograr lo que tenemos ahora, estar consolidadas en un movimiento masivo que trasciende lo convencional de la política con los sujetos que suelen intervenir y alcanza a otra gente que la política nunca le pareció un espacio de intervención y hoy lo entiende así en base a este proyecto. Hay un camino transitado que se basa en comprender la política como un instrumento de la vida cotidiana que está en las calles, las escuelas, los trabajos y las universidades. Entenderla como la voz en tu vida y no reducirla a la actividad parlamentaria. Por eso si la ley pasa hay que seguir luchando y disputando desde los mismos espacios y si no se aprueba no es una derrota, porque después de todo este camino transitado sabemos dar revancha, no hay vuelta atrás para nosotras y no estamos dispuestas a ser vencidas.
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