16.01.2019 / Crisis

Brutal desalojo policial a los trabajadores de la confitería Boston en Mar del Plata

En horas de la madrugada 300 efectivos de la Policía Bonaerense irrumpieron en el tradicional local donde se encontraban de guardia dos trabajadores como parte de una toma que lleva 220 días por despidos y sueldos adeudados por parte de la empesa. “Nos desalojaron como a unos narcotraficantes”, relató una de las trabajadoras.




La ciudad de Mar del Plata fue protagonista de un brutal y excesivo desalojo de la Policía Bonaerense contra los trabajadores de la confitería Boston que mantiene deudas con sus trabajadores y ha realizado despidos por lo que llevan una toma en sus dos locales como forma de visibilizar un reclamo que nadie atiende.

En horas de la madrugada alrededor de 300 efectivos se desplegaron sobre el tradicional local de Urquiza y la costa para el desalojo, en ese momento solo había una persona en el local. “Generalmente nos quedábamos dos, pero ayer uno de los chicos se descompuso y se fue, así que esta madrugada sólo quedaba uno”, señaló la vocera de los trabajadores Alejandra Blanco al diario La Capital.

Blanco remarcó que "eran 300 policías para solo un compañero". "Cuando el oficial de Justicia y el jefe de policía le entregó la orden de allanamiento y le preguntó cuántos eran. Se miraron sorprendidos cuando le respondió que solo uno”, agregó quien fuera encargada de local por más de 18 años.

Hace 200 días que los trabajadores están en lucha vendiendo café al paso, medialunas, pan dulces y viandas, para poder darle un plato de comida a sus familias. El reclamo de los empleados obtuvo un fuerte apoyo de dirigentes políticos y gremiales, entre ellos el intendente vecinalista Carlos Arroyo sobre quien los trabajadores destacan que "nunca los dejó solos".

La confitería fue fundada en 1958 y se ganó la fama por sus medialunas y pastelería, llegó a tener 6 locales y en 2016 fue comprada por un empresario austríaco y dos marplatenses quienes prometían invertir y abrir más sucursales. Nunca pasó. En 2018 comenzaron los despidos y las persianas comenzaron a cerrarse; los sueldos no se pagaban o llegaban en cuotas, mucho menos pagaron indemnizaciones. 

Continuarán trabajando en el local de la calle Buenos Aires 1927 donde continúa la toma pacífica de los trabajadores y la venta al paso para poder mantener a sus familias.