06.07.2020 / Opinión

Chubut: sintonía fina para evitar el péndulo

La provincia se encuentra sumergida en una crisis persistente a lo largo de los últimos años, la pandemia por COVID19 no podía llegar en peor momento. El desafío del gobierno es cada vez mayor y los Chubutenses esperan por un plan que les permita salir adelante.

por Federico Puratich Desuk





La provincia patagónica del Chubut se encuentra envuelta en una crisis persistente a lo largo de los últimos 2 años, como toda crisis es una oportunidad, a partir de este punto podemos tomar resoluciones superadoras que nos ayuden a mejorar como Sociedad y como Gobierno o podemos dejar que todo se derrumbe. Chubut más que nunca necesita de todos los chubutenses.

Primero debemos identificar los problemas de fondo de la provincia: un déficit corriente agravado por la crisis del coronavirus que ha paralizado la economía y ha reducido sensiblemente los ingresos de la provincia. A esto se suma la crisis de la deuda pública provincial. Se emitieron bonos para cancelar deudas tomadas por los gobiernos provinciales de la última década y se pusieron las regalías petroleras como garantía, lo poco que continuó entrando a la provincia durante los últimos meses fue “chupado” automáticamente para pagarle a los acreedores.

La pandemia del Covid-19 llegó para golpear al mundo entero pero, particularmente en Chubut, las alarmas se prendieron en 2020 luego de un 2019 muy complejo política y socialmente. El 2019 también fue un año electoral tanto en nuestra provincia como en la Nación, el gobernador Mariano Arcioni ganó la gobernación por más de 7 puntos porcentuales sobre el candidato del justicialismo duro y en los festejos en el Sur se hizo presente el líder del Frente Renovador, Sergio Massa que se acercó a festejar junto a su amigo Arcioni. Durante esa noche Massa habló en vivo en televisión con Alberto Fernández dando el puntapié inicial para la conformación del Frente de Todos que luego ganaría las elecciones presidenciales en la Argentina.

Chubut no es un jugador menor en el armado del gobierno nacional de coalición justicialista. Lo cierto es que todas las provincias argentinas se encuentran hoy con problemas para cancelar salarios públicos y hasta el Gobierno Nacional ha anunciado el pago del aguinaldo en cuotas, pero Chubut viene arrastrando esta situación hace tiempo y es necesario un apoyo incondicional de la Nación para salvar las cuentas provinciales, a la vez que es fundamental asumir responsabilidad frente a las cuentas públicas para no encontrarnos luego con escenarios “poco optimistas” que terminan afectando a todos los empleados públicos de la provincia.

En Chubut hay que hacer varias cosas. Hay que modificar aspectos gubernamentales y sociales, pero claramente quien tiene la responsabilidad de comenzar este proceso es el Estado, cuya función es canalizar las demandas sociales. Hoy, ese Estado no se encuentra paralizado, como algunos exclaman, pero es cierto que existen demasiadas discrepancias y asimetrías en las relaciones entre los poderes: el Gobierno, la Legislatura y la Justicia deberían ponerse de acuerdo para representar fielmente los valores que corresponden a cada uno de ellos y que hacen al funcionamiento de nuestra Democracia.

Los acreedores no acuerdan con quienes presentan luchas internas constantes, saben que es viable continuar cobrando las regalías petroleras en los términos actuales y aprovechan esta ventaja en la negociación. Mientras tanto, dentro del Estado se dan varios cortocircuitos: el Ejecutivo no encuentra un interlocutor natural con la Legislatura; la Legislatura tiene un funcionamiento errante por la crisis y no logra tratar (ni ingresar) el proyecto de reestructuración de la deuda o el resto de las propuestas que requieren trabajo legislativo; y la Justicia no parece funcionar mucho mejor que sus contrapartes electivas en la provincia para afrontar la crisis.

Aunque muchos le tengan miedo al término, se debe reordenar el Estado para superar la crisis financiera. No hay otra alternativa. No tendremos resultados diferentes si no cambiamos aspectos fundantes del sistema. Hay que mantener los puestos de los trabajadores públicos funcionales al bienestar social y reducir los sueldos más altos, que no tienen ninguna justificación en el contexto actual, por respeto a quienes trabajan por menos de la quinta parte que estos. Se deben plantear proyectos productivos comarcales, atendiendo las realidades diferentes que encontramos en la cuarta provincia más grande del país. Turismo, servicios, producción e infraestructura deben ser los motores de la reactivación económica.

Reacomodar cuentas asumiendo el costo, porque finalmente alguien lo hará si nosotros lo esquivamos. Vale recordar que en 2011, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunciaba en sus primeros discursos luego de asumir su segundo mandato la necesidad de avanzar con un esquema de “sintonía fina”. Una reestructuración del presupuesto, contemplando todas las áreas y programas del Gobierno, con el objetivo de reordenar las cuentas de la Administración Pública Nacional. En Chubut tenemos que repensar la cartera de ministerios y orientar bien cada esfuerzo de gestión en un marco armónico.

Encontrar interlocutores y dividir el gabinete en función de la coyuntura y las Políticas de Estado que necesitamos desarrollar. Retomar canales de diálogo entre todos los Poderes y empezar a reactivar la economía para que nadie quede afuera después de todo esto.

Finalmente, quien se sienta peronista debe recordar que luego del Chubutazo de 1990 llegó más de una década de hegemonía radical a la provincia, se debe comprender que los destinos del justicialismo provincial están atados a las acciones del Gobierno provincial en el imaginario colectivo. La responsabilidad es conjunta y el péndulo político de Chubut vuelve a expresarse. La esperanza para los chubutenses hoy queda en que los gobiernos provincial y nacional puedan lograr, finalmente, una articulación total a partir de medidas concretas que se deben ejecutar para afrontar la coyuntura y la crisis.