30.07.2020 / DE CARA AL TRATAMIENTO EN SENADO

¿Cuáles son los desafíos que plantea el teletrabajo en la pandemia?

De acuerdo a un estudio de la agencia EIDOS, entre los trabajadores encuestados que comenzaron a realizar tareas laborales desde su hogar prevalecen las mujeres. Casi el 50% de los encuestados que realiza teletrabajo indicó que no tenía una jornada laboral establecida. “El COVID 19 llegó para poner un paréntesis a la normalidad. Es de vital importancia indagar más y con mayor profundidad que cambios en la cotidianeidad (…) trae aparejado esta nueva forma a fin de poder adaptar el mundo del trabajo a esta nueva realidad sin que esto conlleve a la pérdida de derechos”, sostuvieron.



Teletrabajo, Cuarentena y una apuesta a la regulación

La pandemia desatada por el virus SARS COV 19 (COVID) y el consecuente Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, decretado por el Gobierno de Alberto Fernández a mediados de marzo, generaron que miles de trabajadores modificaran sus hábitos laborales y pasaran a realizar sus tareas a distancia, en la famosa modalidad de teletrabajo.

En el marco de la investigación Experiencias y Emociones en épocas de COVID1, de carácter exploratoria con muestra no probabilística que se realizó desde la agencia EIDOS, se propone en este caso algunos rasgos sobre la experiencia de esta nueva modalidad laboral para los y las trabajadores y qué perspectiva podemos pensar a futuro.

Algunos datos para caracterizar el teletrabajo

Entre los trabajadores encuestados que comenzaron a realizar tareas laborales desde su hogar prevalecen las mujeres (casi el 60%) y quienes poseen mayor nivel educativo (56,3% posee un título terciario y/o universitario). Si bien a priori los beneficios de trabajar desde el hogar pueden aparecer rápidamente desde el sentido común (evitar viajes en transporte público, quizás disminuir algún gasto, etc), esta nueva modalidad implicó al menos dos inconvenientes que abarcamos en la encuesta: la duración de la jornada laboral y la relación con las tareas domésticas y de cuidado.

Respecto al primer punto, casi el 50% de los encuestados que realiza teletrabajo indicó que, en esta nueva modalidad, no tenía una jornada laboral establecida, y casi el 13% contestó que tenía una jornada pautada, pero esta no se respetaba.

El segundo problema refiere a las tareas domésticas y si bien un primer análisis general en este sentido muestra que sólo el 25,7% del universo de trabajadores que realizan sus tareas laborales en el hogar indicó poseer muchas y/o demasiadas dificultades para equilibrar el teletrabajo con las tareas domésticas estos resultados pueden analizarse con mayor detenimiento, dado que ese porcentaje esconde una diferencia de género y de composición familiar. Si se separa el análisis por género surge que mientras en el caso de los varones sólo el 20% plantea un grado de dificultad elevado para equilibrar el teletrabajo y las tareas domésticas, las mujeres lo presentan en un 29%.

En el otro extremo, el 34% de los varones manifestó no poseer ninguna dificultad para compatibilizar el teletrabajo con las tareas del hogar, valor que en las mujeres desciende al 27%. En la misma línea de análisis podemos desagregar entre quienes tienen hijos a cargo y quienes no, donde la brecha se agranda: el 33% de quienes tienen hijos poseen grandes dificultades mientras que entre quienes no tienen ese valor es inferior a la mitad (16%). En sintonía con las diferencias de género previamente planteadas, dentro del universo de quienes tienen hijos, las mujeres presentan valores más elevados que los varones en la dificultad de combinar teletrabajo y tareas domésticas (39% y 23% respectivamente).

¿Ampliación del teletrabajo como consecuencia de la pandemia?

La salida del aislamiento sin un horizonte claro de vacuna, pero con una grave crisis económica genera múltiples desafíos tanto al Gobierno Nacional como a los locales. Sin lugar a duda la dinámica de las jornadas laborales, especialmente en las grandes ciudades con gran densidad poblacional y transportes públicos masivos, es uno de los grandes problemas a resolver.

En este sentido se plantea el debate sobre la continuidad de algunas tareas laborales desde el hogar de los y las trabajadores. En la encuesta se consultó sobre la posibilidad de continuar de este modo, si creían que podían, y casi el 70% respondió que podría continuar de este modo. ¿Iremos hacia un esquema de ampliación del teletrabajo? Si bien es claro que muchas tareas volverán a realizarse a sus espacios laborales habituales, si es posible pensar que un sector de los y las trabajadores continúen trabajando desde su casa con los pros y los contras que esto implica. Esta nueva modalidad laboral, que en Argentina según datos oficiales en 2017 alcanzaba el 7,8% de los/as trabajadores registrados/as2, parece haberse masificado para, en parte, quedarse.

Modificar la modalidad de miles de trabajadores sin que eso genere un detrimento de los derechos laborales es sin duda una de las metas en un contexto acelerado, donde el teletrabajo ya es una realidad efectiva. En este contexto el proyecto de ley “MODALIDAD DE PRESTACIÓN DEL TELETRABAJO EN RELACIÓN DE DEPENDENCIA”3 aprobado por la Cámara de Diputados Nacionales y a la espera de tratamiento en la de Senadores, establece pautas de regulación básicas para la modalidad de teletrabajo en Argentina.

Dos aspectos resultan claves en sintonía con el análisis realizado: por un lado, el teletrabajo será regulado como modalidad en el marco de la ley de Contrato de Trabajo, es decir que todos los trabajadores gozan de los mismos derechos; y por otro lado establece que son los convenios colectivos, en tanto instrumento de los trabajadores, los gremios y los empleadores, donde se establecerán las condiciones particulares para cada caso.

El rol de los sindicatos surge como un actor clave para garantizar que en la nueva modalidad no se vulneren derechos, a la vez que plantea el desafío de gestar una nueva manera de organizarse con sus representados.

El COVID 19 llegó para poner un paréntesis a la normalidad (no sólo de nuestro país sino de todo el mundo), provocó una de las peores crisis económicas mundiales de la historia y puso en jaque muchas creencias sobre el Estado. Sin lugar a duda traerá también profundos cambios en las relaciones sociales y las relaciones en el mundo del trabajo no serán la excepción.

Modos de trabajar, como el teletrabajo, que ya estaba presente antes de la pandemia, adquiere hoy una notoriedad superlativa y se despliega cada vez más en nuevos ámbitos y tareas a una velocidad que parecería indicar que no van a retroceder una vez pasada esta situación. Claro está que esta nueva normalidad no va a estar exenta de tensiones y contradicciones y se necesitará de propuestas audaces acordes al tiempo histórico para resolverlas.

Es de vital importancia indagar más y con mayor profundidad que cambios en la cotidianeidad de la vida de los y las trabajadoras trae aparejado esta nueva forma a fin de poder adaptar el mundo del trabajo a esta nueva realidad sin que esto conlleve a la pérdida de derechos o a una flexibilización brutal en la jornada de trabajo donde el límite entre la vida privada y la jornada laboral quede completamente desdibujado y se empeore así la calidad de vida de las personas.