Cuando a Graciela Ocaña le dieron la responsabilidad de ser ministra de Salud, la Argentina sufrió dos de los peores episodios que se recuerden antes del brutal Covid-19.
Primero el avance del mosquito que transmite el Dengue y la Gripe A que azotó en el invierno del 2009 y que trajo a escena por primera vez el uso de alcohol en gel.
Ahora como denunciadora oficial de Juntos por el Cambio y además diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires pese a defender los intereses de los porteñes por encima de los bonaerenses, vuelve a escena para pasar otro papelón como cuando convalidaba la intervención de la AFA en 2016 en favor de los intereses de Macri de desarticular el Fútbol Para Todos.
Esta vez, "la hormiguita" se quejó de que la información científico técnica de la vacuna Sputnik V está en su idioma original de producción, el ruso. Entonces la diputada nacional considera que en lugar de pedir ayuda a un traductor que le especifique lo que dice la información que ella solicite es "toda una cuestión de fe". Si, en vez de traducirlo se quejan. ¿Diría lo mismo si estaría en inglés?