Cristina Caamaño, interventora de la
Agencia Federal de Inteligencia (AFI), fue finalmente sobreseída en una causa iniciada por supuestos ex espías en la que denunciaban la filtración de sus identidades. Los nombres de los espías aparecían en un libro de actas de la AFI del período 2016-2018 que Caamaño envió a los tribunales de Lomas de Zamora en el marco de una de las causas por espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri. Al enviar la información Caamaño especificó que no debía permitirse su divulgación, pero varios portales publicaron las planillas sin testar.
El sobreseimiento de Caamaño lo decretó la jueza
Maria Romilda Servini. El fiscal del caso es Eduardo Taiano, que desde el inicio impulsó la investigación. Servini también sobreseyó a los fiscales federales de Lomas Zamora que estaban a cargo de la investigación en la que se utilizó el material divulgado, Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide. Y al juez que tuvo el caso, Juan Pablo Augé. Es decir, consideró que ninguno de ellos cometió algún delito.
EL CASO
Los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide tenían a su cargo la investigación en torno a Alan Ruiz y su banda de espías nucleados en el grupo de WhatsApp denominado “Super Mario Bross”. Los fiscales buscaron reconstruir la estructura de mando y toma de decisiones de la AFI y para eso le pidieron a Caamaño el libro de actas de la agencia. Allí se registraban las decisiones administrativas que tomaban los jefes de la AFI macrista, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
Como se trataba de un requerimiento judicial, la interventora Caamaño lo envió, pero con la aclaración de que “se arbitren las medidas necesarias para que la compulsa que, llegado el caso, se realice sea personal y en la sede judicial donde aquella se encuentra debiéndose utilizar solo a los fines jurisdiccionales que demande el proceso penal”. Incluso señaló que
“deberá dejarse constancia en un acta labrada al efecto, en la que también se asentará que se ha hecho saber a la parte que pretenda acceder al conocimiento de la información y documentación que a partir de ese momento quedará sujeta a las previsiones contenidas en los artículos 17 de la Ley N° 25.520 y 222 y/o 223 del Código Penal de la Nación, según corresponda”.
Caamaño fue citada a indagatoria por la jueza Servini. Presentó un escrito donde reiteró que había dado “precisas indicaciones” respecto al contenido de las actas, y que
“si los funcionarios de Lomas de Zamora se hubiesen apegado estrictamente a ellas, nadie hubiese tenido disponible una copia digitalizada del libro de actas que fue el formato en el que apareció publicado. De ello se deduce que fue esta omisión y no otra la que posibilitó la filtración y el hecho de haber sido totalmente ajena a ella, obstaculiza cualquier intención de imputarme objetivamente el resultado aquí investigado”. No obstante, este lunes Servini consideró que los fiscales tampoco cometieron ningún acto irregular.
La causa contra Caamaño tuvo amplia cobertura mediática. La razón es sencilla: su intervención en la AFI no solo aportó a expedientes información solicitada por los jueces que llevaron adelante investigaciones sobre el plan sistemático de espionaje ilegal durante la era Macri, sino que también inició varias causas en base a documentos hallados en esos sótanos de la democracia. La gestión Caamaño cortó la cadena de la felicidad que unía a la sede de la vieja SIDE con Comodoro Py y otros juzgados, que incluían lobby y dinero. Y transparentó por primera vez en la historia el presupuesto de la casa de los espías.
La información en cuestión era el libro de actas 2016-2018 de la AFI, donde quedaron registradas las resoluciones con todas las decisiones que se iban tomando día a día bajo la gestión de
Arribas y Majdalani. De allí se podría reconstruir la reestructuración del organismo y los nombres que hoy, a raíz de las pesquisas judiciales, aparecen en las maniobras de espionaje ilegal. Pero no sólo eso.
Las actas de la AFI, que se sumaron como elemento de prueba en la causa de espionaje que tramita en Lomas de Zamora, detallaban:
-El crecimiento exponencial de áreas que fueron clave para desatar el Lawfare en la era Macri, como la Dirección de Asuntos Jurídicos.
-Cómo se creó una oficina de escuchas paralela.
-Las altas de nuevos agentes, muchos de los cuales luego se harían conocidos por su membresía en el grupo de los Super Mario Bros. Hasta aparecía el hijo del fiscal Carlos Stornelli como espía.
-Las bajas de los que dejaron la exSIDE por renuncia o jubilación.
-La llegada de becarios que cumplieron funciones por 4 meses y hasta contrataciones ad honorem.
-Los continuos viajes al exterior de Dario Biorci, cuñado de Majdalani, y de otros jerárquicos de la casa de espías vinculados a Horacio Rodríguez Larreta como Carlos Alberto Tonelli Banfi.
-La creación de delegaciones en distintos puntos del país.
-El relevamiento del secreto para que espías como Horacio Stiuso puedan declarar en diversas causas.
-Los manejos de empresas fantasmas.
-En síntesis: las actas condensan la vida interna de la AFI macrista. Y dicen mucho.