
El panorama de crisis política en el Frente de Todos, que ya lleva meses pero que se profundizó en cuanto a sus consecuencias de gestión con la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, mete presión y apura subjetividades y sensibilidades en la oposición, en particular en Juntos por el Cambio, que tiene múltiples dirigentes a quienes les gustaría ser el candidato o candidata a presidente y pese a que todavía faltan mucho todos ya están en campaña.
Uno de ellos es Mauricio Macri, que hizo saber a la prensa que ya tiene un deadline en marzo/abril para definir si buscará retornar a la Casa Rosada en 2023, tiene puesto el ojo y la acción en determinados ítems para eventualmente fortalecerse si la decisión es por la positiva y, por las dudas, se dedica también a enviar mensajes contradictorios a través de los medios con el foco puesto en los espíritus, fundamentalmente, de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, sus adversarios más "descontrolados" en la interna del PRO.
Sin embargo, la mirada también está puesta en las acciones de los socios extrapartidarios, los de la UCR, que tiene anotados en la carrera presidencial a dos nombres con diferente trayectoria y capitales: Gerardo Morales y Facundo Manes, dos furibundos críticos de Macri que tampoco tienen la mejor "onda" con Larreta.
Es que, en síntesis, no es lo mismo lo que dice Mauricio para construir su candidatura y eventualmente, en caso de declinar, constituirse en el gran elector interno, que lo hace mientras tanto hace Macri para apuntarse los dos objetivos.
LO QUE DICE MAURICIO
El ex presidente de Boca, ex diputado nacional de escasa actividad y ex mandatario nacional arma y manda mensajes pegados que funcionan uno como oxímoron del otro. Lo hace a través de medios o a través de mensajeros internos. En ellos, a veces hace decir que su postulación es inevitable, pero otras construye que no se presentará. Usa hasta a Juliana Awada para esto último.
“¿Para qué decirlo ahora? No le conviene cerrar puertas. La circunstancia política puede cambiar y no quiere quedar preso de palabras anteriores”, hace saber su entorno a medios de vinculación política (¿y económica?) directa con él.
De esa explicación se lee que tal vez ninguno de los dos extremos de sus mensajes sea del todo mentira. Ni ya es candidato ni todavía no lo es: lo va a ser si cree que puede ganar y si le conviene. Si no, el mismo proceso lo podría convertir en el gran elector en 2023.
Mientras, Macri y los suyos se burlan de los que que "lo querían jubilar". Dicen que “no quedó uno solo". Claro, habla de que los PRO que apuntaban en ese camino no lo dicen más. No parece ser la misma sensación la que transmiten cada vez que hablan Morales y Manes, que lo critican y le piden ser una especie de Barack Obama en EEUU.
Macri cree que el Frente de Todos y el Gobierno están derrumbados pero no evalúa riesgo institucional, como sí sostienen incluso en on algunos dirigentes de cada uno de los tres socios de Juntos por el Cambio.
En ese contexto, según piensa, cualquier candidato a presidente de la coalición opositora estaría en condiciones de imponerse en la elección general en 2023. También piensan así Larreta y Bullrich, solo que el primero entiende mejor las dificultades para gobernar posteriores.
Por eso la especulación de Macri, que añade como factor a su favor que considera que es el postulante de JxC que “mejor podría traccionar” los votos de Javier Milei (La Libertad Avanza) en una eventual segunda vuelta. Por eso el ex presidente ni contestó las escasas críticas del economista libertario, que tampoco las dice a voz alzada como contra el resto y que nota que su imagen se viene desplomando.
Macri cree que "gana caminando" una elección interna, tanto contra sus adversarios PRO como contra sus socios radicales. Comparte parcialmente la mirada el Gobierno porteño, pero hace saber enfáticamente que el expresidente no es tan competitivo en las generales. Por eso son los menos convencidos, o al menos así se muestran, que 2023 ya está ganado y añaden que luego no se podrá gobernar "a los ponchazos", como venden Macri y Bullrich, sino que por el contrario se necesitará capacidad de acuerdo y allí ven mejor al alcalde porteño.
En Uspallata consideran que el techo de Larreta es más alto que el de Macri en una general o un eventual ballottage. Dicen que Mauricio mide pésimo en el conurbano y que allí, donde "se define" la nacional, "Horacio entra mejor". Encuestas que se metieron en lo que sucede particularmente en cada municipio, como una de CB, le dan la razón al porteño. Pero Macri hace lo suyo.
LO QUE HACE MAURICIO
Macri dice esos mensajes, los trafica, los hace llegar, pero también mira y hace. Por un lado, a sabiendas de que el conurbano bonaerense no es el lugar donde más lo quieren, activó visitas esporádicas para tener “contacto directo” con la sociedad y examinar "de primera mano" su nivel de aceptación.
En ese tren, apareció en La Plata, por ejemplo, con María Eugenia Vidal - otra que se volvió a subir al deseo presidencial bajo impulso de Macri, cuestión que la coloca bajo el deseo de éste -, y Cristian Ritondo, entre otros. En la trinchera larretista hablaron de "Grupo Gestapo" para definir esa bajada a territorio.
La otra pata central del hacer de Mauricio se la encargó, por ahora, a su equipo, que retomó el encargo de preguntas a través de terceros, para que no se note (tanto).
Si bien todavía no habrían pagado por encuestas propias, eso dicen, le ponen el ojo a algunos sondeos más que a otros, como los de Aresco, Isonomía y Poliarquía, según La Nación.
Es que esas firmas Macri viene mejorando, lo que da indicativos de por qué le interesan, entre otras cosas. En Poliarquía junio fue su mejor mes del año, con imagen positiva al 24% y negativa cayendo del 55% al 52% respecto de mayo. De todos modos en ese mismo estudio le ganan todos sus adversarios opositores, como Larreta, Manes, Bullrich, Martín Lousteau y hasta Vidal.
Desde Aresco también reflejan un crecimiento de su imagen, con una valoración positiva en 29% para junio, lo que representa una suba de nueve puntos respecto del mismo mes de 2021. Y la imagen negativa baja de 50% a 43%. Mejora pero aún insuficienciente contra los números de Larreta o Bullrich, quienes no llegan al 30% de negativa en los trabajos de esta firma.
Isonomía, en tanto, coloca a la imagen de Macri en niveles estables durante los últimos meses. La positiva ronda el 40% y la negativa supera el 50%.
No obstante, como ya se dijo, en el macrismo creen que el expresidente sería “imbatible” en una PASO del PRO y/o de Juntos por el Cambio, porque recuperó la centralidad en la fuerza.
Las encuestas que Macri no mira son, por ejemplo, la de la consultora Fixer, que refleja un retroceso en la evaluación del expresidente por tercer mes consecutivo. Zuban Córdoba lo pone en su sondeo entre los peores evaluados de la coalición opositora, con casi 60 puntos de imagen negativa.
La tercera acción de Macri, además de "bajar" al conurbano a testearse y poner el ojo en encuestas, es retomar el "reunionismo" con los suyos. Antes de viajar a Europa, recibió el domingo en su casa de Acassuso a Elisa Carrió. También hay versiones, que no homologan en particular del otro lado, de que se contactó con Larreta durante el fin de semana de crisis. También se juntó con Miguel Ángel Pichetto, líder de Encuentro Republicano Federal, con foto incluida junto a Jorge Sobisch, el ex gobernador de Neuquén que tiene en la mochila de su gestión la muerte del docente Carlos Fuentealba, y dialogó con el radical "halcón" Alfredo Cornejo. También, en escalones más bajos, habló con Ritondo y Humberto Schiavoni, entre otros.
Así las cosas, para marzo o abril de 2023 - salvo que algo anterior y eventual lo obligue a cambiar de decisión - planea hacer público si será o no candidato presidencial. Tiene tiempo para seguir construyendo y especulando.