04.01.2023 / Lo que pasó y lo que viene para el medio ambiente

Despertar climático y medioambiental: nuevas perspectivas a la espera de un cambio de paradigma

Tras un año complejo y convulsionado, en que las consecuencias de la guerra y la postpandemia hicieron que los recursos naturales se pusieran en disputa y lanzaran al debate las formas de explotación mundial, el 2023 pone en el centro de la discusión el despertar de un nuevo paradigma medioambiental, la conciencia sobre el Cambio Climático y un desarrollo productivo en armonía. Política Argentina habló con especialistas.

por Morena Marcos




El año que terminó fue profundamente convulsionado: la guerra entre Rusia y Ucrania que empezó en febrero de 2022 no solo implicó el comienzo de consecuencias políticas a nivel internacional, sino también el despertar a una realidad energética que dio un golpe de realidad y removió la estabilidad de muchos países, desequilibrando el escenario de abastecimiento del gas y de otros recursos naturales energéticos, ya de por sí contingente, en un mundo eurocéntrico que empezó a mirarlos con otra óptica.

A esto último se suma una realidad tangible y visible para cualquier ciudadano, percibiendo temporadas de calor cada vez más tórridas y secas, algo que permitió que muchos y muchas aceptaran el cambio climático como una realidad.

La intensidad y la duración de las sequías que vienen en aumento. Una tendencia al agravamiento en las próximas décadas producto del calentamiento global. Olas de calor cada vez más asfixiantes, más largas y más tempranas. Sólo algunas, unas pocas de las señales de alarma que invitan a dilemas de nuevos paradigmas medioambientales.

¿Es posible el diálogo entre el desarrollo productivo y el medioambiente?¿Cuál es el punto de fuga de la crisis climática y el medioambiente en nuestro país?¿De qué tipo de debates estamos hablando a la hora de repensar la política nacional en términos sustentables, teniendo en cuenta las problemáticas productivas y económicas?

Crecimiento, desarrollo, progreso, sostenibilidad, circularidad son solo algunos de los ejes que se ponen en disputa a la hora de pensar un modelo de desarrollo que conviva con una crisis medioambiental que está llegando al verdadero punto de no retorno.

Para repensar estas interrogantes y nuevas miradas, Política Argentina recogió voces de especialistas, dirigentes y funcionarios de primera línea y activistas de causas medioambientales: Juan Rivera, Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); con el abogado, jefe de Cátedra de Soberanía Alimentaria de la UBA y parte integral de la Plataforma Socioambiental, Marcos Filardi; con la Secretaria General de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, Dina Sánchez y con la ministra de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, Daniela Vilar.


CAMBIO CLIMÁTICO EN ARGENTINA

A la hora de pensar en la crisis medioambiental y en aquellos fenómenos más visibles y alarmantes en nuestro país a nivel climático, Política Argentina dialogó con el Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos del CONICET, Juan Rivera, quien advirtió que “la ocurrencia de eventos climáticos extremos presenta un incremento a lo largo de las últimas seis décadas en buena parte del país" y que, "en particular estos fenómenos generan impactos negativos significativos en las actividades económicas y sociales”.



“Podemos mencionar la ocurrencia de olas de calor, los eventos de precipitaciones extremas y las sequías como los eventos que mayores impactos generan. Por supuesto, al considerar la extensión superficial del país, es posible que existan matices regionales en los que algunos eventos extremos predominen por sobre otros, sobre todo si se consideran las variables asociadas a la precipitación", precisó Rivera.

Al respecto, detalló que "la región cordillerana experimenta condiciones de sequía desde hace doce años, mientras que la región que registra las mayores tendencias en la ocurrencia de precipitaciones intensas presenta un patrón espacial más heterogéneo a lo largo del centro del país”.


LA SUPERCOMPUTADORA Y LA IMPORTANCIA DEL ACCESO A LA INFORMACIÓN AMBIENTAL


En este sentido, Rivera destacó la importancia del acceso a las nuevas tecnologías y al acceso con celeridad a la información precisa sobre los cambios en la atmósfera, los fenómenos climáticos y las problemáticas medioambientales: “Diversos aspectos vinculados al análisis del cambio climático han ido evolucionando en los últimos años, en parte gracias a los avances computacionales que permiten una mayor capacidad de procesamiento de grandes volúmenes de datos meteorológicos".

Fue en ese punto que mencionó el caso de la "supercomputadora", hecho del que dio cuenta Política Argentina y muchos medios obviaron. "Por ejemplo, Argentina adquirió recientemente una supercomputadora cuya capacidad de cómputo la ubica en el top 100 mundial y parte de sus usos será destinado a las tareas del Servicio Meteorológico Nacional”.

“Eso pone de manifiesto la necesidad de generar pronósticos cada vez más precisos que sirvan para advertir a la sociedad frente a la probable ocurrencia de eventos climáticos extremos de alto impacto. Estos eventos suelen traducirse en inundaciones y anegamientos que generan evacuados e interrupciones de caminos, interrupción del suministro de electricidad frente a elevados consumos como consecuencia de la ocurrencia de olas de calor, pérdidas importantes en el sector agrícola y ganadero en situaciones de sequía, entre otros”, remarcó el doctor del CONICET.


POLÍTICAS PÚBLICAS Y AMBIENTALISMO POPULAR


En esta línea, y reconociendo el contexto crítico sobre las consecuencias directas del cambio climático en Argentina, como los incendios y olas de calor, las inundaciones o sequías, la ministra de Medioambiente de la Provincia de Buenos Aires, Daniela Vilar, coincidió en que estos eventos “no afectan a todo el país por igual, mucho menos a todo el mundo”.

Por eso sostuvo que desde la gestión bonaerense consideran que "no solo es posible sino que es necesario encarar políticas públicas que detengan el avance de la crisis climática".

"Como trabajadores y trabajadoras del Estado, partimos de este punto y estamos comprometidos con el diseño, la construcción e implementación de estrategias que pongan el foco en medidas de adaptación a la crisis”, señaló.

Por eso, Vilar sintetizó con Política Argentina que el país "tiene el enorme desafío de pensar en cómo construir comunidades resilientes, que se adapten a una crisis climática generada globalmente, en la que el Sur Global tiene menor responsabilidad sobre las emisiones de CO2, y es, sin embargo, el territorio en que mayor impacto tienen los efectos de la crisis”.


LAS ACTIVIDADES HUMANAS, LA CRISIS CLIMÁTICA Y UN SISTEMA EN DISPUTA

Es que tal como Rivera, desde el Conicet, planteó a este medio “es un hecho” que las actividades humanas a lo largo de los últimos 150 años incrementaron las concentraciones de gases de efecto invernadero a escala global “lo cual generó un incremento en la temperatura global cercano al 1.2°C respecto a niveles preindustriales”.

“Sabemos exactamente que las actividades humanas son responsables del calentamiento global, ahora necesitamos que se lleven a cabo iniciativas rápidas y sostenidas en el tiempo para la reducción de las emisiones de gases como el dióxido de carbono para lograr que el incremento en las temperaturas se estanque o se revierta durante la segunda mitad de este siglo", planteó.

SIn embargo, el gran desafío es cómo lograrlo. "Tiene que existir un compromiso global y no siempre la agenda geopolítica colabora, pero la transición a energías limpias y la descarbonización deben tener un rol fundamental en los próximos años si se quieren evitar los impactos del clima futuro”, trazó como lineamiento general.


LA ENCRUCIJADA CIVILIZATORIA

El abogado Marcos Filardi, parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA y parte integral de la Plataforma Socioambiental integrada por múltiples organizaciones de la sociedad civil movilizadas en pos de todas las luchas socioambientales, advirtió sobre la urgencia de dar el “timonazo” en términos de nuestra convivencia en “la casa común”.

Es necesario, urgente e indispensable tender otra relación con la naturaleza, deconstruir la relación tóxica que tenemos con ella entendiéndola como algo ajeno a nosotros mismos. Extrayéndole todo lo posible en el menos tiempo oposible, yendo en desmedro de nuestra propia naturaleza. Somos el aire que respiramos, el agua que bebemos, el alimento que ingerimos”, advirtió con énfasis el letrado en diálogo con Política Argentina.


Al tiempo que aclaró que la posibilidad de modificar la forma en la que convivimos socioambientalmente “va a depender de la relación de fuerzas”.

“Esto que llamamos antropoceno como era en la que vivimos, en realidad es un capitaloceno, hay un grupo muy enquistado y muy fuerte de intereses de capitales transnacionales que en su afán desmedida de lucro logra imponer por la fuerza el extractivismo, degradando y destruyendo los territorios, afectando las posibilidades de vida en esta casa común, advirtió Filardi.

Y completó: "Nos hemos cargado al 60% de las especies vertebradas y al 75% de la biodiversidad agrícola”. “Se debate el futuro mismo de nuestra humanidad compartida como especie. Si seguimos en el extractivismo recargado, caminamos al suicidio colectivo. Pero si logramos retejer como especie modos de vida en armonía con la naturaleza, podemos soñar con un futuro posible para nuestros hijos y nietos”.


MODELO “DE RESILIENCIA”

La ministra bonaerense Vilar propone un “modelo de resiliencia”, que pese a que reconoce que “parece muy abstracto”, sostiene que “se puede traducir en políticas concretas que mejoran la calidad de vida de las comunidades".

En ese punto, dio precisión respecto de cuáles son esas políticas concretas y posibles: "La transición hacia luminaria led, las energías limpias como paneles y termotanques solares, la movilidad sustentable, pero también el acceso a un hábitat digno, a una alimentación saludable”.

La salida de la crisis climática es necesariamente a través de un modelo de inclusión social. La lucha contra la pobreza y la desigualdad es un elemento central para mitigar los efectos del calentamiento global: una población con sus necesidades básicas satisfechas está en mejores condiciones para afrontar circunstancias climáticas más adversas”, consideró Vilar consultada por este medio.


GREENWASHING: EL MODELO AMBIENTAL DEL NEOLIBERALISMO

Vale mencionar en este punto que los modelos de desarrollo productivo que están en disputa, son aquellos que consideran una forma de desarrollo sustentable y en armonía con el medioambiente para la utilización consciente de los recursos naturales, o aquellos de explotación cuyas experiencias han demostrado el alcance a un punto de casi “no retorno” de la recuperación medioambiental.

En este punto, cabe aclarar que Política Argentina buscó y convocó representantes, especialistas y dirigentes de la oposición política para que se expresaran al respecto, pero no obtuvo respuestas.

Sin embargo la elocuencia de una lectura sobre las experiencias neoliberales en nuestro país habla por sí sola.Un ejemplo es en qué situación estuvo el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación durante el gobierno de Mauricio Macri, a cargo del rabino Sergio Alejandro Bergman: cuando Juan Cabandié asumió al frente del área, inició una investigación por malversación de fondos públicos, a causa de una serie de compras que el titular precedente de la cartera se llevó a su casa una vez finalizada la gestión.


En ese momento, según una denuncia anónima, se pudieron conocer las facturas emitidas y pagadas por fondos públicos, a fines de 2017, a cuenta de mobiliario para el armado de bibliotecas por $12.886, y durante los últimos meses de 2018 otra compra a la misma empresa por una nueva biblioteca a $7.243. Además, a mitad de ese año, se adquirieron plantas en macetas piramidales y dracenas rotomoldeadas con platos por $30.230.

Más allá del exministro Bergman, también su secretario de Política Ambiental en Recursos Naturales, Diego Moreno, embaló todo y se lo llevó, como si le pertenecieran. Cabe destacar que, tras las elecciones perdidas a fines de 2019, el primero retomó sus funciones en el templo de la calle Libertad y, desde mediados de 2020, es presidente de la Unión Mundial de Judaísmo Progresista. Por otra parte, Moreno es socio fundador de Cicla Sustentable, una empresa de servicios ambientales para el sector público y privado.

La irregularidad con la cual se administró el área de medioambiente durante la gestión macrista, quedó evidenciada, además, en aquello que nunca compraron y que, por lo tanto, jamás se utilizó. Es que en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se realizó un contrato de leasing (alquiler con derecho a compra) que permitía usar 26 aviones, para terminar comprándolos luego de varios años de uso, con pago en cuotas. Bergman canceló ese contrato, devolvió las aeronaves y abrió una nueva licitación que terminó quedando en la nada misma, con acusaciones de haber querido favorecer a una de las empresas. Por lo tanto, el Ministerio de Ambiente quedó sin los aviones de 2012 y sin los que Bergman intentó sumar. Una inoperancia total.

Cabe señalar también que, a mitad de 2016, el equipo técnico de la cartera medioambiental evaluó que era necesario un nuevo equipamiento, pero el ministro decidió no hacer la compra. Sin embargo, la licitación estuvo lista en un documento en su despacho todos estos meses con la leyenda: “Contratación de un servicio de medios aéreos de ala rotativa para ser afectado a las jurisdicciones provinciales, parques nacionales y diversas regiones del Sistema Federal de Manejo del Fuego, dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, por un período de veinticuatro (24) meses”.

El texto se refiere a la adquisición de ­aviones y helicópteros dedicados a controlar los incendios que podrían ocurrir durante el verano: la política del rabino consistió en no realizar la transacción, y a cambio “rezar como ­prevención”, pese a que los fondos no solo estaban sino que el ministro solo utilizó el 51% del dinero que le habían girado para prevenir incendios. De hecho, el Sistema Federal de Manejo del Fuego dejó sin usar el 49% de las partidas que tenía disponibles: de los 450 millones de pesos presupuestados, apenas aprovechó $232 millones. Es por eso que el Presupuesto 2017 tuvo una reducción significativa en el área. A lo que se suma que en enero de 2017 se conoció la decisión del titular de la cartera medioambiental de despedir, bajo la excusa de “no renovación” de contratos, a 300 brigadistas de Santa Cruz.

Así las cosas, la falta de avances en la resolución de los  problemas ambientales del país y la reducción de las retenciones a las exportaciones de soja y minerales que puso en riesgo a los bosques nativos y los glaciares, sumado a los manejos irregulares de la cartera de medioambiente, son la mayor evidencia sobre la diferencia de las ópticas desde las que se puede gestionar en términos de medioambiente.


AMBIENTALISMO CON PERSPECTIVA SOCIAL

En contraposición, Vilar se refirió a la experiencia en la cartera ambiental bonaerense y expuso que el ambientalismo que construyen desde el Frente de Todos y la gestión provincial de Axel Kicillof "es popular y tiene como principal objetivo la inclusión social y la mejora de la calidad de vida de la gente".

"Con esa mirada encaramos la gestión del primer Ministerio de Ambiente en la historia de la Provincia de Buenos Aires”, puso en valor la funcionaria bonaerense.

Por eso, destacó que "la decisión trascendental del gobernador Axel Kicillof de crear el Ministerio se enmarca en ese sentido, entender que los problemas ambientales no son abstractos: tienen impacto directo y concreto en la vida de los bonaerenses, especialmente en los sectores más vulnerables, que son los más expuestos a la crisis climática y en un territorio tan diverso y extenso como lo es la Provincia de Buenos Aires”.

Si bien los debates sobre la orientación económica, política, social y hasta  filosófica del tipo de sistema de desarrollo que considera posible una armonía con el medioambiente permanecen en vigencia a través de prácticas y experiencias hoy vistas en el mundo, y más cercano, incluso, en la Provincia de Buenos Aires, como explicó Vilar, es necesario que permanezca acompañado de un conjunto de políticas intermedias que parten de puntos comunes para resolver los problemas ambientales en simultáneo y articulación constante con los económicos. 

Se hace necesario deconstruir desde ciertos aspectos de los modos de producción y de consumo para tender hacia un modelo de “economía circular”, incluyendo la reducción y sustitución de insumos y productos importados, para pasar a consumos basados en desarrollos locales y aumentar la reutilización y el reciclaje para minimizar la generación de residuos.


AGRONEGOCIO vs. SOBERANÍA ALIMENTARIA

En el camino a la deconstrucción de los modelos de productividad, actividad económica y social, el letrado Filardi sumó que el debate central, de la mano con el cooperativismo y la economía popular, es reemplazar el modelo del “agronegocio” por el de la “sobeanía alimentaria”.

“Estamos en un momento donde el modelo del agronegocio transgénico es la principal fuente de ingreso de divisas del país en un momento en el que estamos en alta soja-dependencia, para financiar el Estado”. “Así se transformaron los modos de morir y vivir como consecuencia del modelo agroindustrial, se enferma nuestro pueblo tanto en el campo como en la ciudad. De la mano de esa tremenda carga química se dispararon los casos de cancer, de trastornos neurodegenerativos, trastornos del sistema endocrino, abortos espontáneos, enfermedades respiratorias, de la piel, oculares, malformaciones, trastornos de fertilidad. Todos esos agrotóxicos están en todos lados, estemos donde estemos, en mayor y menor medida”, alertó en nota con Política Argentina.



Empero envió un dato alentador: “Sobre eso podemos construir otro modelo, de soberanía alimentaria y agroecología, podemos -a través de la economía de la que somos parte en nuestros territorios- producir alimentos a través de la agricultura biodinámica, a través de la agroecología con la que enfriamos el planeta, cuidando nuestro bienes naturales, cuidando que nuestra gente no se enfrente, garantizando una alimentación adecuada”.

El camino frente al modelo dominante es construir producción local para abastecimiento local, sistemas locales. Reapropiarse de las semillas para generar sistemas alimentarios verdaderamente resilientes. El agua como cuestión central. Ese es el principal desafío y del mismo modo la transición energética porque hay una apuesta todavía muy fuerte a los combustibles fósiles a través del fracking y la megaminería, generando ganancias para unas pocas empresas trasnacionales”, añadió.


LA EXPERIENCIA BONAERENSE: UNA PRUEBA DE CERCANÍA

En este punto Vilar explicó a este medio que desde la creación del Ministerio se propusieron "encarar varios ejes de gestión, entendiendo la necesidad de abordar temáticas ambientales que van desde lo más urgente hasta problemáticas estructurales".

"En este primer año estuvimos abocados a la gestión de residuos, el fortalecimiento de áreas protegidas y espacios naturales, la transición ecológica y adaptación al cambio climático, la alimentación sustentable, la producción sustentable, la salud ambiental, la educación ambiental y la participación ciudadana”, explicó.

En el marco de esos son ejes estratégicos, mencionó, por ejemplo, "los basurales a cielo abierto" como "una de las problemáticas socioambientales que más afectan a las comunidades".

"¿De dónde partimos? La Provincia de Buenos Aires concentra el 40 % de la generación de residuos del país: 19 mil toneladas por día. De este total, el 36 % se produce en el conurbano bonaerense. De los 135 municipios, 81 disponen sus residuos en Basurales a Cielo Abierto. Por lo tanto, es imperativo desde el Estado enfrentar esta situación: potenciando las cooperativas de reciclado, saneando basurales, fortaleciendo con infraestructura e inversión sistemas de gestión de residuos, reconociendo y facilitando el trabajo de las y los recuperadores urbanos”, planteó la ministra.

Y añadió que “así, no sólo estamos cuidando el ambiente y generando estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático, sino también mejorando la vida y la salud de las personas. Por eso decimos que el ambientalismo popular tiene una visión holística: es el ambiente cerrando con la gente adentro”.


LA IMPORTANCIA DEL TERRITORIO Y LA ECONOMÍA POPULAR

Este medio dialogó también con la secretaria General de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, Dina Sánchez, quien -en relación con lo antes mencionado- se refirió a  los sectores productivos de la Economía popular y de la importancia de otorgarles derechos y ponerlos en valor, para articular la potenciación de estos sectores con una perspectiva de productividad ambiental al referir que estos trabajos -en línea con lo dicho por la ministra- “mejoran la calidad de vida de las personas en los barrios populares”.

“Creo que después de todo este contexto bastante complejo la pandemia, la guerra, quedó demostrado y fue bastante clara la enorme capacidad que tenemos desde el sector, no solo para reorganizar nuestro trabajo, sino para ponernos a disposición y hacer un trabajo incluso que muchas veces tendría que haberlo garantizado el Estado nacional y fuimos nosotros y nosotras, fundamentalmente, las mujeres que nos lo pusimos al hombro, que fuimos a los territorios a ejercer los trabajos de cuidados que aún hoy no son reconocidos y quedaron invisibilizados porque no generan mercancía, pero que si no existieran no se movería la economía nacional”, sintetizó Sánchez.

La dirigente social precisó que el acompañamiento a la Economía popular debe tener como "importante desde otorgarles derechos, como ART, como todos los derechos laborales que tiene la clase trabajadora".

"Los derechos laborales de la clase trabajadora tradicional. Y después aplicar y diseñar de verdad políticas sociales económicas, que fortalezcan a la economía popular que también es una economía con valor económico, que viene dando respuesta no solamente a las personas que el sistema va excluyendo, sino que también siempre se puso al servicio. De hecho hemos podido conquistar La Ley de Integración de socio urbana (RENABAP) para el registro nacional de barrios populares que mejora las condiciones de vida de las personas que viven en los barrios, y genera más trabajo y mejores ingresos para las y los trabajadores de la Economía Popular”, marcó al ejemplificar propuestas efectivas que combinan las medidas de mejora en la calidad de vida así como la valoración de los trabajadores.
Sánchez sumó, en esa línea, que recientemente se reunieron con la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, a quien le presentaron "algunos puntos para empezar a trabajar de cara al 2023 con el nuevo presupuesto del que va a disponer el ministerio de Desarrollo Social".

"Como la compra de frutas y verduras a quienes estamos en las cooperativas agrarias, a los que estamos en la agricultura familiar, proponemos otras formas de productividad”, relató.


AMBIENTALISMO PRAGMÁTICO

Para esto la gestión provincial bonaerense propone, a través del Ministerio de medioambiente “un enfoque territorial, de arraigo, atendiendo a las necesidades distritales y las demandas de las y los vecinos”. “De las ideas a la práctica, trabajamos codo a codo con los gobiernos locales, universidades, cooperativas de trabajo, organizaciones políticas y ambientales, industrias, empresas, y más, para generar acciones co-construidas con cada uno de estos sectores, y potenciarlos incluyendo la perspectiva sustentable. Trabajamos concertando junto con todos ellos políticas ambientales pensadas para cada espacio, ámbito y territorio. Ahí justamente reside uno de los grandes potenciales de las políticas ambientales con una perspectiva popular: el de construir consensos, de trabajar junto a nuestros vecinos y vecinas, de apostar a la organización y que la salida es colectiva, con políticas públicas que involucren a la ciudadanía en un rol protagonista”, indicó Vilar.

Y continuó al precisar que “desde esa perspectiva es que trabajamos durante este primer año de gestión del ministerio, impulsando políticas públicas que mejoren la calidad de vida de los y las bonaerenses con un horizonte de justicia social. Avanzamos, por ejemplo, en el saneamiento de basurales a cielo abierto en la provincia, en el primer registro de cartoneros y cartoneras para mejorar sus condiciones de trabajo, y redujimos el enorme volumen de residuos generados por empresas y grandes industrias, estableciendo el vínculo con cooperativas de reciclado”.


EL DESPERTAR AMBIENTAL

Así las cosas, se puede identificar que la principal problemática socioambiental es la desigualdad, por lo que busca promover un desarrollo que rompa con la falsa antagonía entre la conservación y producción. Esto es, un desarrollo que permita proyectar y diseñar planes que puedan dar respuesta a las principales necesidades socioambientales de las y los bonaerenses, mediante acciones y estrategias que apunten a mejorar la calidad de vida al tiempo que preserven nuestros ecosistemas. Algo que sólo es posible comprendiendo la articulación y trabajo conjunto de gobierno nacional, provinciales y locales para dar respuesta a las principales problemáticas socioambientales territoriales específicas y fortaleciendo las políticas públicas ambientales en todos los niveles.

Si bien, y en términos socioambientales todavía se imponen los intereses del poder concentrado por sobre los intereses colectivos, y de las organizaciones y personas que se organizan y manifiestan en defensa de los bienes comunes naturales y de la vida digna en los territorios. Si bien quedan deudas pendientes pero firmes en la discusión pública como el debate sobre la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección de Humedales a pesar de haber dejado atrás un año en que se incendiaron los humedales a lo largo del país y frente a los ojos de todos los argentinos y las argentinas. Si bien, todavía es una deuda la Ley de Acceso a la Tierra para que -como expresa Filardi desde la Plataforma Socioambiental- “la agricultura familiar, campesina, indigena pueda tener condiciones seguras de la tierra en la que habita, trabaja y produce los verdaderos alimentos que llegan a nuestras mesas”. Puede advertirse ya un aumento de la agroecología en nuestro país, habiendo una movilización muy creciente con la necesidad de discutir otro modelo en nuestro país.

Es cierto que la tarea no es sencilla. La deconstrucción y modificación de los modelos vigentes para transicionar a modelos armónicos socioambientales es menester atender a las demandas del contexto. Principalmente, demanda que los ciudadanos modifiquen sus patrones de consumo: descartar menos, reutilizar más, comprar local. Para eso todos y todas deben poder acceder a los dispositivos necesarios que lo hagan posible en su vida cotidiana. En tanto que el sector empresarial debe avanzar en la misma dirección, por convicción propia, de los consumidores/usuarios o del Estado para avanzar hacia modelos productivos más limpios. Y por otro lado el Estado debe ser capaz de reorientar los patrones de oferta y demanda de bienes y servicios mediante inversiones y fomentos positivos y alcanzar acuerdos socio políticos de mediano y largo plazo, que sean más que agendas.


Pero el mayor desafío para el ambientalismo dentro de una organización política es el de construir las condiciones para que las propuestas, las acciones y las transformaciones se puedan traducir en alternativas, políticas y horizontes comunes que se hagan realidades efectivas en los territorios. El ambientalismo o socioambientalismo de perspectiva popular, no solo se opone al ambientalismo liberal o -bien conocido como- “greenwashing” que se mueve en los márgenes de los intereses del poder económico concentrado, sino que también debe influir en las grandes decisiones, construir poder popular, ampliar las discusiones y no perderse en el camino del posibilismo

El principal desafío es que hoy es que, pese a permanecer altamente dependientes de modelos extractivos impuestos en nuestros territorios como fuente de divisas (con consecuencias devastadoras para nuestros territorios) ser conscientes de que en cada una de las dimensiones hay salidas posibles, que implican modificar las formas de consumo, de producción y de trazar políticas.