El dólar volvió a tomar impulso y se posiciona cerca del promedio superior de la banda de flotación establecida por el Banco Central, una señal de alarma en medio de un contexto económico marcado por la recesión y la incertidumbre. Según fuentes del mercado, el tipo de cambio informal y los financieros muestran un repunte sostenido que presiona sobre el sistema cambiario y alimenta las expectativas devaluatorias.
El valor del dólar blue superó los $1.190, mientras que los tipos de cambio financieros como el MEP y el contado con liquidación también registraron subas considerables. Esta dinámica responde, en parte, a la salida de inversores de instrumentos en pesos, la caída en la demanda de deuda del Tesoro y la desconfianza sobre la capacidad del Gobierno para sostener el equilibrio macroeconómico.
Desde el oficialismo, por ahora, se insiste en que la banda de flotación es lo suficientemente amplia como para contener estas oscilaciones sin necesidad de intervenir. El ministro de Economía, Luis Caputo, reiteró que se trata de “fluctuaciones esperables” en un esquema de libre mercado con supervisión, y que el equipo económico mantiene su estrategia fiscal y monetaria sin cambios.
Sin embargo, analistas advierten que, de persistir la tendencia, el Ejecutivo podría verse forzado a acelerar la devaluación o aplicar medidas complementarias para evitar una corrida. El antecedente inmediato de la disparada de marzo aún resuena en el humor de los agentes financieros.
El panorama se complica además por la caída en las reservas, el freno a la liquidación del agro y la ausencia de nuevas señales desde el Fondo Monetario Internacional. En este escenario, el dólar se consolida como el termómetro principal del malestar económico y la volatilidad que atraviesa la gestión de Javier Milei.