En medio de debates sobre la gestión del fútbol xeneize, los resultados conseguidos desde la asunción de Juan Román Riquelme como vicepresidente y luego presidente dejan en claro que su etapa está lejos de ser una mala administración. Cabe recordar que tras la gloria continental de fines de los ’70, Boca vivió casi una década sin levantar títulos nacionales ni internacionales. Entre múltiples cambios de entrenador y crisis institucional, apenas se gritó campeón en el Metropolitano 1981, sufriendo en la mayoría de los torneos puestos rezagados y goleadas históricas. La situación se dio entre las gestiones de Alberto J. Armando (1960-1980) y Martín Noel (1981-1983).
Asimismo, en 1994 tuvo su peor promedio. En aquella campaña, a cargo de Antonio Alegre, el equipo xeneize registró su récord de derrotas (20 en 58 partidos), con un 34,5 % de caídas, superando incluso crisis previas y marcando un punto bajo en el rendimiento futbolístico.
Frente a esos antecedentes, la llegada de Riquelme como vicepresidente en diciembre de 2019 y luego como presidente a fines de 2023 inauguró un ciclo de éxitos locales: seis títulos oficiales en la Liga Argentina: Superliga 2019/20, Copa Diego Maradona 2020, Copa Argentina 2021, Copa de la Liga y Liga Profesional 2022, y Supercopa 2022. En el plano continental, el equipo recuperó protagonismo al volver a una final de Copa Libertadores en 2023 después de ocho años y sumar semifinales (2020) y cuartos de final en ediciones anteriores.
Pese a esta situación, Boca ha perdido en instancias decisivas cosechando además este 2025 sin Libertadores.