El presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, oficializó este martes una nueva escalada proteccionista al firmar una orden ejecutiva que duplica los aranceles al acero y al aluminio importado, que los eleva del 25% al 50%. La medida ya está en vigor y apunta a proteger la producción local frente a lo que considera “dumping” extranjero.
El nuevo arancel, según argumentó Trump en la proclama, permitirá “combatir con mayor eficacia a los países extranjeros que continúan descargando excedentes a bajo precio”, lo cual “socava la competitividad” de la industria siderúrgica y del aluminio de EE.UU. “Es una cuestión de seguridad nacional”, enfatizó.
El anuncio llega tras una visita del magnate a trabajadores del acero en Pensilvania, donde prometió que la decisión garantizará el futuro del sector. “Esto protegerá aún más la industria del acero en Estados Unidos”, dijo en la planta Mon Valley Works–Irvin de U.S. Steel, donde también habló de una alianza con la japonesa Nippon Steel.
La medida excluye, al menos por ahora, al Reino Unido, único país que mantiene un acuerdo comercial preliminar con Estados Unidos. Las importaciones británicas seguirán gravadas al 25% hasta el 9 de julio, aunque no representan un volumen significativo en el comercio de metales con Washington.
Críticos de la medida alertan por las posibles represalias internacionales, el encarecimiento de productos como autos o envases, y el impacto negativo en fabricantes estadounidenses que dependen de materia prima importada. Sin embargo, Trump insiste en que el costo vale la pena para revitalizar la industria nacional.
El aumento arancelario es el segundo en pocos meses: en marzo se habían eliminado exenciones y subido tasas del 10% al 25%. Con esta nueva acción, Trump busca consolidar su perfil proteccionista en plena campaña electoral, apelando a sectores industriales que fueron clave en su base electoral.