El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, ordenó este martes la Operación Contención contra el Comando Vermelho, movilizando 2.500 policías y militares, la cual, terminó con un saldo de aproximadamente 120 muertos, entre los que se hallan criminales pero también civiles que quedaron atrapados en el fuego cruzado. “Son terroristas”, afirmó Castro, justificando la fuerza desplegada en barrios populares donde el narcotráfico mantiene fuerte presencia.
Helicópteros, drones y vehículos blindados recorrieron las favelas de Alemão y Penha desde primera hora de la mañana. Los miembros del Comando Vermelho respondieron con armas pesadas y granadas.
Además de las víctimas fatales, se registraron un total de 90 arrestados, incluidos presuntos traficantes procedentes del nordeste y la región amazónica, según informó la policía estadual. Las calles fueron bloqueadas con neumáticos y piedras para frenar el avance de los “caveirões”, vehículos blindados de la fuerza policial.
Vecinos relataron que desde sus viviendas fueron testigos del caos: “De un lado nos amenazan los delincuentes, del otro los policías entran en las casas y agreden”, trascendió a través de un medio local. Las escuelas y comercios permanecieron cerrados y varias avenidas de la ciudad se vieron afectadas por bloqueos y retrasos en el tránsito.
La operación se enmarca en un contexto de tensión política y mediática. El gobernador Castro solicitó apoyo de las Fuerzas Armadas y defendió el uso de todo el poder de fuego del Estado,
mientras que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en viaje de retorno a Brasil, convocó a una reunión de urgencia con su gabinete para evaluar la crisis.
La intervención también refleja la influencia del expresidente Jair Bolsonaro y su familia en la seguridad del estado. Su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, había propuesto semanas atrás que los narcos sean tratados como terroristas y combativos por las Fuerzas Armadas, incluso sugiriendo apoyo internacional. El operativo confirma que estas líneas de acción fueron adoptadas como estrategia en Río de Janeiro.