La filosofía política más importante de la República Argentina cumple 65 años. Fue en 1949 cuando
Juan Domingo Perón cerrara el
Primer Congreso Nacional de Filosofía con la exposición de lo que sería la base filosófica de su proyecto político:
La Comunidad Organizada. Entre algunos pasajes podemos leer lo siguiente: “La vida que se acumula en las grandes ciudades nos ofrece con desoladora frecuencia el espectáculo de ese peligro al que unos cerebros despiertos han dado el terrorífico nombre de
“insectificación”.
Estamos embarcados en una fascinación por la tecnología y el consumo que nos ha llevado a realizar ese pronóstico terrorífico. La justificación ideológica aparece siempre con el repetido argumento del desarrollo. El nuevo discurso único del
desarrollo, la mano invisible del desarrollo. ¿El desarrollo de que? ¿De la dignidad de la persona humana? ¿O de un materialismo insectificante? El desarrollismo es por lo tanto la
ideología dominante. El desarrollismo es la estrategia del capital internacional sobre nosotros, sobre nuestro suelo patrio. Debemos tener claro que no es lo mismo la industria local que la industria nacional. La industria local es la localización de una empresa extranjera que busca abaratar costos logísticos y de mano de obra en función del interés de una casa matriz transnacional.
La
industria nacional comparte la construcción de un destino de nación y su escala esta en función del mercado interno y de las necesidades populares. Estamos entonces ante un capital que logró emanciparse del Estado y son ahora empresas transnacionales las que están generando un desarrollo torcido en nuestros pueblos. El modelo de desarrollo que propugna el capital transnacional es el de la concentración urbana para así, abaratar mano de obra y también despejar de personas los territorios donde quieren instalarse. La ideología imperante es la de
Frondizi y
Frigerio, la de desarrollar Argentina con las Inversiones Extranjeras Directas que hoy los gobiernos piden con la misma desesperación con la que en los 90’ se pedía
Deuda Externa. La IED son la nueva deuda, pero en este caso la deuda no es solo monetaria sino también ambiental. Esa Inversión extranjera directa busca el lucro rápido e inmediato. El capital transnacional actúa con una voracidad tal que no le importa la cochinada que deje en suelo ajeno, ni las consecuencias socio-ambientales y sanitarias que tenga que pagar el pueblo al finalizar su extracción. Extrae el mineral valioso de nuestro suelo utilizando una tecnología de punta diseñada especialmente, no para cuidar la naturaleza, sino para extraer con rapidez el mineral bruto. Para luego irse en tren hasta el puerto privado y en barco ajeno también, se llevan nuestra riqueza.
El impacto social es el desarraigo de todos aquellos que tengan la mala suerte de vivir sobre los tesoros naturales que ansía el capital transnacional. Aquellos pueblos campesinos, criollos u originarios que viven sobre riquezas naturales deben desarraigarse a vivir en las grandes urbes del privilegio excluyente y discriminatorio.
En 1972, Juan Domingo Perón, en la
Conferencia de Ambiente de Copenhague dijo: “Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y de la necesidad de invertir de inmediato esa marcha a través de una acción mancomunada internacional.”
Necesitamos urgentemente una actualización doctrinaria de nuestros cuadros ya que claramente el peronismo tiene mas que ver con la ecología que con el desarrollismo. ¿Habrá llegado la hora del
"eco-peronismo"?
*El Licenciado Gustavo Adolfo Koenig es Titular del Seminario Integracion Latinoamericana Recursos Naturales y Modelos de Desarrollo. Además es Coordinador de la Catedra Libre 'America Latina Ahora o Nunca' y fundador del Eco-peronismo.