05.10.2015 / Entrevista exclusiva

“La provincia de Buenos Aires es una víctima de la política económica nacional”

Hernán Lacunza, encargado de diagramar la propuesta económica de María Eugenia Vidal, dialogó en exclusiva con Política Argentina sobre todo lo que rodea a la campaña bonaerense de Cambiemos.

por Franco Spinetta




El encargado de diagramar la propuesta económica de María Eugenia Vidal dialogó con Política Argentina sobre la situación económica de la provincia de Buenos Aires y sus propuestas. Aseguró que de llegar al gobierno destinarán 13 mil millones de pesos para obra pública.

Economista, ex funcionario del Banco Central y actual Gerente General del Banco Ciudad, Lacunza también aseguró que el “dólar está barato”, pero evitó hablar de una devaluación. Propone arreglar con los fondos buitre y volver a los mercados financieros.

- ¿En qué situación económica se encuentra a la provincia?

No escapa a la realidad nacional, hace cuatro años que está con el auto en la banquina y el motor recalentado. No crece, no genera empleo y la inflación es del 30%. El agravante es que la provincia tiene el 40% de la población, el 35% de la producción y gran parte de las exportaciones, que están cayendo. Es una víctima de la política macroeconómica nacional. Además, Buenos Aires ha sufridouna persistente pérdida de recursos de coparticipación.

- ¿De cuánto dinero estamos hablando?

Más de 30 mil millones de pesos por año. En 2002 recibía el 25% de los fondos coparticipables y ahora estamos en el 18%, por debajo de lo que dice la ley, que es el 21%.

- ¿Es por una decisión discrecional?

Hay mecanismos arbitrarios, como el Fondo del Conurbano. Buenos Aires es la que menos recibe de ese fondo y está congelado en 650 millones de pesos desde hace 15 años. Para el  resto de las provincias no está congelado, y algunas reciben hasta 10 veces lo que le toca a Buenos Aires, como Santa Fe o Córdoba. Es decir, se reciben 40 pesos por bonaerense, mientras que el promedio nacional es de 1800. Son mecanismos distorsivos.

- ¿Cómo repercute esto en el día a día?

Han hecho un impuestazo entre 2012 y 2013, en base a la alícuota de Ingresos Brutos y el Impuesto Inmobiliario. También se ha congelado la obra pública, es la más baja del país, menos del 3% del presupuesto. Se decidió no enfrentar a la Nación y duplicar la carga impositiva del 4,5% del producto al 9%. Por eso llueve y la provincia se inunda, es consecuencia de todo esto.

- ¿No hay un problema en la base tributaria más allá de la transferencia o no de ingresos de Nación?

Por supuesto que el sistema tiene problemas. El Gobierno Nacional no ha hecho nada en 12 años para hacerlo más progresivo, más eficiente. Se inventaron nuevos impuestos. Hay una superposición impositiva. Por ejemplo, sobre la tierra te cobra bienes personales la Nación,inmobiliario la provincia y tasas municipales.

- ¿Está medida la carga tributaria?

Para la producción está bien arriba del 40% en general. Para el campo bonaerense está estimado en un 62% de lo que se produce, es decir, el producto bruto agrícola. Es una carga muy pesada. Pero además tenemos un problema en los mecanismos de reparto, que están dislocados. Hay que generar mecanismos para que sea más equitativo. Es ridículo que una provincia que genera el 35% del producto bruto reciba apenas el 18% de lo que se recauda.

- ¿Cuáles serían las primeras medidas para revertir esa situación?

La primera medida sería destinar 13 mil millones de pesos de fondos federales para llegar al 21% de la coparticipación, con el horizonte de volver al 25% hacia el final del mandato. Ese dinero estaría destinado a obra pública enteramente. Hoy la provincia está limitada a pagar sueldos, no hay proyectos a largo plazo, y así y todo tiene déficit. Si a eso le sumamos el dinero que aportarían organismos internacionales, a quienes ya les presentamos todos los proyectos de lo que pensamos hacer en obras viales, hidrología y puertos... serían préstamos blandos, a baja tasa y plazos largos. Realmente creo que se puede hacer una revolución en infraestructura en la provincia.

- Con respecto al rol del Banco Provincia, ¿qué evaluación hace de su desempeño?

Por el estado de las cuentas de la provincia, el banco tiene sesgada su cartera hacia los bonos públicos provincial. Creo que hay que cambiarle ese sesgo, hacerlo menos fiscal dependiente y más productivo. Vamos a liberar más recursos para asistir financieramente al campo y a dar préstamos hipotecarios de viviendas para el Conurbano. El ejemplo del Banco Ciudad, que es líder en el segmento.

- ¿Mantendría el crédito Procrear?

El problema que tiene es que está subsidiado, es decir, no es gratis: alguien lo está pagando. Acá lo está pagando la Anses. No se puede preservar al mismo tiempo el ahorro de los jubilados y dar créditos subsidiados. Una de las dos cosas no está siendo cierta. La tasa está muy subsidiada y está erosionando los ahorros para pagar las futuras jubilaciones. La cuota debe ser afín a la evolución del salario promedio y también hay que hacer algo fundamental: bajar la inflación. Esto daría mucha más previsibilidad.

- ¿Cómo se logra eso?

Es importante la sintonía con las políticas económicas nacionales. Si no nos amigamos con el mundo, si no volvemos a tener crédito externo, entonces no podemos hacer ninguna obra.

- ¿No hay una discusión pendiente sobre el rol de la banca privada en todo esto? No se los puede obligar a perder plata, pero en estos años no les fue mal; así y todo no apuestan por el crédito a largo plazo. 

Es que vamos de parche en parche porque no tenemos moneda. Para tener un crédito hipotecario tenés que tener una moneda y tener una moneda es poder hacer un contrato en pesos a largo plazo y que nadie tenga miedo. Para eso tenés que tener varios años de inflación baja, estable, y sin tipo de cambio fijo. Lo demás son todos atajos. Ahora el sistema financiero está colocando el 20% de sus depósitos en préstamos con tasa máxima, regulada y subsidiada, entonces pierden plata con eso. La política pública tiene que dar certidumbre de largo plazo. En el medio podés ponerle parches, inventás el Procrear, los créditos de inversión productiva. No despegan nunca.

- ¿Cómo se logra ese peso fuerte? ¿En cuanto tiempo?

No soy pesimista. No lleva mucho tiempo. Desde el día uno hay que cambiar las reglas de juego, con la unificación cambiaria, un programa fiscal. Heredamos un déficit muy grande, pero se puede reducir gradualmente. Vamos a dejar de emitir para cubrir la brecha de exceso de gasto del sector público. Si no dejamos de emitir, la inflación no va a bajar. Tenemos cepo porque el dólar está barato. Todos los precios subieron por ascensor y el dólar subió por la escalera. Hay inflación porque emitimos; emitimos porque hay déficit fiscal y hay déficit fiscal porque hay subsidios a los ricos. Lo primero que hay que hacer es tener un programa de metas inflacionarias. El día uno se sentará el presidente, si es Mauricio Macri, con el ministro de Economía, Infraestructura, Banco Central y Trabajo. Ahí se planteará que el objetivo de inflación es tanto, vamos a hacer todo en función de eso. Ahí se convocará al sector privado, empresarios y sindicatos, y se les dirá que la mesa está servida con esos ingredientes. “Negocien salarios y precios con esa pauta”. No se va a bajar la inflación de 30 a 5 en un año, quizá en 4, pero lo importante es que sea un camino descendente y persistente. Que estén todos los brazos de la política económica coordinados, alineados. No es tan difícil, están todos los libros.

- ¿Dentro de ese esquema hay prevista una devaluación?

Yo no dije que hay que devaluar. Lo que dije es que hay que hacer un programa económico consistente. 

- Pero más allá de la palabra devaluación. En un primer momento, ese tipo decisiones, como la de unificar el tipo de cambio va a generar mucha incertidumbre. 

Hay más demanda que oferta de divisas. Hace varios años que se viene administrando la escasez. ¿Cómo se regresa al equilibrio con el tipo de cambio? Igual que como vamos a Mar del Plata: tan rápido como sea posible, tan lento como sea necesario. Si vas demasiado rápido, entrás en una carrera nominal de precios, salarios, que nadie quiere. Tenemos que tener un mercado de cambio como tienen todos los países del mundo, excepto Venezuela. Hoy la oferta está inhibida porque si no te dejo salir por esa puerta, entonces no entrás. El cepo pretende trabar la salida pero está trabando también la entrada. Esto se tiene que hacer en el marco de una política en conjunto. Coincido en que al principio se puede generar incertidumbre, pero si a mediados de año demostrás que controlaste la inflación, vas convergiendo expectativas a la baja y entonces, por ejemplo, las discusiones paritarias serán diferentes.

- En todo este marco, ¿qué importancia tienen las negociaciones con los fondos buitre?

La normalización financiera no es una elección, sino una necesidad. A ver, los fondos buitre son amorales, no hay discusión sobre eso. Son usureros. Lo que tenemos que preguntarnos es por qué tienen capacidad de daño sobre la Argentina y no sobre Uruguay, Perú, Chile... algo mal hemos hecho. El fallo de Estados Unidos dice: “a mi no me importa quién es el acreedor, usted firmó un pagaré”. Es bien categórico. Lo que tenemos que medir es cuáles son los costos de negociar versus los costos de no negociar. Con esta postura, cada dólar que le prestan a la Argentina pagamos un 10% de tasa, cuando Bolivia paga 4%. Toda esa sobretasa la pagamos todos. El discurso está muy bien para la liturgia y la barricada, pero en realidad nos hace menos ricos. Hay que resolverlo a este tema, no significa entregarse ni ser blandos. Creo que hay espacio para hacer una quita significativa y un bono a largo plazo.