18.04.2024 / Judiciales

Femicidio de Lola Chomnalez: Leonardo Sena condenado a 27 años, cuáles fueron las claves del fallo

Leonardo David "El Panadero" Sena fue condenado a 27 años y seis meses de cárcel por el asesinato de Lola Chomnalez. El desarrollo de la genetista Natalia Sandberg cruciaI para realizar las búsquedas de ADN.





A nueve años del crimen de Lola Chomnalez, la Justicia uruguaya resolvió una pena de 27 años y medio de prisión para Leonardo David Sena, 39 años, por el femicidio de la adolescente argentina de 15 años ocurrido en diciembre de 2014 en una playa Barra de Valizas, Uruguay.

El 27 de diciembre de 2014, Lola Chomnalez viajó a Barra de Valizas, en Uruguay, para pasar las vacaciones de verano en la casa de su madrina, Claudia Fernández. Al día siguiente, fueron a la playa y ella decidió salir a caminar sola, pero nunca volvió. Dos días más tarde, la adolescente argentina de 14 años fue encontrada asesinada a unos cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos. La habían asfixiado, golpeado y apuñalado con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.

Este miércoles por la tarde, la justicia uruguaya condenó a Sena a 27 años y seis meses de prisión por el femicidio de Lola. A pesar de haber sostenido su inocencia hasta el final, un innovador método de investigación -iniciado por la genetista Natalia Sandberg- reveló la prueba clave para inculparlo: un cotejo de ADN que dio positivo respecto de su sangre y la hallada en la escena del crimen. 

Su ADN fue hallado en las inmediaciones y, además, “mezclado” con el de Lola Chomnalez. En aquel entonces, su declaración se basaba en que, antes de encontrar la mochila de la adolescente y sus pertenencias, se había cortado con una botella de vidrio mientras trabajaba.

LOS DETALLES DE LA INVESTIGACIÓN

Sena fue sospechoso desde el inicio. Apodado como "el panadero", con antecedentes penales por violencia y también por violación (detenido en 2003 y 2009), fue identificado en aquel entonces en la ciudad de Chuy, en la frontera que une a Uruguay con Brasil, tras denunciar un robo. 

La Justicia ya estaba detrás de los pasos de Sena, pero no lograban encontrarlo. Algunos vecinos habían asegurado que era frecuente ver a Leonardo David Sena justo en la zona donde hallaron los restos de la adolescente. Tras la denuncia inesperada que realizó el propio Sena, el sujeto debió proporcionar sus datos personales y el paso siguiente de los investigadores consistió en allanar su vivienda. 

Como se negó a las pruebas de ADN, los agentes tomaron un cepillo de dientes y lo compararon con las muestras genéticas que la Justicia ya tenía a disposición por las manchas de sangre halladas entre las pertenencias de la víctima.

Con el caso de Lola en los medios, Natalia Sandberg, médica genetista y directora del laboratorio de Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica (DNPC) de Uruguay, se “conmovió” con el dolor de aquella familia y se dedicó al caso a tiempo completo. Finalmente ideó un método sin precedentes: el primer paso fue llevar a cabo una serie de técnicas para “desafiar” las configuraciones del software otorgado por el FBI para cotejar el ADN de los criminales registrados, cuyo objetivo inicial nunca fue realizar búsquedas de familiaridad.

En este sentido, la idea era seguir la ascendencia del material genético encontrado en la escena y “mezclarlo” con los datos registrados en el Ministerio del Interior para buscar a un familiar y luego realizar las pruebas correspondientes para comprobar si había coincidencias.

Tras un arduo trabajo de investigación junto a la Policía, se llegó a dos personas que se encontraban encarceladas y que tenían un ADN similar al encontrado en la mochila. Asimismo, se trabajó sobre la “patrilínea” -los ascendentes de la parte paterna- de uno de ellos. Pese a las expectativas, esa línea se estancó.

Hace una semana, según declaró el juez del caso Juan Giménez, se decidió investigar la parte materna de la segunda persona. Durante la pesquisa, se descubrió que su madre tenía once hijos de los cuales tres estaban detenidos, los cuales fueron descartados porque ya contaban con su registro genético en los archivos del Ministerio del Interior.

Sin embargo, gracias al innovador método de Sandberg, los investigadores apuntaron a otro de los hijos que había sido dado en adopción a los 18 días de nacimiento y que estaba registrado con otra identidad.

La mujer fue contactada por la Policía Científica y accedió a aportar una muestra de sangre de manera voluntaria, cuyo cotejo de ADN dio positivo con el que se encontró en las pertenencias de Lola. Finalmente, se lo “entrecruzó” con el de su presunta madre y las coincidencias fueron del 99,9%. El juez Giménez afirmó que dicho resultado sólo podría indicar la confirmación de la persona propietaria del ADN.

Después de casi 10 años del crimen, Leonardo David Sena fue declarado culpable y deberá pasar 27 años y seis meses en la cárcel. El abogado de la familia, Jorge Barrera, anunció la noticia a través de sus redes sociales y destacó sobre los padres de Lola: “Hoy pueden dormir con menos dolor”.